CARTA A PEPE GALVÁN

CARTAS AL PERIÓDICO
Miguel García

Estimado Pepe:
Sabes que lamento que os hayáis marchado de Izquierda Unida. Creo que en este momento, y con lo que queda por venir, las personas de izquierdas somos tan escasas como necesarias.
Como verás, he dejado pasar unos días entre vuestra carta y ésta para poder reflexionar sobre lo que decís. Como sé que te gusta el debate y la crítica, voy a darte mi opinión. Ni que decir tiene que ni es la verdad absoluta, ni pretendo que lo sea. Tan sólo es mi opinión y juego con ventaja al haber “visto la película y no haberla vivido”, así que no me pudo afectar y creo que eso me beneficia.

Sabes que en cualquier discusión, está la versión de una parte, la de la otra y en algún lugar, normalmente en medio, la verdad. Sabéis, tanto tú como José Pedro y José Antonio, que desde el primer momento he intentado dialogar “con ambas partes”.
Cuando escribo suelo escoger bien las palabras, o al menos lo intento. Estoy seguro que tú también, pero en este caso creo que no lo has conseguido: “La gran mayoría de afiliados”, según dices en tu escrito, “se dan de baja en Izquierda Unida”. Sin embargo, la mayoría es la mitad más uno, y en este caso no erais el número suficiente. Varios, muchos si quieres. Una mayoría no, y mucho menos una gran mayoría.

Hecha esta salvedad, y comprendiendo algunos de vuestros motivos, he de decirte que la promesa electoral que IU venía haciendo en 2007 era que “con sus votos, Román no sería alcalde de nuevo”. Bien, eso es una cosa y aliarse con el Partido Popular es otra muy distinta. Al menos eso creo yo.

Tanto tú como yo, sabemos que pertenecer a un partido político implica asumir algunas cosas cruciales: Mayorías dentro del partido, jerarquía si se trata de un partido regional o nacional y discreción.

¿Qué te quiero decir con esto? Muy sencillo:

1. Lo que decida la mayoría del partido es lo que se debe de acatar y defender. Si hubieseis sido capaces, unos y otros, de poneros de acuerdo otro gallo cantaría. Es muy fácil llenarse la boca de palabras demagógicas, a sabiendas que existen condicionantes en una política que no nos gusta. Es la que hay y hay que cambiarla, pero ya existían esos condicionantes cuando se hizo la campaña de 2007. Lo que no vale es cambiarlas cuando interesa.

2. Que a veces los pactos por la Diputación o por la Junta conllevan disgustos en la política local, por supuesto. Eso era así y sabes que así seguirá siendo. En cualquier caso, si no fuisteis capaces de convencer al provincial, fue por falta de interés, de argumentos o por falta de diálogo. Una vez más, un fracaso de ambas partes.

3. Discreción: Los trapos sucios se lavan en casa. Se puede estar en completo desacuerdo con los órganos de dirección de un partido (se forma una mayoría y se sustituyen), con las instancias superiores (se eleva una queja a instancias superiores o se da uno de baja), o con quien sea. Pero el debate ha de ser interno. Acudir a los medios no es nada aconsejable, a no ser que se quiera dar publicidad al asunto, cosa que nunca es buena. A río revuelto, ganancias de pescadores. Y la derecha, PP y medio PSOE, saben bien cómo pescar.

Si desde 2007 hasta hace unos días las asambleas se hubiesen convocado en tiempo y forma, por ambos “sectores”, se hubiese ido con la verdad por delante y hubieseis estado por buscar una solución en base a la ideología, no en base a las personas, Izquierda Unida no habría sufrido lo que ha tenido que sufrir.

El ejemplo vuelve a estar vigente: Todo el mundo habla de los candidatos pero no de las ideas que los mueven y que guiarán las políticas a desarrollar. Para mí eso es lo interesante, no el número uno de la lista electoral, ni el dos, ni el veinticinco. Difícil hablar de ideología de izquierdas habiendo pactado con los populares. Si ya es difícil hacerlo pactando con este PSOE cada vez más conservador, con el PP ni se me ocurre.

Por último, Pepe, espero que coincidamos muchas veces defendiendo ideas de progreso, de izquierdas, que sean capaces de hacer ver al resto de ciudadanos que hay otra manera de hacer política, centrada en las ideas y no en los candidatos, basadas en el incremento y el reparto de la riqueza entre todos, donde los empresarios puedan ganar dinero pero no a costa de los trabajadores, donde los trabajadores ayuden a que su empresa mejore, puesto que su empresa les valora adecuadamente, donde los servicios que se prestan en la ciudad son públicos, contenidos en el gasto, racionales en su aplicación.

Donde la participación ciudadana en la elaboración de presupuestos, de proyectos y en la vida política sea una realidad y no meros fuegos de artificio y palabrería preelectoral. Una política ciudadana donde el eje y el motor de todo deben ser los ciudadanos y no las ambiciones personales. En todos estos casos, Pepe, cuenta conmigo.

Ya sólo decirte que, aunque algunos emprendáis una nueva aventura, otros volvemos a tomar un tren que nunca debió pararse. Izquierda Unida no está muerta como dices. Sé que es una frase hecha y no un deseo por tu parte de que así sea. Seremos otras personas las que intentaremos, con trabajo e ilusión, demostrar que su programa y sus ideas siguen siendo necesarias.

Nadie es Izquierda Unida, ni los que os habéis marchado, ni los que estamos ahora, ni los que estarán. IU son unas siglas que representan a unos ideales, que por mucho que se distancien de lo que hace el Sr. Román, jamás permitirán que se pacte con la derecha. Ya te digo que siendo consciente que IU no gobernará, me gustaría que el PSOE volviese a ganar las elecciones y que necesitara de IU para gobernar. Ley a ley, propuesta a propuesta volveríamos a hablar de democracia, de proyectos sociales, de economía sostenible. Política a diario, no un acuerdo cuatro años. Eso es lo que me gustaría a mí. Eso es lo que pudisteis hacer y no hicisteis.
Te deseo, de corazón, lo mejor para tu nueva andadura.

Saludos, Miguel García

PD: Silvia, por favor, no creas que te he menospreciado al no dirigirme a ti. Sencillamente he hablado con Pepe mucho más que contigo y lo conozco, creo, bastante mejor que a ti.