No quiero la complicidad de mi silencio

Félix Arbolí [colaboraciones].-

Hay momentos en los que se quitan las ganas de pensar, escribir, leer y hasta de vivir. Estoy cansado, hundido y desesperado ante la injusticia y mi impotencia. Y me están haciendo perder la fe en lo divino y lo humano. Me tienen ya al bordo de un ataque de nervios con este agobio tan asfixiante al que nos han sometido. Me crispa el descarado abuso de nuestros políticos y los de afuera queriendo mangonearnos impunemente, como si en lugar de ciudadanos libres fuéramos siervos.

Cuando un idealista pierde la fe en los que más confiaba, deja de buscar una puerta a la esperanza, porque sabe que nunca se abrirá. Se siente desesperado hasta del aire que respira. ¿Y si no hay esperanza, qué nos queda a los infelices españoles en esta pantomima de democracia?

Ya pueden venir los rojos, los azules, los amarillos o los verdes que seguiremos sin encontrar en sus filas a ese político íntegro, honesto, responsable y veraz que necesitamos para recuperar nuestra dignidad y nuestros derechos como ciudadanos libres y soberanos, según reza en los textos de ese libro, cuyos redactores y firmantes ya estaban convencidos de que no se iba a cumplir su contenido.
 
Somos un país de caraduras y pelanas, de opresores y siervos, de amos y esclavos. No le demos más vueltas. Me tienen avergonzado e indignado al ver a esos políticos que rigen nuestro destino con altivez e indiferencia, a base de inesperados y temidos decretos y con el mismo “ordeno y mando” que los regímenes dictatoriales.

 El partido al que voté, haciendo un enorme esfuerzo para subir hasta el final de la cuesta donde habían colocado el colegio electoral, confiando en sus promesas, me ha defraudado y es el causante de que cada noticiario me amarguen con una serie de malas noticias que me dejan sin ánimos y con la sensación de que se han reído de mi buena fe y de los que les votamos. 

CONFRONTACIÓN Y RUINA

Si no cambian de actitud y proceder, no creo que pueda llegar al final de la legislatura porque no hay pueblo que resista una situación tan prolongada de agotadoras imposiciones. En solo seis meses han logrado hacer de la izquierda el “milagro” que pueda salvar a los ciudadanos, aunque esta posibilidad aterre a los que no comparten esos ideales. Izquierda Unida, el partido de Cayo Lara y Llamazares, se ha convertido en el paladín de esta defensa.

No es el socialismo el adversario a tener en cuenta por los populares, pues aquellos alcanzaron su tope de mediocridad e inutilidad con Zapatero y los que han recogido  el “testigo” del relevo no están a la altura necesaria. Lo confirma su pésima puntuación en las encuestas y su descalabro electoral en los comicios celebrados en Andalucía y Asturias, donde IU fue la opción más beneficiada. 

Lo siento por los que aún creen en las virtudes y méritos de unos políticos que nos están llevando a la confrontación y a la ruina en grado superlativo. Lo siento por los que no comparten mi punto de vista ni justifican mi cambio de actitud. Soy el primer perjudicado por ello. Puede que ellos no noten las consecuencias tan nefastas que está sufriendo el país y por ello no se hayan percatado de la amarga realidad que estamos soportando el resto.

Si ganas mucho y te descuentan poco, ni te das cuenta. Total, una caña menos al día; pero si vives ajustado, contrastando los ingresos y los gastos y temiendo cada  primero de mes más que al resto, por lo mucho que tienes que soltar y lo escaso que te han dejado, el asunto cambia. Y más aún, cuando ves que el gobierno no se cansa de asfixiarnos con sus impuestos, recortes y subidas en cada “telediario”.
 
MODERNOS BARBARROJAS

Cuando nos enfrentamos a un nuevo y escandaloso préstamo, que tenemos que pagar los de siempre, para que los banqueros no sufran mermas en sus negocios, aunque ellos no se hayan preocupado del pueblo en su puñetera vida. Sólo lo hacen para dejarte hasta sin hígado, si acudes a ellos para intentar salir del bache  y al final te encuentras hundido en el socavón.

Y ahora nos obligan a endeudarnos más a los que nada nos queda, para que esa altruista Banca recupere los activos que invirtió en acumular pisos vacíos y dejar en la calle a media España, causa principal de su mala situación, que el gobierno quiere soslayarle. 

La operación BANKIA y este nuevo golpetazo para ayudar a entidades financieras es el mayor tropiezo y escándalo del actual gobierno, dentro y fuera de España.

¿Y a los ciudadanos que se quedaron sin casas y debiendo lo que ya no les pertenece, quién les ayuda? Y encima despiden a sus altos directivos con pensiones e indemnizaciones millonarias, cuando cesan por haberlos llevado a la quiebra. Los empleados a la calle, mediante un ERE, cobrando una pensión de miseria. En este país, lo importante es manejar y despistar millones, cuantos más, mejor. No te pasará nada.

Mucho sensacionalismo en la prensa, si llega a enterarse, y luego a vivir a lo grande.  No se le ocurra coger una lata de conserva o robar una pizza para comer, pues aunque hayan pasado siete largos años, irás a la cárcel. Si por el contrario has “birlado” millones, tendrás un proceso cómodo y mediante el pago de una fianza que a lo peor ni llega al diez por ciento de lo que te has llevado, quedarás en la calle a disfrutar del botín como un moderno Barbarroja.

IR AL MÉDICO, AL PARECER, UN CAPRICHO

¿Qué se puede esperar de un país en el que hasta algunos cargos judiciales están imputados y obligados a dimitir? ¿Cómo van a poder juzgar y condenar a un político corrupto por el mismo delito, perdón error, que en mayor o menor cuantía han cometido ellos? 

Nos controlan y hacen pagar hasta las medicinas que necesitamos para malvivir.  Especifican los medicamentos que nos podrán recetar y los que deben desaparecer de las recetas del seguro. Ponen unos porcentajes a pagar por el paciente, como si ir al médico y someterse a tratamiento fuera un capricho. Y nos aclaran que devolverán el exceso que el paciente haya pagado antes de los seis meses. Esto suena a cuento infantil, ya que ningún gobierno devuelva nada, ni siquiera el saludo.

¿Creen que después de tantos recortes e impuestos nuestros sueldos soportarán este nuevo desembolso por tener la mala suerte de caer enfermo y necesitar medicarse?  ¿No sería mejor controlar el posible abuso que hacen esos “enfermos imaginarios”, a los que el médico receta con tal de perderlos de vista?

Nos prometieron que los gastos sociales iban a ser su mayor preocupación y a los seis meses de gobierno se han convertido en la nuestra. Que iba a limitar el gasto público y vemos el mismo número de políticos y amigos, ahijadas y cuñados que en el anterior. Y tienen la desfachatez de decir que agradecen al pueblo su conformidad y buena disposición ante tantos sacrificios. ¿Qué narices quiere que hagamos, salir a la calle con metralletas?