Paco Ibáñez nos acercó los poetas más emblemáticos a través de sus canciones

El concierto congregó varios cientos de personas, y en la charla-coloquio del día anterior también se llenó la sala

El cantautor Paco Ibáñez estuvo dos días en nuestra ciudad, en los que dio una charla coloquio y un recital con las canciones más representativas de su larga carrera y de los poetas españoles a los que ha musicado desde hace cincuenta años. Mucho público en ambos actos, en los que demostró el por qué de su importancia en la música y en la lucha por las libertades.

El “Encuentro con...”, que se celebró el jueves en la Casa de Cultura, Paco Ibáñez habló de su vida tanto en el exilio como en los diferentes lugares donde vivió como el País Vasco o París. Recordó a los que todavía quedan en las cunetas, citando los ejemplos de Rusia, Alemania, Chile, Italia o Argentina, donde han juzgado a los asesinos como Stalin, nazis, Pinochet o Videla “y a Castro lo harán, pero aquí los fachas salen hasta en televisión”.

Dijo que el dinero es el dios que nos guía, “y la culpa es de los yanquis, el dinero es el único sentimiento y nos está llevando a la pérdida de nuestros valores”. Contó su llegada a París y que al escuchar un cantante francés lo que pensó es que parecía un mono por la forma de interpretar. Después ese cantante seria su referencia. El artista era George Brassens: “Al final me dije que el mono era yo”.

Más que una charla fue un coloquio, en el que los asistentes le preguntaron un poco de todo. Sobre qué poetas le había sido más fácil ponerle música Ibáñez respondió que Lorca, Goytisolo y Alberti. Con su guitarra interpretó algunas pinceladas de canciones sobre poemas de Jorge Manrique entre otros.

Fue contundente con los que lucharon en el mayo del 68: “Son los mayores traidores”. Se manifestó alérgico a la televisión y a muchos de los periódicos, asegurando que “la sociedad actual es un dramón, que ha bajado a cotas muy bajas”. Así mismo, calificó la huelga general de hace unas semanas de “huelga doméstica”. Cerró la charla coloquio con un fragmento de “Palabras para Julia”, que fue también con la que terminó su concierto al día siguiente, tras dos horas sobre el escenario.

NOSTÁLGICO CONCIERTO

El “Teatro Moderno” registró una gran entrada con gente que vino de varios lugares de la provincia, que no quisieron perderse una oportunidad única de asistir a uno de los conciertos que siempre se guardan en la memoria. Y no salieron defraudados. El cantautor valenciano, contrariamente a lo anunciado, no interpretó sólo canciones de poemas del poeta Miguel Hernández.

Abrió con “Coplas por la muerte de mi padre” de Manrique, siguiendo con Luis de Góngora y Quevedo (“Es amarga la verdad”). Entre canción y canción nos fue deleitando con sus reflexiones de la vida, del pasado y del presente, asegurando que “seguimos siendo un país surrealista”. No le falta razón.

Señaló que las rosas ya no huelen y les han quitado las espinas, deformando la realidad, acusando a sus compradores de ser los culpables, ya que si no las adquirieran obligarían a que éstas fueran naturales.

Cantó sendas canciones en vasco y gallego, así como tres de Alberti, “Nocturno”, “Balada del que nunca fue a Granada” y “Muelle del reloj”. No faltaron otros temas de su extensísimo repertorio, entre ellos “Andaluces de Jaén”, de Miguel Hernández.

Fue un concierto entrañable, cargado de recuerdos del ayer, de otros tiempos en los que la lucha por la libertad era el objetivo prioritario, aunque después de casi cuarenta años de democracia todavía hay muchas cosas que conquistar.