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Al salir del cine: EL USO DEL PODER (J. Edgar)

César Bardés [colaborador].-

Cuando se manejan los hilos del poder durante muchos años, no se atienden a razones tan simples como la ética, la moralidad, la libertad y el servicio público. La experiencia siempre ha dictado la máxima de que los años fijan los resortes de la conveniencia, del desprecio hacia los valores no compartidos, del patriotismo como excusa, de la nada detrás de la oscuridad. Una vida personal bien vale la monstruosidad del chantaje y de la periódica demostración de que la única conducta posible es la del que realmente utiliza el pensamiento como arma para un fascismo siempre justificado.

No importa si por el camino se sacrifican normas que no se permiten a otros, si el cariño de alguien que ama es tan prescindible como todo lo demás, si la insidia contra quienes tienen razón no deja de ser una sospecha de la subversión. El poder hay que ejercerlo en las sombras. No tiene sentido darle forma fuera de ellas. Toda verdad lleva una mentira aparejada. Todo acto tiene una excusa envuelta en una bandera. La intención por encima de los medios. Los medios por encima del fin.

La vida de John Edgar Hoover aparece retratada por Clint Eastwood con demasiados rasgos por rellenar a pesar de la evidente denuncia de un hombre que poseía tantos recursos para ejercitar el poder que su vida se confundió con su deber. No vale cualquier acción ilegal para mantener la legalidad. Eso no es jugar limpio con la democracia y más si la posición resulta privilegiada para hurgar en los rincones más sucios de la vida pública. Proteger y servir son sólo dos palabras bonitas que quedan enmarcadas en unos dorados principios que se traicionan desde las mismas entrañas del Estado. Más que nada porque no se duda en dejar absolutamente de lado la propia vida del que más manda para tener controladas las vidas de los demás.



Leonardo di Caprio está muy bien en su papel de Dios burócrata armado, usuario del poder que se le confiere con la auto justificación preparada de antemano. Resulta impulsivo en su juventud, siniestro en su madurez y confundido en su ancianidad porque el poder para él ya es una ramera que no es muy limpia y no tiene sábanas llenas de sueños. Sobre todo porque encarna al hombre encargado de tenerlos controlados.
Lo malo de todo esto es que la historia del mítico director del F.B.I. deja demasiado fríos a los que desean un acercamiento esclarecedor a una de las figuras más siniestras del entramado del poder estadounidense. Eastwood no apuesta fuerte por la historia, se decanta por una estructura algo confusa y define todo el argumento en episodios que marcaron una época sin profundizar con intensidad en razones, reacciones y juicios. No tiene miedo en mostrar las tremendas contradicciones de un hombre que exigía una rectitud que, tras ideales presuntamente razonables, escondía un fascismo beligerante que jamás reconocía como tal pero no es capaz de dar al personaje dimensión y volumen porque, en el fondo, cree que fue un individuo equivocado, engañado de sí mismo y perfectamente convencido de que estaba haciendo lo correcto, lo mejor y lo indiscutible.

Y es que los oídos del Estado se pueden encontrar en todas partes. El último deseo de aquellos que manejan el verdadero poder es el control de sus semejantes en sus más mínimos actos. Tal vez, la acumulación de tantas atribuciones lleva a hacerles pensar que están muy cerca de convertirse en dioses de la manipulación descarada, del libelo arrasador, de la infamia institucionalizada, de la culpabilidad construida en falso y de la imagen heroica del defensor de unos valores que no son mayoritarios pero que son presentados como ejemplos de nobleza.

Las palabras, a menudo, son tan traidoras que son capaces de camuflar el auténtico peligro que se adivina tras la recogida de la exhaustiva información sobre la ciudadanía. Es la voz que sale de la mueca grotesca y desfigurada del fascismo que quiere parecer democracia.

6 comentarios:

  1. Creo que ésta puede ser una de las peores películas de Clint Eastwood. Lenta, profundamente justificadora en esencia de este siniestro personaje, esta película se aleja de la poesía de los puentes de Madison o del altruísmo fanático de Gran Torino. No sé si se trata de una película de encargo, pero aburrir al público con una película como ésta, desdice la maestría y el buen hacer de este director de cine. Me quedo, para olvidar el mal sabor de boca de este film, con el genial Clint Eastwood de Sin Perdón en la que, en un personaje tan siniestro como el protagonista, a quien encarna él mismo,es capaz de hacernos ver un atisbo de respeto y piedad, y frases tan contundentes como ésta:"Cuando se mata a un hombre, se le quita todo lo que tiene y todo lo que podría llegar a tener" Sublime.

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  2. Por supuesto que Clint Eastwood tiene pelĂ­culas mejores, mucho mejores. No sĂłlo "Sin perdĂłn", sino tambiĂ©n "Bird", "Cazador blanco, corazĂłn negro", "Medianoche en el jardĂ­n del bien y del mal", "Mystic River", "Million Dollar Baby", "Cartas desde Iwo Jima"...¿Por una pelĂ­cula vamos a desdecir a un director? Vaya, entonces vamos a desdecir a John Ford, a Howard Hawks, a Billy Wilder (que tambiĂ©n hizo pelĂ­culas malas), a Alfred Hitchcock, a George Cukor y a Fritz Lang. Todos ellos hicieron pelĂ­culas malas. Y tampoco creo que Eastwood quiera justificar a Hoover. No deja de mostrarlo en todo momento como un autĂ©ntico cerdo (ahĂ­ está su relaciĂłn con Clyde Tolson en la que sĂłlo ama uno de ellos mientras que el otro sĂłlo le quiere como apoyo pero para nada más). Lo que se le puede reprochar a Eastwood en su visiĂłn es que no sea descarnado, que no vaya hasta el fondo y nos muestre al monstruo. Y, por supuesto, el desperdicio de una historia que tenĂ­a suficiente material para ser, como mĂ­nimo, buena.
    Lo que le ha pasado a Eastwood es lo que les pasa a todos los grandes directores. Cuando llegan a determinada edad, su estilo parece cansino, roto, algo desangelado y Eastwood parece que ya ha llegado al final. Sólo Mankiewicz y Cukor llegaron con una última película notable. Los demás cerraron sus carreras con películas que denotaban que, aunque les encantaba el cine, simplemente ya no tenían fuerza para contar historias.

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  3. Me parecen ambas explciaciones muy correctas.Cuando la vea opinarĂ©. Y ya seremos tres.A mĂ­, Clint me gusta hasta durmiendo, por lo que creo que esta peli me encantará.A pesar de los pesares.¿QuiĂ©n le iba a decir a aquel vaquero desgarbado que participĂł en pelĂ­culas de segunda del oeste en AlmerĂ­a que llegarĂ­a a ser uno de los más grandes de la historia del cine?

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  4. Pues sí, estoy totalmente de acuerdo. Eastwood no es ningún genio, es un hombre que ha aprendido el talento haciendo películas. Personalmente ha sido un director que me ha interesado poquísimo hasta que hizo "El jinete pálido" y ahí ya le vi cosas muy, muy buenas. A partir de ese momento, Eastwood ha escrito su nombre con letras de oro en la historia del cine y, creo, es el último de los cineastas clásicos. Que haga una película que está por debajo de lo que nos tiene acostumbrados no hace que sea un nombre a olvidar, ni mucho menos. El espíritu de John Ford está ahí mismo, sobre él. Y él supo aprender y asimilar esa manera de hacer cine.

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  5. Pues a mí me gustó desde la primera que dirigió, Escalofrío en la noche, que por cierto años más tarde se hizo una copia con el Douglas y la Close, cambiando las situaciones pero contandonos la misma historia. Una cosa parecida a lo de Caza salvaje, con Lee Marvin y Bronson y el primer Rambo. Además, Caza salvaje estaba basado en un hecho real, aunque lo de Satallone era clavaita la historia. Solo faltaron los actores pa cntarnos lo mismo.

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  6. "Escalofrío en la noche" para mí es un ejercicio aplicado. No está todavía el Eastwood sugerente y magistral. Se nota mucho que está probando a ver cómo se maneja la cámara y cómo se cuentan las cosas. Pero no me digas que el Eastwood de "Bronco Billy"...el de "El aventurero de la medianoche"...el de "Impacto súbito"...el rollazo de "Primavera en otoño"...el terriblemente malo de "Ruta suicida"...Vale que tiene otros ejercicios aplicados como "Infierno de cobardes" (por cierto, primera versión de otra que se hizo años después con Clint Eastwood y dirigida por Clint Eastwood como ésta..."El jinete pálido") e incluso ese cineasta que hace películas totalmente prescindibles como "El sargento de hierro"...Sigo creyendo que su primer aldabonazo de talento lo da con "El jinete pálido" que me parece ya una película notable...con "Bird" se va al sobresaliente. De todas formas, cada vez es más frecuente que todo sea versión de algo. Aún estoy esperando una historia de amor que sea diferente al "Breve encuentro" de David Lean que es del 45.
    Gracias a todos por la opiniĂłn. AsĂ­ es como se ensanchan miradas.

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