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El ocho de marzo y la mujer

Francisco M. Navas [colaboraciones].-

Si hay un día al año que deba ser reivindicado por las mujeres y por todos los hombres de bien es el ocho de marzo, día de la mujer trabajadora. Son ya más de cien años los que han pasado desde el nacimiento del movimiento sufragista, que exigía el voto para las mujeres, poniéndolas así en pie de igualdad ante la ley. Más de cien años de encarcelamientos, de muertes, de persecuciones y, por qué no decirlo, de apoyo de muchos hombres a esta causa justa, hombres que desde sus posiciones personales o políticas contribuyeron a que se convirtiese en realidad lo que en principio parecía un sueño.

Sin embargo, aún cuando el marco legal define hoy en día una igualdad indiscutible para ambos sexos, la realidad social nos muestra a diario lo contrario. Ningún machista que se precie negará la calidad y la importancia esencial de las mujeres en el trabajo del hogar, en la crianza y tutela de los hijos, en las relaciones sexuales y de equilibrio emocional del sexo contrario.

Pero si hablamos de ministerios, de consejos de administración, de dirección de empresas, de asunción de responsabilidades económicas, políticas o sociales, estamos entrando de lleno en harina de otro costal. Incluso en la función pública, donde la igualdad se encuentra fijada por una normativa clara y explícita, la desigualdad es evidente: qué pocas mujeres directoras de centros educativos públicos, o jefas de estudios, o secretarias; qué pocas mujeres jefas de servicio, o directoras generales, o primeras ministras.

El acceso al estudio y a la cultura son las armas fundamentales con las que cuentan las mujeres, que suponen, hoy en día, el 51% de la población española, para luchar contra ese machismo reinante que no cesa. Y son cada vez más las que acceden a estudios universitarios, con mejores expedientes, y con posibilidad de ocupar cualquier clase de puesto de trabajo. Sin tomar conciencia de ello, son mayoría en voto en cuantas áreas de la sociedad decidan participar. En una sociedad competitiva como la nuestra, el victimismo, sencillamente, no tiene ya razón de ser.

Cierto es que han surgido corrientes de opiniĂłn dentro de las mujeres, poniendo en la diana de todas sus quejas al hombre: se denomina hembrismo, y consiste en aplicar las mismas reglas que el machismo, pero al revĂ©s. Sin embargo, el enemigo de las mujeres no son los hombres; si acaso, las religiones, que las siguen relegando a un plano secundario, adoctrinándolas permanentemente sobre sus usos y costumbres, su manera de vestir, su manera de pensar o su derecho a decidir; o la polĂ­tica, que les permite cuotas de participaciĂłn del todo insuficientes y siempre “dentro de un orden”.

Siguen las mujeres teniendo, sin embargo, una asignatura pendiente: cambiar su mentalidad definitivamente en cuanto a educaciĂłn de sus hijos e hijas se refiere. Dentro del hogar no debe haber diferente reparto de tareas para chicos que para chicas, ni para maridos frente a sus esposas.

Repetir los arcaicos esquemas de nuestras madres y abuelas en lo referente a privilegios y asunción de responsabilidades dentro y fuera de casa, se convierte en el camino más fácil y efectivo para perpetuar desigualdades. Hay que cambiar el concepto de ayudar por el de colaborar, que significa trabajar en pie de igualdad.

Vaya mi homenaje en su día para todas aquellas mujeres y hombres que se esfuerzan a diario por poner en práctica esa igualdad real entre sexos que a veces tanto nos chirría. De todas formas, me quedo con la imagen de una alumna mía, que al hacer un cartel conmemorativo de este día, dibujó un calendario donde todos los días eran ocho de marzo. Me dio una lección que nunca olvidaré.

1 comentario:

  1. aqui hay ddiscriminación por razón del sexo, de la edad y hasta del peso y la apariemcia.y nadie hace nada.Lo que sí es ciert es q en el ámbito politco vende lo q todos sabemos y yo no voy a decir nada q lo digan los y las q se llevan los 80.000, q lo digan ellas.<y lo otro tampoco pero vamos q hay cosas que saltan a la vista, cuantas ofertas hay que`piden mujeres,y menores de 30 años? y si eres gorda pues te olvidas y si eres fea pues tb.<pero que asco.Luego están las que no son gordas ni feas ni tienen 50años y las reclaman y se dejan reclamar porque son mkujeres y jóvenes y qui no pas ná, y las viejas qué pendejas?

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