LA RESPONSABILIDAD INASUMIDA

CARTAS AL PERIÓDICO
Unidos por Chiclana

A nadie se le escapa que en los pasados años de bonanza económica en Andalucía fue el boom inmobiliario el motor de esa economía. Un motor muy potente que arrastra en su marcha ingente mano de obra directa e indirecta, mueve miles de millones de euros, se movilizan las esferas que giran alrededor de la construcción: inmobiliarias, notarios, registradores, bancos, ayuntamientos, Junta de Andalucía y cómo no, constructores, especuladores y todo tipo de especímenes sin escrúpulos con el único propósito de enriquecerse rápidamente (muchas veces con dinero negro)...

... no importándoles, con sus engaños, asumir en la pobreza a una inmensa mayoría de la población, arrastrándola a una nueva forma de esclavitud: la hipoteca. Éste es el legado que nos ha dejado este tipo de economía especulativa y que tan desastrosa está siendo hasta el día de hoy y para las futuras generaciones.
Toda esta especulación da como resultado un caos urbanístico y de corrupción que salpica incluso a la administración local (de vez en cuando aparecen en la prensa alcaldes y concejales imputados en casos de corrupción urbanística), siendo más frecuente en la costa andaluza. De este caos (no digo corrupción), y pongamos como ejemplo lo que tenemos delante de nuestras narices: Chiclana, todos en más o menos medida somos culpables.

Pero es la Junta de Andalucía, administración jurídicamente responsable de velar por el cumplimiento de la ley en todo el territorio de nuestra Comunidad Autónoma, la que tiene la mayor responsabilidad. Nadie en su sano juicio puede entender que durante 30 años se haya permitido esquilmar tranquila e impunemente el patrimonio ecológico, paisajístico y urbanístico chiclanero. Esto no es una apreciación ni una opinión mía. Son hechos reales que observamos todos los días. También los observan fiscales y jueces. Ni un fiscal imputa opiniones ni un juez las admite a trámite. Para muestra, como se dice, un botón:

El 28-11-06 el juez instructor del “Caso Malaya” de Marbella, Miguel Ángel Torres, dicta un auto denegando la personación de la Junta en esta causa. Al negársela pone en su sitio al ejecutivo andaluz. “¿Ahora quieres intervenir cuando no has sabido, querido o podido hacerlo durante años a pesar de la amplitud de sus competencias en materia de urbanismo?”, le dice en el auto y llega incluso a atribuirle la condición de copartícipe a título lucrativo de los delitos urbanísticos “como beneficiario de los ingresos tributarios”, imputándole de “indirecta complicidad” en las irregularidades urbanísticas.

Lo más sorprendente del asunto es que Manuel Chaves despachó el tema tachando de subjetivos los hechos denunciados por el juez Torres, haciendo un malabarismo para bregar con los hechos desagradables: degradarlos al subjetivismo, es decir, a la simple y manejable condición de opiniones, que, como tales, valen tanto como las de sus adversarios y acabarán prevaleciendo quien mejor y más las haga circular por las terminales mediáticas. ¿Y quién será éste? Pues la Junta de Andalucía que tiene más poder mediático.

Este auto puede perfectamente extenderse a todo el territorio andaluz y por supuesto a Chiclana, donde la Junta de Andalucía es “indirectamente cómplice” de las irregularidades urbanísticas y “directa beneficiaria” (con cientos de millones de euros) mediante los ingresos tributarios.

Sólo queda un paso importante por parte de la Junta: que pase de su RESPONSABILIDAD NO ASUMIDA a una RESPONSABILIDAD ASUMIDA Y COPARTICIPE en la solución del caos urbanístico de Chiclana.

Unidos por Chiclana defenderá y luchará por esta reivindicación y está de acuerdo y asume en todos sus términos el ejemplar auto del juez Torres.