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La diáspora y yo

Santiago Laz [colaborador]

Desde que estuve niña en la Habana no se me puede olvidar ese pulso interno que refleja muy bien el Director de Cine Benito Zambrano, donde cada cubano muestra ese rictus de cansancio disimulado, donde los surcos de la piel erosionados por la sal del Malecón se transforman en la tez de un niño embriagado por los poemas de José Martí, cuando recuerda la revolución castrense y castrista. Desde el guajiro al capitalino, desde el Vedado a Viñales, el silencioso miedo o la admiración matizada nos invita a un Cóctel de ambigüedades con hierbabuena, mientras suena en voz baja, la música de la diáspora, Wily chirino y su:“¿Cuándo llegará”?



Son muchos los cubanos que agradecen en voz baja ser expertos en geografía a través de viejos mapas y globos de sobremesa que chirrían por su eje oxidado, el giro acaba con el freno de un dedo en el mar, en un paralelo desconocido, donde la política hace que el viaje sólo sea a través de esta bola del mundo con los nombres de las capitales en ruso.

Con fiesta se ha celebrado la decisión de la Administración Obama, aprobando la circulación sin restricciones de los cubanos en el exilio hacia Cuba, como una de las medidas aperturistas de la nueva política exterior americana, y digo fiesta, porque en ninguna guerra la metralla de dos bandos fue recibida tan alegremente. Cuba recibirá nuevas remesas de capital procedente de los Estados Unidos, un balón de oxigeno para la depauperada economía centralizada del gobierno de Raúl Castro. Los cubanos de Miami, tendrán libertad para viajar a la Isla y la oportunidad de reencontrarse con sus raíces, aún estando en ambiente hostil. Los dos gobiernos actores se disponen a participar en una pequeña Guerra fría, la pregunta es ahora: ¿a quién favorecerá más está medida? Son dos titulares diferentes: El dinero procedente de Estados Unidos aviva la Revolución o El Capitalismo aterriza en La Habana. Es como el “Dile que no” de la Rueda Cubana, una salsa en la que sobrevive feliz el oriental de Guantánamo y el Pinareño de María La Gorda, y que mezcla orgullo antillano con el deseo de los soñadores. La política, como el amor entra en este juego de seducción.

1 comentario:

  1. se nota que conoces muy bien la situacion politica en cuba y de los cubanos en el exterior,siempre he pensado que hay que hablar desde la perspectiva de los dos lados.me encanta este tipo de escritura que refleja el romaticismo de el escritor,y demuestra al mundo nuestro frescor y esa alegria latente en mi pueblo cubano,aun con todos nuestros problemas y nuestra realidad de un lado y del otro ,y al final todos somos iguales,rojos,verdes y azules. gracias x este escrito fresco y simpatico bienaventurado en estos momentos.de
    una cubana de sevilla.
    roxana urquiza icaza

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