Ridículo
Francisco M. Navas [colaboraciones].-
Cuando hablamos de ridículo en general, nos referimos a todas aquellas situaciones que tenemos ocasión de contemplar a diario a nuestro alrededor y que, por su rareza o extravagancia, pueden mover a la risa. Y de ese tipo de situaciones hemos andado bien despachados las pasadas semanas.
Por remontarnos en el tiempo, podríamos comenzar con el espantoso ridículo de Dolores de Cospedal y su famosa “indemnización en diferido” y, a pesar de ello y de otras no menos encomiables meteduras de pata anteriores, el Partido Popular organiza recientemente un acto público para deshacerse en halagos hacia su persona.
No menos ridículo nos parece el ministro Montoro, que puso en marcha una ley para que los defraudadores a Hacienda sólo pagaran el 10% de los dineros escamoteados a Hacienda, y se permite el lujo de lanzar todo tipo de indirectas y amenazas en el mismísimo Congreso de los Diputados a quienes pagan o no pagan sus impuestos en España.
Como todo esto parece una carrera contrarreloj en este concurso de a ver quién hace más el ridículo, Gallardón reforma su Ley de Tasas Judiciales sólo dos meses y pico después de aprobarla, Rosa Díez saca pecho arremetiendo a diario contra todo el mundo mientras defiende a capa y espada las impresentables declaraciones de Toni Cantó, Iñaqui Urdangarín se esfuerza en negar la implicación de la Casa Real en sus turbios asuntos mientras su exsocio sigue sacando a la luz todo tipo de correos que parecen probar lo contrario y Bárcenas, que se supone debería ser acusado de múltiples delitos, se convierte en acusador y denunciante, reclamándole al PP novecientos mil euros en concepto de indemnizaciones.
MARCA ESPAÑA
No podrán negarme que esta sarta de despropósitos encadenados supone un ejemplo fehaciente del ridículo colectivo en el que muchos están convirtiendo la tan traída y llevada Marca España.
Aunque la cosa no se queda ahí, ni mucho menos. El señor Oscar López intenta vendernos sin éxito su alianza con un acosador para obtener el mando en la alcaldía de Ponferrada y su partido, el PSOE, no sólo no lo cesa fulminantemente, sino que sale en bloque a defenderlo.
Ridículo nos hace sentir a todos un presidente de gobierno que niega por activa y por pasiva la modificación de la Ley Hipotecaria, mientras un tímido inmigrante marroquí, Mohammed Aziz, y la acertada consulta al Tribunal de Luxemburgo de un honesto juez de lo mercantil de Barcelona le tiran de las orejas al día siguiente, tras una sentencia que le deja ante todos en evidencia.
Y no menos ridícula resulta la estampa de Fátima Báñez endureciendo el sistema de jubilación y de pensiones de nuevo, mientras su partido alaba ahora sin pudor la reforma de Zapatero, cuando en su día ni siquiera la votó, mientras nuestros queridos sindicatos siguen asistiendo, con cara de bobos, a actos institucionales que hasta ahora, lejos de crear un solo puesto de trabajo, han destruido casi un millón.
DIMISIONES, PERO FUERA DE ESPAÑA
Y ridículas parecen las explicaciones de la Guardia Civil sobre el hundimiento de una patera de inmigrantes en Lanzarote, cuando las imágenes semejan dar fe de todo lo contrario. O las noticias conocidas recientemente sobre los requerimientos del juez Ruz al Partido Popular, al Tribunal de Cuentas e incluso al Senado, los cuales, lejos de practicar lo que predican ante las cámaras de televisión, parecen empeñados en obstruir la acción de la justicia.
Ante todo este cúmulo de despropósitos, otros ridículos de índole menor, se eclipsan y casi no se tienen en cuenta, como el desbordamiento periódico de ríos que ni siquiera aparecen en los mapas, o el corte de suministro eléctrico cada vez que caen dos gotas, o la caterva de analistas y expertos que no dan ni una en el clavo a la hora de elaborar una simple lista de cardenales papables, o las declaraciones de Ortega Cano negando que condujese ebrio, mientras una multitud de testigos defienden lo contrario.
Condena a ocho meses de cárcel para él y para su ex esposa, porque en la Gran Bretaña este tipo de infracciones no prescriben, y mentir, sólo mentir a la policía, o amparar al que miente, se convierte en un delito de obstrucción a la justicia. Si este tipo de leyes, y con esta contundencia, se aplicasen en España, no me cabe la menor duda de que dejaríamos de hacer el ridículo.
Cuando hablamos de ridículo en general, nos referimos a todas aquellas situaciones que tenemos ocasión de contemplar a diario a nuestro alrededor y que, por su rareza o extravagancia, pueden mover a la risa. Y de ese tipo de situaciones hemos andado bien despachados las pasadas semanas.
Por remontarnos en el tiempo, podríamos comenzar con el espantoso ridículo de Dolores de Cospedal y su famosa “indemnización en diferido” y, a pesar de ello y de otras no menos encomiables meteduras de pata anteriores, el Partido Popular organiza recientemente un acto público para deshacerse en halagos hacia su persona.
No menos ridículo nos parece el ministro Montoro, que puso en marcha una ley para que los defraudadores a Hacienda sólo pagaran el 10% de los dineros escamoteados a Hacienda, y se permite el lujo de lanzar todo tipo de indirectas y amenazas en el mismísimo Congreso de los Diputados a quienes pagan o no pagan sus impuestos en España.
Como todo esto parece una carrera contrarreloj en este concurso de a ver quién hace más el ridículo, Gallardón reforma su Ley de Tasas Judiciales sólo dos meses y pico después de aprobarla, Rosa Díez saca pecho arremetiendo a diario contra todo el mundo mientras defiende a capa y espada las impresentables declaraciones de Toni Cantó, Iñaqui Urdangarín se esfuerza en negar la implicación de la Casa Real en sus turbios asuntos mientras su exsocio sigue sacando a la luz todo tipo de correos que parecen probar lo contrario y Bárcenas, que se supone debería ser acusado de múltiples delitos, se convierte en acusador y denunciante, reclamándole al PP novecientos mil euros en concepto de indemnizaciones.

No podrán negarme que esta sarta de despropósitos encadenados supone un ejemplo fehaciente del ridículo colectivo en el que muchos están convirtiendo la tan traída y llevada Marca España.
Aunque la cosa no se queda ahí, ni mucho menos. El señor Oscar López intenta vendernos sin éxito su alianza con un acosador para obtener el mando en la alcaldía de Ponferrada y su partido, el PSOE, no sólo no lo cesa fulminantemente, sino que sale en bloque a defenderlo.
Ridículo nos hace sentir a todos un presidente de gobierno que niega por activa y por pasiva la modificación de la Ley Hipotecaria, mientras un tímido inmigrante marroquí, Mohammed Aziz, y la acertada consulta al Tribunal de Luxemburgo de un honesto juez de lo mercantil de Barcelona le tiran de las orejas al día siguiente, tras una sentencia que le deja ante todos en evidencia.
Y no menos ridícula resulta la estampa de Fátima Báñez endureciendo el sistema de jubilación y de pensiones de nuevo, mientras su partido alaba ahora sin pudor la reforma de Zapatero, cuando en su día ni siquiera la votó, mientras nuestros queridos sindicatos siguen asistiendo, con cara de bobos, a actos institucionales que hasta ahora, lejos de crear un solo puesto de trabajo, han destruido casi un millón.
DIMISIONES, PERO FUERA DE ESPAÑA
Y ridículas parecen las explicaciones de la Guardia Civil sobre el hundimiento de una patera de inmigrantes en Lanzarote, cuando las imágenes semejan dar fe de todo lo contrario. O las noticias conocidas recientemente sobre los requerimientos del juez Ruz al Partido Popular, al Tribunal de Cuentas e incluso al Senado, los cuales, lejos de practicar lo que predican ante las cámaras de televisión, parecen empeñados en obstruir la acción de la justicia.
Ante todo este cúmulo de despropósitos, otros ridículos de índole menor, se eclipsan y casi no se tienen en cuenta, como el desbordamiento periódico de ríos que ni siquiera aparecen en los mapas, o el corte de suministro eléctrico cada vez que caen dos gotas, o la caterva de analistas y expertos que no dan ni una en el clavo a la hora de elaborar una simple lista de cardenales papables, o las declaraciones de Ortega Cano negando que condujese ebrio, mientras una multitud de testigos defienden lo contrario.
Menos mal que, de vez en cuando, nos llegan noticias alentadoras desde otros países de nuestro entorno, como la dimisión y posterior condena de todo un ministro británico por declarar, hace ocho años, que era su mujer la que conducía cuando su vehículo fue multado por exceso de velocidad”.
Condena a ocho meses de cárcel para él y para su ex esposa, porque en la Gran Bretaña este tipo de infracciones no prescriben, y mentir, sólo mentir a la policía, o amparar al que miente, se convierte en un delito de obstrucción a la justicia. Si este tipo de leyes, y con esta contundencia, se aplicasen en España, no me cabe la menor duda de que dejaríamos de hacer el ridículo.
yo no he leio ni leo esto
ResponderEliminarpero me corto ahora mismo los cohone
que er ridiculo mas espantoso de la historia de la politica que es el que hizo zapatero con berlusconi seguro que aqui ni se nombra
es vergonzoso como 8 años de gobierno mas ridiculo y mas espantozo de la historia de españa y hasta de parte del estranjero
y ya esta
ahi esta er tio
ya nadie le dedica ni una letra
ea
como si no hubiera existio
aqui no a pasao na
yo solo he pasao dos verguenza de se españo
ResponderEliminary las dos fueron con papas
la primera
la visita de los der rio al papa votila
ante de lo de la macarena
er papa votila andando por los pasillo que parecia que tenia rueda abajo der babi
y los der rio atra tocandole argo se muere en el arma
er segundo ridiculo fue cuando zapatero fue ar vaticano a ve ar papa benardito y de camino quizo aprovecha er viaje para ve a berlusconi
le dice en ataliano
tuti cretti que la mia persona pueti versi aprovechandi un travordi
veti a pegarle pedi a una olli
vean ustedes que no es un montaje
http://www.youtube.com/watch?v=WNhnpc5oBtY
ridiculo el regulador propietario de esta pagina que amparandose en la libertad de expresion permita que este tal Navas siga escribiendo aqui.Señor Navas haga usted el favor de no insultarme mas,si,usted me insulta en el momento que escribe lo que escribe.No me tome mas por imbecil,que es lo que hace usted con todos los que entramos en esta pagina
ResponderEliminarLa libertad de expresión está para que Navas pueda decir lo que piensa, lo mismo que para que este medio se lo permita, y hasta incluso para personas que no admiten la libertad de la persona a opinar, como el numero 3. Libertad de expresión es eso, libertad para hablar, no solo para opimar lo que uno quiere que se opine y que todos opinen como él quiere. No sé si me explico. El fascismo hay que ir dejandolo a un lado.
ResponderEliminarEl fascismo se puede expresar de muchas formas y viendo la mota en ojo ajeno y no ver la viga en el tuyo tambien es fascismo .
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