Antonio Gautier se compromete ante José María Román y Cándida Verdier a pagar a los 180 trabajadores el próximo viernes

Hoy finalizaba la última fecha dada para abonar la deuda que mantiene por los trabajos de arreglo de carreteras.-

El esperpento de Antonio Gautier, presidente de la Fundación “Caminar”, ha tenido esta mañana otro episodio. Hoy miércoles finalizaba el plazo dado la semana pasada para abonar la deuda que mantiene con 180 trabajadores a los que contrató para limpiar diversos caminos del municipio alegando que la Junta de Andalucía se lo había encomendado, lo que ésta ha negado. Esta mañana, en la puerta de la Casa del Pueblo, donde José María Román hablaba con estos afectados, Gautier prometió pagarles el próximo viernes ante el exalcalde y Cándida Verdier, también presente.

La desfachatez de Antonio Gautier ya está llegando a unos límites tan grandes que ya no se sabe qué hacer o decir cuando da una nueva fecha para pagar lo que debe a las 180 personas que contrató, no se sabe por encargo de quién, para limpiar las cunetas de diversas carreteras chiclaneras.

Hoy finalizaba el último plazo dado por éste para abonar dicha deuda, plazo que, como era previsible, no ha cumplido. El banco o caja donde dice que pagará es un lugar de peregrinación diaria de estos operarios que esperan como agua de mayo ese dinero para poder vivir, dinero que no llega. Los talones siguen acumulando sellos del banco diciendo que no tiene fondos y en la inspección de Trabajo las denuncias contra Gautier aumentan cada día.

Esta mañana, como cada día, decenas de personas se concentraron frente a la Casa del Pueblo en espera de que Gautier les pagara o dijera algo. Alrededor de la 1 de la tarde, José María Román y Cándida Verdier iban a dar una rueda de prensa en la sede del PSOE cuando fueron interpelados por un grupo de estos trabajadores. Reseñar que el exalcalde siempre que estas personas le piden ayuda se quita el mochuelo de encima, llegando a negar incluso que Gautier sea de su partido.

Estaba dialogando con los afectados cuando apareció en su silla de ruedas Antonio Gautier, que pasó al lado de los concentrados, pero que no se paró ante ellos, siguiendo hacia la sede de la Asociación de Minusválidos “Virgen del Carmen”, siendo increpado por éstos, pidiéndole que diera la cara y llamándole sinvergüenza, además de recriminarle sus engaños.

EL VIERNES, NUEVA FECHA DE PAGO

Ante esto, Gautier frenó su huída y se acercó al grupo, manifestando que él no hablaba con ellos en la calle, frente a los políticos y este medio, que él hablaba en la sede. Román, su valedor hasta que ha saltado este escándalo, se acercó hasta él para decirle que esos trabajadores tenían un grave problema, dejándole Gautier con la palabra en la boca y retomando el camino hacia “Virgen del Carmen”.

Uno de los trabajadores le espetó que diera la cara y regresó. Fue entonces cuando dijo, después de criticar a este medio que aireara el problema, que “el viernes os pagaré lo que os debo”. Como testigos estaban, además de los afectados, Román, Verdier, PUENTE CHICO y otro miembro de la ejecutiva del PSOE.

La respuesta de los engañados fue dura, diciéndole que no mintiera más, que no se creían lo que les decía y que ya estaba bien de engañarles dándoles cada vez una fecha distinta para solucionar el problema, además de algunos abucheos. Las caras de Román y Verdier eran un poema.

No se esperaban la reacción de Gautier, que hasta pocos días antes de las pasadas elecciones formaba parte de lista electoral que encabezaba el citado Román, al que quitaron la hacerse pública una sentencia condenatoria contra éste. Ahora Gautier ya no es de los suyos y le han dejado en la cuneta, abandonado.

Los concentrados se dirigieron a la sede de “Virgen del Carmen”, donde les volvió a reiterar la fecha dada momentos antes, el viernes 24. Mientras tanto, su socio y la otra pata de este renqueante banco, Francisco Orrequia, merodeaba por los alrededores esperando que se fueran los concentrados para acercarse hasta la sede.

Desde las alturas del mamotreto socialista sobre el río oteaba hacia la Casa del Pueblo. Después, cuando no vio a nadie, se encaminó hacia su sede, sin saber que los trabajadores se encontraban en ella oyendo a Gautier. El enfado de los engañados es más patente cada día.