Paloma Gómez Borrero reunió a varios cientos de personas en el “Teatro Moderno” en torno a su experiencia en el Vaticano como periodista
Interesante conferencia en la que narró vivencias de varias décadas junto al Papa.-
El Ateneo de Chiclana comenzó el nuevo año con una conferencia de Paloma Gómez Borrero que desató un gran interés. Por ello se habilitó otro espacio, el “Teatro Moderno”, por si la sala de exposiciones de la Casa de Cultura se llenaba, como así fue, trasladándose los varios cientos de personas a dicho lugar, donde disfrutaron de las vivencias de esta reconocida periodista durante varias décadas en el Vaticano.
Fue presentada por la periodista chiclanera Virginia Sánchez Marín, que glosó su carrera en varios medios de comunicación, primero como corresponsal de TVE en el Vaticano y posteriormente en la Cope y otras emisoras de radio y televisión españolas y de Iberoamérica.
Después, Paloma Gómez Borrero nos fue llevando por la ciudad donde vive el Papa y nos contó sus experiencias al lado de Juan pablo II y de Benedicto XVI, más del primero que del segundo como es lógico.
Con tantos viajes como hizo con el papa polaco hubo numerosas anécdotas con los distintos mandatarios con los que se reunió, sin olvidarnos de personajes católicos muy relevantes como la Madre Teresa de Calcuta, “una mujer extraordinaria, la voz de los pobres del mundo” como la definió la periodista madrileña.
El gobierno hindú había preparado a Juan Pablo II en su visita a Calcuta para ver a la monja, una entrada por un lugar apropiado a su rango y también pensando en su seguridad, “pero el Papa se negó y quiso entrar por la puerta de los pobres, donde estaban los moribundos a los que atendía la Madre Teresa”.
VISITAS A CUBA
También contó Paloma Gómez Borrero las dos visitas a Cuba, la primera con Juan Pablo II y la segunda más reciente con Benedicto XVI: “A Juan Pablo II no lo conocía casi nadie en Cuba y los que asistieron al principio a los actos o por las calles era por mandato de Fidel Castro. El Papa fue a otra ciudad y cuando regreso días después a La Habana la gente ya salía en masa a su paso y acudía a las misas sin que nadie les dijera nada”.
Contó la anécdota que tuvo durante una comida con Gabriel García Márquez en la capital cubana: “Me preguntó que cómo era el Papa, que Fidel estaba impactado con él, que hacía varios días que no lo veía y que le había dicho el mandatario cubano que estaba viendo sus misas por televisión”.
Castro le regaló al Juan pablo II las obras completas del Padre Varela, un cura cubano muy importante. Las misas en la Plaza de la Revolución de La Habana “fueron multitudinarias y sorprendió por el poder, la fuerza y el manejo de los símbolos”.
Durante la misa, la gente prorrumpió en gritos de “!Libertad, libertad!, con la cara de Fidel denodada. El Papa al ver lo que estaba pasando les dijo que libertad sí, pero la de Cristo”. Después, cuando llegó el momento de darse la paz, los obispos cubanos bajaron del sitio donde estaban a dársela a Castro, “que no entendía nada de lo que estaba pasando”.
Antes de subirse el Papa al avión que lo llevaría de regreso al Vaticano, Fidel Castro le pidió que volviera de nuevo a Cuba, aunque ya no fue posible. La visita de Benedicto XVI cogió en la presidencia a Raúl Castro, al que pidió que hiciera festivo el día de Viernes Santo, que el presidente cubano ha autorizado.
VIAJES A ESPAÑA
También habló de las visitas de ambos Papas a España: “Yo siempre le decía al Santo Padre que cuándo iba a visitar España y siempre me decía que no me preocupara, que lo haría. En su primera visita, cuando pasó por las Baleares, las campañas de todas las iglesias y catedrales, así como los barcos, sonaron al unísono al paso del avión papal.

Narró Paloma una bonita historia que tuvo lugar en ese primer viaje: “Yo había recibido una carta de Salamanca, de una persona que no conocía, en la que me contaba que un hermano suyo había fallecido poco antes y que su ilusión era regalarle a Juan Pablo II la capa de la tuna en la que cantaba. En el avión, estando ya en territorio español, me llamó el Papa para decirme que ya estábamos en mi país, aprovechando yo para entregarle la carta rogándole que la leyera”.
En esa visita fueron a Ávila y a Alba de Tormes: “Yo me había olvidado de la carta y en la recepción que le dieron en esta última ciudad vi a una tuna tocando y delante una mujer con una capa, que entregó al Papa mientras la tuna interpretaba “Clavelitos”. La mujer era la madre del muchacho fallecido y la tuna era en la que cantaba. Juan Pablo II había leído la carta que le di y había querido recibir a la familia de este infortunado joven”.
GORBACHOV Y PINOCHET
Contó a sí mismo, ya en el coloquio y a una pregunta del alcalde, Ernesto Marín, el encuentro de Juan Pablo II y Gorbachov en el Vaticano: “Las recepciones oficiales eran de unos 12 minutos, pero con el presidente ruso estuvo una hora. Gorbachov le invitó a visitar la URSS, pero el Papa le dijo que lo haría cuando hubiera libertad religiosa. Siempre que el político ruso va a Roma se acerca a visitar la tumba de Juan Pablo II”.
La encerrona que le hizo Pinochet en Santiago de Chile también fue contada por Borrero: “El Papa no quería hablar con Pinochet, sino con los católicos chilenos, pero por cortesía se entrevistó con él. Cuando salió al balcón a saludar a las miles de personas que se habían concentrado frente a la Casa Rosada, Pinochet salió de detrás de unas cortinas y se puso a su lado, haciéndose la famosa foto, que tantos críticas levantó y que tanto enfadó a Juan Pablo II. Él había ido a defender al pueblo chileno, no a ver al dictador”.
El Ateneo de Chiclana comenzó el nuevo año con una conferencia de Paloma Gómez Borrero que desató un gran interés. Por ello se habilitó otro espacio, el “Teatro Moderno”, por si la sala de exposiciones de la Casa de Cultura se llenaba, como así fue, trasladándose los varios cientos de personas a dicho lugar, donde disfrutaron de las vivencias de esta reconocida periodista durante varias décadas en el Vaticano.
Fue presentada por la periodista chiclanera Virginia Sánchez Marín, que glosó su carrera en varios medios de comunicación, primero como corresponsal de TVE en el Vaticano y posteriormente en la Cope y otras emisoras de radio y televisión españolas y de Iberoamérica.
Después, Paloma Gómez Borrero nos fue llevando por la ciudad donde vive el Papa y nos contó sus experiencias al lado de Juan pablo II y de Benedicto XVI, más del primero que del segundo como es lógico.
Con tantos viajes como hizo con el papa polaco hubo numerosas anécdotas con los distintos mandatarios con los que se reunió, sin olvidarnos de personajes católicos muy relevantes como la Madre Teresa de Calcuta, “una mujer extraordinaria, la voz de los pobres del mundo” como la definió la periodista madrileña.
El gobierno hindú había preparado a Juan Pablo II en su visita a Calcuta para ver a la monja, una entrada por un lugar apropiado a su rango y también pensando en su seguridad, “pero el Papa se negó y quiso entrar por la puerta de los pobres, donde estaban los moribundos a los que atendía la Madre Teresa”.
VISITAS A CUBA
También contó Paloma Gómez Borrero las dos visitas a Cuba, la primera con Juan Pablo II y la segunda más reciente con Benedicto XVI: “A Juan Pablo II no lo conocía casi nadie en Cuba y los que asistieron al principio a los actos o por las calles era por mandato de Fidel Castro. El Papa fue a otra ciudad y cuando regreso días después a La Habana la gente ya salía en masa a su paso y acudía a las misas sin que nadie les dijera nada”.
Contó la anécdota que tuvo durante una comida con Gabriel García Márquez en la capital cubana: “Me preguntó que cómo era el Papa, que Fidel estaba impactado con él, que hacía varios días que no lo veía y que le había dicho el mandatario cubano que estaba viendo sus misas por televisión”.
Castro le regaló al Juan pablo II las obras completas del Padre Varela, un cura cubano muy importante. Las misas en la Plaza de la Revolución de La Habana “fueron multitudinarias y sorprendió por el poder, la fuerza y el manejo de los símbolos”.
Durante la misa, la gente prorrumpió en gritos de “!Libertad, libertad!, con la cara de Fidel denodada. El Papa al ver lo que estaba pasando les dijo que libertad sí, pero la de Cristo”. Después, cuando llegó el momento de darse la paz, los obispos cubanos bajaron del sitio donde estaban a dársela a Castro, “que no entendía nada de lo que estaba pasando”.
Antes de subirse el Papa al avión que lo llevaría de regreso al Vaticano, Fidel Castro le pidió que volviera de nuevo a Cuba, aunque ya no fue posible. La visita de Benedicto XVI cogió en la presidencia a Raúl Castro, al que pidió que hiciera festivo el día de Viernes Santo, que el presidente cubano ha autorizado.
VIAJES A ESPAÑA
También habló de las visitas de ambos Papas a España: “Yo siempre le decía al Santo Padre que cuándo iba a visitar España y siempre me decía que no me preocupara, que lo haría. En su primera visita, cuando pasó por las Baleares, las campañas de todas las iglesias y catedrales, así como los barcos, sonaron al unísono al paso del avión papal.
Narró Paloma una bonita historia que tuvo lugar en ese primer viaje: “Yo había recibido una carta de Salamanca, de una persona que no conocía, en la que me contaba que un hermano suyo había fallecido poco antes y que su ilusión era regalarle a Juan Pablo II la capa de la tuna en la que cantaba. En el avión, estando ya en territorio español, me llamó el Papa para decirme que ya estábamos en mi país, aprovechando yo para entregarle la carta rogándole que la leyera”.
En esa visita fueron a Ávila y a Alba de Tormes: “Yo me había olvidado de la carta y en la recepción que le dieron en esta última ciudad vi a una tuna tocando y delante una mujer con una capa, que entregó al Papa mientras la tuna interpretaba “Clavelitos”. La mujer era la madre del muchacho fallecido y la tuna era en la que cantaba. Juan Pablo II había leído la carta que le di y había querido recibir a la familia de este infortunado joven”.
GORBACHOV Y PINOCHET
Contó a sí mismo, ya en el coloquio y a una pregunta del alcalde, Ernesto Marín, el encuentro de Juan Pablo II y Gorbachov en el Vaticano: “Las recepciones oficiales eran de unos 12 minutos, pero con el presidente ruso estuvo una hora. Gorbachov le invitó a visitar la URSS, pero el Papa le dijo que lo haría cuando hubiera libertad religiosa. Siempre que el político ruso va a Roma se acerca a visitar la tumba de Juan Pablo II”.
La encerrona que le hizo Pinochet en Santiago de Chile también fue contada por Borrero: “El Papa no quería hablar con Pinochet, sino con los católicos chilenos, pero por cortesía se entrevistó con él. Cuando salió al balcón a saludar a las miles de personas que se habían concentrado frente a la Casa Rosada, Pinochet salió de detrás de unas cortinas y se puso a su lado, haciéndose la famosa foto, que tantos críticas levantó y que tanto enfadó a Juan Pablo II. Él había ido a defender al pueblo chileno, no a ver al dictador”.
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