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Enredados

Miguel Angel Bolaños [colaborador]
Imagínese que un día va tan tranquilamente por la calle tomándose un heladito o un mixto de horchatita con limón, intentando aliviar la canícula estival y pensando en las pocas vacaciones que tiene mientras todas sus amistades aún asienta sus posaderas sobre el medio metro cuadrado que les toca de playa en Benidorm.


En esas estaba cuando de repente en un panel publicitario observa con asombro una foto en la que sale usted al lado de un amigo cualquiera haciendo una barbacoa. Debajo de la foto, unos desaprensivos han escrito con graffiti cualquier improperio cachondeándose de la imagen de marras. Más abajo, más pintaditas comentando lo ridĂ­culo de su atuendo "barbacoil-veraniego". Parece ilĂłgica la situaciĂłn, ¿no? Pues bien, eso es lo que ustedes pueden sufrir si algĂşn conocido le agrega a una red social de las que proliferan tanto en los Ăşltimos tiempos y que aturde las mentes de nuestros "acnerosos" adolescentes.

No voy a negar las utilidades probadas de las redes sociales de internet. Establecen relaciones con gente que de otra forma no se conocería, potencia la comunicación en el trabajo, instaura enlaces de negocio, la información llega más rápido, pero como todo, existe un reverso tenebroso. Ese en el que la "fuerza" te atrae hacia senderos nada diáfanos y en el que tu vida privada se abre de par de par gracias a segundas y terceras personas que hacen uso equívoco de datos e imágenes que se relacionan contigo. La falta de privacidad, de seguridad, que campa en estas redes sociales (que la hay), es el principal asidero de algunos aprovechados que buscan mierda en el gran pozo de facebooks y tuentis. Los grandes desprotegidos son los más jóvenes, aquellos que despreocupados de todo y creyendo en que internet es un gran pozo de diversión (sin mirar lo bueno y lo malo que tiene), se convierten en adictos a estos sitios proporcionando, compartiendo, casi vendiendo información comprometedora.

No voy a caer en el error que han cometido otros y no pienso que la demonizaciĂłn sea la soluciĂłn a un problema que parece menor pero que tiene su enjundia. El caso del asesinato de Marta del Castillo, donde tuentis y demás han jugado su papel (chica conoce a chico problemático, chica y chico tontean por estás páginas, ambos comparten sus vidas a travĂ©s de la pantalla del pc, el drama se desencadena...), tienen que servirnos no para decir "¡facebook malo!", sino para explicar quĂ© son las redes sociales, cuáles son sus utilidades y dĂłnde están las pegas, además de para alertar a las empresas que están detrás para que extremen sus controles de acceso (por cierto, creo que Tuenti ha decidido no permitir la creaciĂłn de perfiles a menores de edad), e intensifiquen las polĂ­ticas de privacidad. Una vez "hecha la ley" seguro que se buscan las maneras de engendrar la trampa, pero pongamos el parche antes de que sangre la herida. Seguro que es mejor para todos.



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