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Al salir del cine: EL INICIO DEL DESENCANTO (El chico del periódico)

César Bardés [colaborador].-

A finales de los sesenta, el mundo se desmoronaba. Ya no había encanto en la vida después de una década de felicidad. Se buscaban falsos ideales por los que luchar, se perdía el sentido cuando aún ni siquiera se había encontrado, el racismo aún estaba latente con muchos combates que vencer. La pena de muerte seguía siendo un castigo injusto y los periodistas que se lanzaban a demostrar que aquello era una salvajada solo querían aumentar su fama, lanzar su propio nombre y subir la tirada de los diarios para los que trabajaban en unos cuantos miles de ejemplares. La inocencia era exclusiva de los que querían seguir siendo ingenuos. La juventud tenía que madurar a marchas forzadas. Ya no había sueños que perseguir, solo desencantos que descubrir.

Así es como la vida no dejaba de dar lecciones y, sin embargo, no ofrecía recompensas. La mentira, la desidia y el silencio eran los sentimientos que predominaban y solo conseguían ser los colchones ideales para que una serie de personajes intentaran una coherencia extravagante en unas vidas desperdiciadas. Testigo de todo ello es un chico que trata de olvidar su primer fracaso, encontrar su primer amor y escapar de su primera batalla.

Un periodista serio, concentrado, riguroso que se pierde en océanos de perversión porque, en el fondo, sabe que el fracaso está a la vuelta de la esquina. Un condenado a muerte degenerado, brutal, hosco que sabe conquistar a través de unas cartas pero que no es más que una bestia de un pantano sin fondo. Una mujer que, probablemente, viene de un buen montón de sueños incumplidos y que cree haber encontrado el amor en las líneas que le escribe el preso aunque jamás le ha visto en persona. Un periodista de color que intenta coger todos los atajos para llegar antes al éxito, sin reparar en sentimientos, sin pensar en verdades. Todo ello forma un rompecabezas que se soluciona a través de actitudes chocantes, sorprendentes, obscenas, que oscilan entre el rosa y el negro y que deja una mirada desapasionada, fría, distante y, sobre todo, dolorosa. Es la mirada del joven que intenta crecer, adaptarse, vivir y solo se rodea de decepción y también, como novia permanente, de la muerte.



Correcto aunque algo insulso el trabajo de Zac Efron, acertado el de John Cusack, reconcentrado el de Matthew McConaughey y brillante el de Nicole Kidman, El chico del periódico comete el pecado de plantear una trama negra, presentada de forma atractiva y quedarse solo en un retrato del adiós a la inocencia, en un repaso a una serie de personalidades que se hallan más cerca del psiquiátrico que de la realidad y en una especie de trasposición del mundo que hoy conocemos, llegando al final de una época y encarando otra con muy pocas ganas de seguir. Lee Daniels, aquel director que hace un par de años hizo Precious, pretende conmover y se queda a medio camino porque solo lo consigue mediante el cariño que pone en uno de los personajes, una criada de color que destila miradas de comprensión hacia el chico y que, a la postre, resulta la narradora de toda la historia.

Fotografía de grano grueso, ambientación chillona contrapuesta a la severidad de un pantano que esconde muerte y desgracia, diálogos sorpresivos que arrancan alguna que otra risa...No cabe más que una mirada de pena hacia todos estos caracteres que se mueven, viven y sienten pero no en la dirección correcta. Todos ellos buscan algo que sea una razón para seguir adelante y lo único que consiguen es ir hacia atrás. Al terminar queda un buen puñado de indiferencia y, supongo, esa decepción que tanto busca Daniels. Es eso mismo que usted siente cuando se mira al espejo y se da cuenta de que no ha sido ni la mitad de lo que esperaba ser.


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