Elogio del optimismo o los ojos de Maca

Gustavo Torres [colaborador]

Ser optimistas es una manera de mirar la vida, es acercarte a las cosas y a los otros con la convicción de que será positivo lo que recibirás de ellos, es mirar al futuo con ojos de cosecha y con el corazón rebosante de manos. Ser optimista es ver lo bueno que nos rodea, es agradecer la magia y el milagro de la vida y difrutar con el regalo que supone un nuevo amanecer.


Me gustan las personas que te saludan como si fuesen montadas en un tiovivo y también la risa de los niños cuando nadie los mira y también aquellas personas que cuando tienen que elegir entre la tristeza y la alegría, eligen la alegría. También me gusta dormir sin calcetines (aunque ese es otro tema).

El optimismo es un naufrago que tras años de soledad y horizontes sin barcos, sigue haciendo cada atardecer una enorme hoguera sobre la orilla de su playa, el optimismo es un perdedor que no se rinde, una madre que lucha, un preso que piensa en el regalo de cumpleaños que le hará a su hija, un gato cojo que cruza raudo la autopista y un maestro que ama a sus alumnos.

El optimismo es mirar la vida con los ojos de Maca.

Maca es una niña argentina que vive en uno de los barrios más pobres de Buenos Aires. Para ella la vida es una continua feria. Se levanta temprano para ir a buscar tesoros entre los desperdicios que rodean su barrio, ella y sus hermanos ríen mietras rebuscan entre los plásticos y las latas vacías. Su hermano Polo bromea colocándose un sombrero viejo que acaba de encontrar y ella sonríe y cuando sonríe se siente como una reina a lomos de un elefante. A Maca le encanta acompañar a su madre a la carretera. Mientras su madre limpia los cristales de los coches a ambio de algunas monedas, ella le hace carantoñas o la saluda con sus manitas color café sentadita a la sombra. A veces su padre le da una vuelta por la ciudad en el carromato y mientras van recorriendo las calles, su padre le señala los escaparates o le enseña los nombres de los árboles o le tira suavemente de una de sus coletas para que sonría. A Maca su mundo le parece el más maravilloso del mundo.

Ser optimista es mirar a la vida con los ojos de Maca, es disfrutar de los tesoros que podemos encontrar entre los pliegues de nuestros días y vestir el futuro con traje de domingo.

Me gustan las personas que cuando tienen que elegir entre la tristeza o la alegría, eligen la alegría y también las personas que te saludan como si fuesen montadas en un tiovivo y me gustan las personas que miran la vida con ojos de Maca.

También me gustan las papas con mojo picón (aunque eso es otro tema).