Cortijo de Sancti Petri - Bodas, Bautizos y Comuniones

Santiago Laz [colaborador]

Gané tiempo perdiendo la razón por un romance efervescente que dejé tras la ruta de la plata, de repente me vi en el improvisado altar del famoso Punto Mágico con el oficio casamentero de un espontaneo, su hijo y una máquina de retratar. Eché un pulso a mi coherencia y me dejé absorber por ese ciclo litúrgico-material de nuestra tierra: Novia, Coche, Chalet y niño… Normal: ella era esbelta, larga belleza, rabillo del ojo borrado por la noche, una mirada que hablaba y una boca que amenazaba con comerse otro corazón de chocolate. El flequillo parecía estar hecho con una regleta con burbuja, recto como su Cleopatra. De mi sueño desperté cuando descubrí desde la primera pista que el skyline de nuestra bahía había cambiado, que nuestro fortín de navegantes y templo de sacrificios ya no se muestra desnudo de su piedra ostionera, a la cal parecía faltarle unos cuantos maceteros colgados.

Este lifting realizado por el MIARMA, Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, consiste en repellar los pasos de Aníbal, Julio Cesar o Alejandro Magno. Pero como el amor todo lo puede pensé que sería un gran escenario para esos banquetes sociales, donde mariposeamos que tenemos lo que nos falta. Entonces llamé a Sebastián, y le pregunté si podía dar una boda en el Cortijo de Sancti Petri, con el permiso de Pomponio Mela, historiador que aseguró desde el más allá que Melkart seguiría enterrado para esa fecha. En honor a nuestro Hércules y en el de los futuros esposos: un pasillo de antorchas por ese camino de Saeteras cementadas para sacrificar al amor por el matrimonio. Si con trajano el castillo de Sancti Petri era esplendoroso y los visigodos lo echaron a perder, las nupcias o las visitas germanas volverán a darle lustre con la copa de entrada brindando por el enfoscado.


Del polvorín saldrán los camareros del catering sin miedo a ser bombardeados por los franceses y desde la orilla seguiremos preguntándonos: ¿Dónde quedó el Castillo de nuestro Imaginario? Ni los ataques, ni la erosión ha podido con la idiosincrasia del templo santo, sin embargo el encalador oficial del Castillo de San Romualdo y del histórico horizonte ha borrado las arrugas de nuestro vigía, importantes para comprender que fue y que es. L os promotores, los consistorios de Chiclana y San Fernando se han centrado en el estudio de los antecedentes históricos de cara a una rehabilitación, sin contemplar el paso del tiempo o la transformación, así como el imaginario colectivo. La restauración estructural de los daños y la recuperación arqueológica eran necesarias, pero se podía haber respetado la solera ostionera del icono. Desde esta página virtual, cabe destacar la labor del reportero fotográfico de KDM Sancti Petri, autor de las fotos de un patrimonio, por el que suspiran sus desdichados enamorados sin ritual desde la orilla: esto no tiene color a pesar del blanco.