EDITORIAL - marzo 2010

Tranvía a Cádiz, un futuro muy oscuro para Chiclana.

Seis mil millones en un servicio innecesario y que traerá la ruina a muchos comercios.

El mes pasado lo presentaron el alcalde, José María Román, y la consejera de Obras Públicas y Transportes, Rosa Aguilar. Ya hemos dicho en varias ocasiones que este trazado será la ruina para muchos comerciantes y empresarios, pero es una cabezonería de nuestro regidor y aunque en contra a todo el mundo, su propio partido, PSOE, entre ellos, el tranvía irá por donde menos falta hace y por donde creará más molestias y problemas de tráfico. Y tendremos que tragárnoslo para los restos porque a un alcalde veleta se le metió en la cabeza. (FOTO: Román y Aguilar presentando el trayecto del tranvía).


Pero lo grave es que la Junta de Andalucía, la misma que lleva treinta años consintiéndolo todo a los diversos alcaldes y equipos de gobierno que hemos tenido, decenas de ilegalidades incluidas, sobre todo en urbanismo –ella es la culpable de lo sucedido con el PGOU, declarado ilegal tres veces por los tribunales, al aprobar lo que era manifiestamente una ilegalidad-, haya dicho sí a este trazado absurdo y sin sentido, que no cuenta con el beneplácito de nadie. Bueno, sí, con las federaciones vecinales afines, a las que no se les ha oído ni respirar en este asunto, ni en ningún otro con la que está cayendo.

¿Por qué ese empecinamiento? ¿Qué hay de verdad detrás de ello? ¿A quién beneficia? ¿Cómo es posible que teniendo a todos en contra hagan algo que los ciudadanos no quieren y digan que es el camino al futuro? Las palabras de Aguilar y Román sonaron a huecas.

Ni una ni otro fueron capaces de generar ese entusiasmo que se supone deberían haber transmitido a los presentes. Los autobuses van casi vacíos hacia Cádiz y con el tranvía sucederá lo mismo. Y puede que la empresa que cubre el trayecto tenga que echar a sus empleados.

Gastarse seis mil millones de pesetas en un tranvía que ni necesitamos ni va a resolver nada, y en época de crisis, es una burrada. Con ese dinero se podrían hacer muchas cosas en Chiclana o en la Bahía, urgentes, necesarias. No les ha bastado la ruina que han traído las obras en la calle Real de San Fernando sino que ahora quieren repetirlo en Chiclana.

Lo de la oficina de información suena a guasa. ¿Informar de qué? Varios afectados por el trazado han visitado las instalaciones para enterarse de asuntos que les conciernen, pero las personas que les atendieron no tenían ni idea de lo que les preguntaron. Fueron muy amables, pero no sabían nada de lo que les planteaban. Por otra parte, se han gastado un dineral en folletos, otro en repartirlos y el final de éstos ha sido el suelo o las papeleras. El interés demostrado por los chiclaneros ha sido escaso.

¿Qué pasará con la Gran Caca, ese bodrio realizado entre la Plaza de Andalucía y la Alameda del Río? Para hacer la ampliación del Puente Grande tendrán que derribar una parte. Que aprovechen y que la tiren entera. Para lo que sirve y lo asquerosa que está, mejor nada que esta mamarrachada. Ya ha quedado claro que no habrá indemnizaciones por el retraso de las obras si las hubiera, tan claro como que habrá pocos chiclaneros trabajando en las obras del tranvía.

Lo que no tiene claro Román es en qué dirección irán los vehículos por la calle Mendizábal, si hacia Cádiz o hacia Conil. Tampoco dijo dónde irán, exactamente, las cocheras del tranvía, ni quién pagará los terrenos, si el Ayuntamiento o la Junta. En definitiva, que este tranvía, cuando se inaugure, habrá dejado en el camino muchos comercios, el paro habrá aumentado con más chiclaneros sin tener qué llevarse a la boca. Y la Ronda Oeste en paños menores. ¿Hacia el futuro? Como no sea el suyo fuera de Chiclana…