Viaje al paraíso en memoria de García Gutiérrez

Félix Arbolí [colaboraciones].-

A Chiclana:

“Hoy ha vuelto mi infancia a la memoria, - recorriendo este idílico escenario,
de este pueblo gentil y milenario, - anterior en su origen a la Historia.
Y al pisar esta tierra tan querida,-  se avivaron recuerdos en mi mente.
Y he llorado pensando en los ausentes, - y en mi triste y cercana despedida.
He sentido de nuevo los fervores, - y he rezado en San Telmo una plegaria, recordando mi infancia extraordinaria – y a unos padres modelos, los mejores.
Se ha cumplido al fin mi sueño y mi deseo – y de nuevo a esta tierra he regresado.
Y en sus calles y ambiente, mi pasado-  se ha hecho historia. ¡Gracias Ateneo!
          
Hoy puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que se ha cumplido mi mayor y añorado  deseo. He peregrinado a mi tierra, a esa luminosa Chiclana de la Frontera, en la provincia de Cádiz. Porque para mí viajar a ese rincón de mis raíces y añoranzas más que un viaje de placer o cambio de aires, es una peregrinación sentimental al santuario de mis orígenes, que tan poderosas influencias positivas me supone.

He  pasado dos días que jamás se borrarán de mis recuerdos más entrañables. Ni lo visto y vivido podrá desaparecer de mi retina y de mi mente en mucho tiempo. Todo el que pueda retenerlo. Me he sentido niño y a veces, tonto de mí, casi héroe, por lo querido y admirado que me he sentido, al verme recibido, saludado y atendido con ese cariño tan especial y auténtico que solo en esa tierra he sido capaz de encontrar.

De ahí mi constante añoranza en cuanto dejo ese lugar donde están enterrados mis mayores y noto con su inigualable brisa marinera cuando me acarician mente y cuerpo los recuerdos más bonitos de una infancia que están fijos en mi memoria.

OLVIDADAS LAS PENAS

Fueron días en los que la política, los recortes, pensiones y problemas sanitarios me dejaron de atormentar y dieron paso a unas vivencias, paisajes, personas y sucesos que me quitaron muchos años de encima. Creo que si no hubiera tomado las pastillas en ese viaje, nada hubiera pasado, pues el cuerpo humano es muy influenciable y cuando se ve feliz, satisfecho, emocionado a lo grande y libre de problemas cotidianos, se auto inmuniza.

Ni afonía, que tanto me preocupaba, ni dolores de cabeza, ni molestias al recorrerme en días de jornadas interminables todo Chiclana, fueron capaces de impedir que sintiera renacer una desconocida y grata juventud, tantos años ya olvidada. Gracias Paco López, Jose Luis Aragón Panés y Juan Carlos Rodríguez, mis atentos y amables cicerones.

El motivo de este entrañable viaje fue dar una conferencia en el Ateneo sobre “García Gutiérrez, el poeta ignorado”, invitado oficialmente por esta noble institución científica y literaria. Me acompañó mi mujer, ya que para lo bueno o lo malo, siempre me gusta tenerla a mi lado. Todo a lo grande y lo más confortable posible. Mis paisanos son así.

Hasta a la hora de elegirme la hotelería, que allí es muy elitista, hay once cuatro estrellas y dos que los superan aún. Todo formidable en el Hotel “Royal Andalus”, al que desde aquí felicito por sus atenciones y servicio y al que si he de puntuar le daría gustoso el nueve sobre nueve. 

El Alcalde, don Ernesto Marín, a pesar de su enorme trabajo y gestiones, quiso recibirnos y estuvimos con él un buen rato en la mañana del día 11. Aunque la conferencia la llevaba ya escrita, contagiado por ese ambiente tan formidable, tan entrañable y sincero que encontré en todo momento y lugar, versifiqué un poema sobre la marcha dedicado a Chiclana y a mi visita, el que abre este artículo, y me dejé llevar por la sincera  inspiración e improvisación para iniciar mi cometido.

RECUERDOS IMBORRABLES

Me cortaron en varias ocasiones con sus aplausos y sin poderlo remediar, embargado por la intensa emoción del momento, se me saltaron las lágrimas en algunas ocasiones, en las que el público que llenaba el local y hasta permanecían en pie, por falta de sitio, me compensaba con sus cariñosas ovaciones No podría superar ese momento ninguna otra vivencia que pudieran ofrecerme.




 Al terminar, besos, abrazos, presentaciones y saludos en un maratón interminable que a mí me parecían caricias celestiales. Firma en el libro de honor del Ateneo y la entrega por el Alcalde, presente en la conferencia, en nombre del Ateneo, de una magnífica lámina con un paisaje de mi tierra, enmarcado en un bonito marco y una dedicatoria de agradecimiento, que soy yo el que siempre les estaré agradecido.

Luego, con el Alcalde, presidente del Ateneo, mi ya gran amigo don Francisco Fernández Escalante y otros dirigentes municipales y ateneístas, y sus respectivas esposas, nos llevaron a un mesón muy típico y nos ofrecieron una cena con las más apetitosas especialidades de la cocina chiclanera. Y el acto duró hasta las dos de la madrugada, que nos llevaron y dejaron en el hotel.

Grabaciones, entrevistas, agasajos callejeros, etc., etc. Y lo mejor de todo, de mi pueblo, de mis gentes, de mis orígenes. Hasta el detalle de que cómo en mi artículo anterior, hablaba de las excelencias de los embutidos chiclaneros, me enviaron al hotel, antes de mi salida, dos cajas con todo tipo de embutidos de una fábrica de allá, “La Campera”, porque me dijeron que habían leído mi artículo y era “el mejor embajador de los embutidos de la tierra”.

Así son los míos. ¡Cómo no voy a quererlos y a tener a Chiclana entera incrustada en cada uno de mis poros! Gracias a todos por esta inyección de optimismo, cariño y simpatía”.