Logo Derecho - Bann

El obtuso vegetar de los lotófagos o sobre la vanidad de la vida

José Antonio Sanduvete [colaborador]

Cuenta la Odisea que los lotófagos habitaban el África Septentrional. Se alimentaban únicamente de la flor del loto y, de paso, incitaban a probarla a los extranjeros que pasaban por allí, de tal modo que éstos olvidaban su patria y su vida anterior y dejaban de lado las ganas de regresar a ellas.


No es tan trágico, en el fondo. Ulises las pasó canutas para convencer a su gente de que era necesario regresar a Ítaca, tal vez porque ni él mismo estaba muy seguro de que aquélla fuera realmente la mejor opción. Y es que olvidar la vida anterior, no regresar a la particular Ítaca que cada uno de nosotros tiene en su vida, convivir eternamente con los lotófagos y sus flores del loto es, más que una amenaza, una tentación.

Sucede que la vida, en el fondo, es un asunto más bien trivial. Nada tiene gran importancia si no queremos dársela. O elegimos buscar un hueco en la gloria, o elegimos huir de ella. En el primer caso te envidiarán; en el segundo, te rechazarán por antisocial o insolidario. El término medio, ser un resorte sin importancia, no es un objetivo en sí mismo, es la prueba del fracaso, algo así como si Ulises se hubiera pasado la vida vagando, sin lotófagos, sin amazonas, sin cíclopes, pero sin encontrar tampoco el camino de vuelta a casa.

Groucho Marx murió el 19 de septiembre de 1977. En condiciones normales había sido alguien tan reconocido en vida como para haber acaparado portadas durante semanas. Sin embargo, tres días antes había muerto un tal Elvis Presley, y eso bastó para que Groucho fuera relegado a una pequeña esquela en la sección de necrológicas.

Caprichos de la vida. La confusión era tal que si escasos días antes hubiera nacido el Anticristo hubiera pasado completamente desapercibido.

Pero si Elvis no murió en realidad, como todos dicen, la faena para Groucho fue doble. Algo así como llegar a Ítaca y encontrar a Penélope casada con otro y a Telémaco cantando en Eurovisión. Y encima dicen que el famoso epitafio de la tumba de Groucho, "perdonen que no me levante", es tan sólo una invención delirante de los creadores de leyendas urbanas.

Desde luego, uno llega a la conclusión de que casi todo es mentira y de que casi nada merece la pena. Así sí que apetece quedarse con los lotófagos...



2 comentarios:

  1. Pero, ¿qué crees que es más importante o satisfactorio, llegar finalmente a Ítaca después de tu viaje o lo que te encuentras en en ella? Si Ulises al llegar a Ítaca se encontrara a Penélope y Telémaco en ese plan que pones como ejemplo, ¿qué Ulises es el que ha regresado?

    ResponderEliminar
  2. por lo visto este tio no es da qui

    ResponderEliminar

Los Comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.

Por favor al redactar tu comentario sobre EL TEMA, cuida las formas.
No utilices 'copiar y pegar' para grandes textos, ni mayúsculas en exceso. No poner textos en el nombre. No direcciones web externas. Mejor sin abreviaturas SMS. Los comentarios pueden ser borrados (ver Advertencia Legal)
.