Una agresión sexual en la Playa de La Barrosa terminó conuna sentencia condenatoria tras un juicio rápido

La víctima fue a una canadiense de vacaciones en Chiclana.- 

Christine van Loon es una canadiense que vino a nuestra ciudad a pasar las vacaciones ya que en ella vive su novio. El pasado 2 de julio, tras una breve tregua del viento de levante fue a dar una vuelta por el paseo marítimo y disfrutar las bellas vistas de la playa de La Barrosa. Eran las 19,00 horas. Pero se llevó una desagradable sorpresa, que ella misma nos cuenta. (FOTOS: Zona donde ocurrieron los hechos).

Pese a ser consciente de que no tengo precisamente el aspecto de alguien de la zona -tengo pelo rubio, ojos azules y la piel tan blanca que hacen falta gafas de sol para verme-, me sentía segura entre las familias y grupos de amigos que se habían dado cita en la playa.

De repente, un hombre se me acercó por atrás, me tomó de la cintura comenzando a caminar en mi misma dirección. Podría parecer incluso que éramos novios. No obstante, no conocía a este individuo y ciertamente no deseaba sus atenciones, que incluyeron el besarme en las mejillas, apretarme contra él y tocar mis pechos y glúteos.

La sorpresa es un arma estratégica que permite la depredación entre los animales salvajes, es una característica definitoria de la guerra de guerrillas, y es también usada eficazmente para violar a millones de mujeres, niños y hombres en todo el mundo, Canadá incluido.

Estas agresiones producen un estado de shock en la víctima que con frecuencia paraliza la reacción. Una experiencia de este tipo puede producir un estado de confusión y desorientación, que a la postre induce sentimientos de vergüenza o culpa, ya que la víctima no parece haber hecho lo suficiente para protegerse.

La culpabilidad que la víctima se atribuye a sí misma contribuye a la elevada tasa de omisión en la denuncia de estas agresiones. Este silencio da pábulo a la impunidad de los agresores y a la continuidad de sus actos.

Me gustaría expresar mi más sincera gratitud a la Guardia Civil, la Policía Local, y los Juzgados de Chiclana, y también a la gente de España que han apoyado las leyes que nos protegen a todos, españoles y turistas, de estas agresiones. Mi denuncia fue tomada en serio. Las autoridades actuaron de forma eficiente permitiendo que se hiciera justicia.

CONDENADO EL AGRESOR

Dos días más tarde, el juez del Nº 5 de Chiclana, en un juicio rápido, tras escuchar las declaraciones de la acusadora y del acusado, sentenció a este último, Cayetano Guerra, de 62 años, a catorce meses de multa con una cuota diaria de 5 euros y al pago de las costas judiciales por abusos sexuales.

Así mismo el juez le condenó al pago de 600 euros “por el perjuicio moral causado”. La sentencia no podía ser recurrida. Estos hechos provocaron en la agredida un estado de ansiedad y pavor.

Según consta en los hechos probados, el condenado se dirigió a la turista canadiense a la altura del puesto de Cruz Roja diciéndole: “No tengo novia, estoy buscando una novia como tú”. La agredida intentó zafarse del acosador, pero no le fue posible al principio, teniendo que soportar tocamientos y besos de éste”.

Tras zafarse del agresor se dirigió hacia la Venta “El Pino”, pero éste la siguió, alcanzó y volvió a manosearla por todo el cuerpo, dándole besos también. Finalmente logró quitárselo de encima y llamar a su novio. Tras contarle lo sucedido fueron en busca del agresor, cruzándose con una patrulla de la Policía Local, a la que le contaron lo sucedido. Lo estuvieron buscando pero no dieron con él.

La agredida y el novio continuaron la búsqueda por su cuenta, encontrándolo en el aparcamiento de la Primera Pista de La Barrosa. El novio se dirigió a él y le preguntó si había abusado de su novia, lo que negó, aunque reconoció que la conocía y que la había cogido de la mano. Tres miembros de Protección Civil que pasaron en ese momento avisaron a la Policía, que se personó en el lugar y lo trasladaron al puesto que ésta tiene en la playa.