Logo Derecho - Bann

Identidades

José Antonio Sanduvete [colaborador]

- ¿Y si suplantara la identidad de otro? - me preguntaron el otro dĂ­a. - SĂ­, la de un muerto, por ejemplo... no quiero ponerme en plan macabro, no hablo de asesinar a alguien y hacerse pasar por Ă©l... reconozco que serĂ­a divertido, pero esa es otra historia... hablo de tomar la personalidad de otro, no sĂłlo su nombre, su situaciĂłn econĂłmica o sus relaciones sociales, sino su forma de pensar o de actuar, recogerlo todo como en una herencia y cambiar de vida, cambiar totalmente.
- Estás loco, contesté. Para empezar, uno no vive aislado de su entorno e irreconocible, no puedes engañar a los más próximos, los que vieron al muerto, por ejemplo, los que convivieron con él durante tanto tiempo.

- Pienso que no estarĂ­a mal del todo. Nadie quiere que mueran sus conocidos, serĂ­a como encontrar sustitutos, como prolongar la vida del muerto, recuerda, uno hereda incluso sus cualidades... imagina, "vidas a la carta", en el periĂłdico anunciando algo asĂ­ como: "hoy tenemos diez vidas disponibles: un abogado psicĂłtico, un mĂ©dico millonario, un agricultor con familia numerosa...". Quiero decir que uno podrĂ­a renunciar a su vida si quisiera y quedarse con las vidas que otros han dejado libres. Suena bien, ¿verdad?
- Suena genial, pero no es factible. Lamento decirte que, en el momento en el que cambies de vida, habrás puesto la semilla para volver a ser tú mismo. No puedes traicionarte a ti mismo tratando de ser como sería otro todo el tiempo. Tarde o temprano apareces y, entonces, se acabó el cuento de la vida suplantada. Llegará el momento en el que el abogado, el médico o el agricultor tengan que tomar decisiones, y entonces serás tú, y no ellos, quien las tome.
Y ahí quedó la cosa, me asintieron y noté a mi alrededor cierta decepción, como de cuento de hadas que se acaba. Pero es que no hay nada que hacer. Por más que vivas una vida que no es la tuya, siempre terminas apareciendo. De hecho, para ello no hace falta suplantar a otro. Yo me suplanto a mí mismo todos los días. Es un papel que tengo preparado con exhaustividad. Tengo varios personajes, en realidad, de modo que los elijo en función de mi estado de ánimo o de mi entorno. Igual da. No hay ningún personaje que merezca la pena más que otro. Tampoco tengo interés en los personajes que representan otros. Suplantar una vida no supone aliciente alguno. En conclusión, creo que la culpa no es de los personajes.
Se trata de la obra que se representa en el teatro del mundo, que es, de principio a fin, un ejemplo claro de cĂłmo no se deben hacer las cosas...





No hay comentarios

Los Comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.

Por favor al redactar tu comentario sobre EL TEMA, cuida las formas.
No utilices 'copiar y pegar' para grandes textos, ni mayĂşsculas en exceso. No poner textos en el nombre. No direcciones web externas. Mejor sin abreviaturas SMS. Los comentarios pueden ser borrados (ver Advertencia Legal)
.