Una buena persona [Memento Mori]
José Antonio Sanduvete [colaborador].-
Cloto era una buena persona. Se preocupaba por los demás. Observaba sus vidas y se alegraba cuando a las gentes de gran corazĂłn le ocurrĂan cosas buenas. Lamentablemente, esto no sucedĂa en todas las ocasiones. Entonces, Cloto montaba en cĂłlera, lamentaba el sinsentido de la vida y clamaba contra la injusticia. ¿Por quĂ© a los espĂritus más bondadosos les tenĂan que ocurrir enormes desgracias?
ReflexionĂł al respecto profundamente, con la clarividencia que da la extrema preocupaciĂłn, y llegĂł a una conclusiĂłn irrebatible. A los buenos les ocurrĂan desgracias porque habĂa espĂritus despreciables que gozaban de todos los favores del azar. Cloto entonces decidiĂł que dedicarĂa su vida a ayudar a las buenas personas, a los que mostraban las mejores intenciones y no deseaban el mal ajeno. Pero claro, para que eso sucediera asĂ, para que los buenos fueran justamente tratados, los malos habĂan de sufrir los males. Desafortunadamente, las cosas son asĂ y no se pueden cambiar. Cloto estaba segura de que habĂa una cantidad determinada de felicidad en el mundo que unos y otros habĂan de repartirse como mejor pudieran. Y ella harĂa que el reparto fuese lo más equitativo posible.
Nadie tuvo problema cuando Cloto comenzĂł a ayudar a las mejores personas que se cruzaban en su camino. Todos la apreciaban. Cuando pasĂł a provocar desgracias en las malas personas comenzaron a elevarse voces en su contra. La tacharon de peligrosa, de ladina y taimada, alguien insinuĂł que tomarse la justicia por su mano era la peor de las injusticias.
Cloto decidiĂł eliminar a las voces discordantes. Si no estaban de acuerdo con su razonamiento, tan bienintencionado, era porque se encontraban poseĂdos por los malos sentimientos.
SucediĂł, entonces, que Cloto eliminĂł a tantos que ya nadie considerĂł bondadosa su forma de actuar, de tal manera que pronto Cloto tuvo claro que toda la humanidad merecĂa ser exterminada. A partir de ese momento, Cloto se convirtiĂł en un azote para la raza humana.
Y, sin embargo, sus intenciones no habĂan cambiado y sĂ, en efecto, Cloto seguĂa siendo una buena persona... al menos eso sostenĂa ella...
Cloto era una buena persona. Se preocupaba por los demás. Observaba sus vidas y se alegraba cuando a las gentes de gran corazĂłn le ocurrĂan cosas buenas. Lamentablemente, esto no sucedĂa en todas las ocasiones. Entonces, Cloto montaba en cĂłlera, lamentaba el sinsentido de la vida y clamaba contra la injusticia. ¿Por quĂ© a los espĂritus más bondadosos les tenĂan que ocurrir enormes desgracias?
ReflexionĂł al respecto profundamente, con la clarividencia que da la extrema preocupaciĂłn, y llegĂł a una conclusiĂłn irrebatible. A los buenos les ocurrĂan desgracias porque habĂa espĂritus despreciables que gozaban de todos los favores del azar. Cloto entonces decidiĂł que dedicarĂa su vida a ayudar a las buenas personas, a los que mostraban las mejores intenciones y no deseaban el mal ajeno. Pero claro, para que eso sucediera asĂ, para que los buenos fueran justamente tratados, los malos habĂan de sufrir los males. Desafortunadamente, las cosas son asĂ y no se pueden cambiar. Cloto estaba segura de que habĂa una cantidad determinada de felicidad en el mundo que unos y otros habĂan de repartirse como mejor pudieran. Y ella harĂa que el reparto fuese lo más equitativo posible.
Nadie tuvo problema cuando Cloto comenzĂł a ayudar a las mejores personas que se cruzaban en su camino. Todos la apreciaban. Cuando pasĂł a provocar desgracias en las malas personas comenzaron a elevarse voces en su contra. La tacharon de peligrosa, de ladina y taimada, alguien insinuĂł que tomarse la justicia por su mano era la peor de las injusticias.
Cloto decidiĂł eliminar a las voces discordantes. Si no estaban de acuerdo con su razonamiento, tan bienintencionado, era porque se encontraban poseĂdos por los malos sentimientos.
SucediĂł, entonces, que Cloto eliminĂł a tantos que ya nadie considerĂł bondadosa su forma de actuar, de tal manera que pronto Cloto tuvo claro que toda la humanidad merecĂa ser exterminada. A partir de ese momento, Cloto se convirtiĂł en un azote para la raza humana.
Y, sin embargo, sus intenciones no habĂan cambiado y sĂ, en efecto, Cloto seguĂa siendo una buena persona... al menos eso sostenĂa ella...
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