UNA CUESTIÓN DE IMAGEN

Hace unos meses un periodista de The Guardian se preguntaba por qué empresas españolas que triunfan en otros países, suscribiendo contratos provechosos y ampliando sus líneas de negocio, son incapaces de generar empleo en cantidad y con calidad en España. Ponían los ejemplos de Gamesa o Indra, puntales en los campos de las energías alternativas y la computación, pero que al parecer tienen mejor “marca” más allá de los Pirineos.

El pero que se le puede encontrar a esta internacionalización de empresas de nuestro país es doble. Primero, ha llegado tarde. A finales de los 90 y sobre todo en la década pasada, es cuando marcas como Zara (compañía que está presente en los principales mercados mundiales, incluidos los más apetitosos, los de los países con economías emergentes), lanzan sus redes hacia clientes potenciales más allá de nuestras fronteras. Lo que en otros ámbitos se hizo 20 o 30 años antes, en España hubo que esperar demasiado, y eso cuando la competencia es feroz, no es buena noticia.
Por otro lado, siendo buena propaganda la que de España se hace a través de estas marcas, la imagen que queda del país en otras esferas es el del 20 por ciento de paro, las sospechas sobre un rescate financiero, una cultura subordinada a un ladrillo “mortal”, y pocos recursos para confiar en el despegue del crecimiento económico. Está claro que lo que en otros países funcionan (la identificación de cultura empresarial con el carácter de un país), en España no nos suena demasiado.
Foto: viajes.net
Pienso sinceramente que España puede valer más, pero hay que hacer algo,¿no le parece?
ResponderEliminarUn saludo
isfan