Un nuevo Dachau en la Comunidad de Madrid

Félix Arbolí [colaboraciones].-

Acabo de regresar de mi control médico y afortunadamente todo va bien. La bofetada ha sido cuando he pasado por la farmacia y me han soplado cuarenta euros entre recetas y porcentajes por obra y gracia del señor González, no Felipe, sino Ignacio, el presidente comunitario que nos han endosado siguiendo esa ley de Murphy que dice que cuando se va uno malo, siempre viene otro peor.

El mismo de ese ático de lujo en Marbella que dijo tenía alquilado, luego comprado por una sociedad y al final ha quedado claro que es suyo. Su sueldo lo debe permitir y habrá dinero suficiente en las arcas comunitarias para pagárselo. Dichoso él, yo no tengo ni para un corto veraneo después de haber estado trabajando desde los 17 años hasta que me jubilaron.

Es lógico pensar que después de tan elevadas retribuciones a los altos cargos tengan que suprimir las ayudas a dependientes y hasta nos cobren por estar enfermos, ya que no debe quedar ni para comprar las aspirinas. ¡Jóder con los que venían a regenerar al país y suprimir los abusos!

Hemos vuelto a los comedores de la nueva “Auxilio Social” y a la rebusca en los contenedores como en la posguerra, mientras el súper lujo se instala en las esferas del poder y la política. Esperanza Aguirre, la experta en cazar talentos, no estuvo acertada a la hora de encontrar al más listillo de su entorno para tan agobiante cargo.

Los áticos marbellíes al parecer, tienen mal fario, como dicen en mi tierra. Los que lo compran luego se ven envueltos en asuntos muy feos y desagradables. Que se lo pregunten si no a la Pantoja que, por no pertenecer al gremio de los políticos, ha tenido que sentarse ante el Juez para explicar y detallar de donde ha sacado el dinero de esa compra.

EXTERMINIO A COSTA DE IMPUESTOS

Lo bueno que tenemos, los que no poseemos nada, es que no nos piden cuentas, pues están expuestos a que no salgan las cuentas y tenga que devolvernos Hacienda lo que ha percibido equivocadamente. Yo cobro mi pensión de la Seguridad Social que, aunque lo parezca, no es el Estado.

Éste es el que me la va disminuyendo en cada Consejo de Ministros. Vivimos como los peces fuera del agua, dando las “boqueadas”. Conste que cobro lo que me corresponde después de haber estado cotizando durante más de cuarenta y ochos años.

Al marcharse la señora Aguirre a la búsqueda de nuevos talentos, si es que aún quedan algunos sin emigrar, nos ha dejado el regalito de un sucesor que tiene más peligro y “malage” que una suegra enrabietada. Nos quiere ir exterminando a costa de estos nuevos e inconstitucionales impuestos.

Luego dicen que devolverán lo que hemos pagado indebidamente, pero viendo lo cumplidores que son de sus promesas, doy por perdidos esos euros, como hace setenta y cinco año perdí a mi padre. ¿A quién benefician o subvencionaran con ese dinero que están sacando a los enfermos madrileños? A la Sanidad no, ya que la están dejando más escuálida que las raspas de una sardina.

ELEGIR ENTRE COMER O MEDICARSE

Hoy para el control del “sintrom”, tuvieron que esperar que acabaran conmigo para llevarse el aparatito, pues solo había uno para todo el centro. De pena y vergüenza. ¿Y para quien es ese abusivo cobro si cada vez hay menos personal y material sanitario? Para colmo de desaguisado quiere sacar dinero hasta con la venta de hospitales y centros sanitarios propiedad del pueblo madrileño. Ellos saben de dónde pueden sacar ese dinero sin necesidad de sacrificar más al pueblo, pero se hacen el sueco y se van a Suiza. 

Me figuro que tras el fallo contrario del Tribunal Constitucional en Cataluña, se habrá dado cuenta el nuevo talento descubierto por Esperanza que está metiendo el cuezo de manera abusiva y descarada y que los cobros que sigue imponiendo es un fraude descarado a los enfermos de su Comunidad, que los está condenando a que tengan que elegir entre comer o medicarse.    

¿No podrían perdonarnos ese euro por receta reprobado por el Constitucional a cuenta de los veintidós millones que tiene que devolver el señor Bárcenas? Porque digo yo, que con la crisis y los impuestos que sufrimos, esos millones regresarán a las arcas públicas, junto a los otros muchos que unos y otros sin excepciones, han “distraído inocentemente” y siempre bajo la proclamada presunción de inocencia y la mano en el fuego por parte de sus jefes que deben oler ya a chamusquina.     

Este señor González, que no nos ha caído del cielo precisamente, va a conseguir que desaparezcan todos los madrileños de la tercera edad, en una especie de Dachau, pero a la española, ya que en lugar de utilizar gases venenosos lo hará con el cobro de las medicinas al precio de las angulas de Aguinaga. A veces pienso que sería mejor tirar la toalla y vivir de espaldas a la realidad, escribiendo cuentos infantiles.