Caronte o la mejor forma de huir

Una vez le preguntĂ© a Caronte quĂ© podĂa hacer para saber cuál era el mejor momento para huir, para desaparecer una temporada, para alejarme y cambiar de vida y de compañĂas.
"Cuando tengas que buscar cada mañana las razones para seguir vivo", me dijo, "sabrás que se aproxima el momento. Si te repugna la proximidad de otros, si parecen hablarte en idiomas desconocidos y sus argumentos no son para ti más que leves vagatelas, si acabarĂas con todos sin remordimientos y sientes la tentaciĂłn de rebanarles los sesos, entonces es que ha llegado el momento. Sal de donde te encuentres y tĂłmate el tiempo necesario para regresar".
Me alejé asintiendo con la cabeza.
Sus consejos, sin embargo, no me han servido de mucho, pues busco, desde que tengo memoria, el sentido de la vida, me repugnan los demás y sus estĂşpidas razones, y acabarĂa con todos sin dudarlo, me encuentre donde me encuentre. Caronte es un buen tipo, en cualquier caso. Tiene, si acaso, el mismo problema que yo: una tendencia casi patolĂłgica a rodearse de seres demonĂacos. ¿QuĂ© puedo hacer si llevo rebanando sesos toda la vida, en los más diversos lugares, y esa actividad, que tanto aterroriza a otros, me produce las pocas dosis de placer que me dan razones para vivir cada mañana?

Estupendo, como siempre.
ResponderEliminarAñado esta dirección, merece la pena:
http://www.elmundo.es/america/2010/01/22/noticias/1264138528.html