A veces las desgracias descubren nuestros mejores valores
Félix Arbolà [colaboraciones].-
La terrible tragedia del tren Madrid-Ferrol, con el doloroso balance de tantas vĂctimas, nos ha conmocionado a todos. LĂłgico y humano. Ante tanta desgracia acumulada y tantos sueños e ilusiones interrumpidos tan bruscamente, nuestros pensamientos, oraciones y sentimientos están con esas vĂctimas que se han ido de nuestra vida, buscando ese posible mundo mejor y menos cruel que dicen es nuestro Ăşltimo destino. (FOTOS: La Voz de Galicia).

Sin olvidar un solo instante nuestra solidaridad y afecto a los que les vieron salir alegres e ilusionados para vivir un fin de semana feliz y sin estrés y los han visto regresar en fúnebres cortejos.
Comprendo que para esos padres o esos hijos que hoy lloran desconsolados su ausencia definitiva no habrá palabras capaces de serenarles, ni gestos de solidaridad que les hagan mitigar su trágica e inesperada ausencia. Hay momentos en la vida en los que pensamos en nuestra propia muerte como solución a tanto sufrimiento.
No conocemos la fuerza del dolor hasta que no lo experimentamos en nosotros mismos. Me alegro, y no es egoĂsmo o pasividad, no tener conexiĂłn directa con ninguno de estos seres marcados por la tragedia.

No sabrĂa quĂ© decirles, ni cuál serĂa mi posible reacciĂłn, pero mi extremada sensibilidad me inclina a pensar que mi compañĂa no es la adecuada en esos terribles momentos. Aunque algunos apellidos me recuerden a amigos de mis años vividos en San Fernando, que hoy llorarán tan terribles pĂ©rdidas.
Todo en esta vida es una constante alternancia entre el bien y el mal, el valor y el miedo, lo trágico y lo hermoso, la solidaridad y el egoĂsmo. No pretendo justificar, Dios me libre, la dramática circunstancia de este accidente y sus fatales resultados en vidas humanas, pero sĂ resaltar que el sacrificio de estas vidas, de todas las edades y de casi todas nuestras regiones, ha servido para hacer vibrar a toda una naciĂłn, sin distinciones de orĂgenes, creencias, estratos sociales y demás cuestiones que nos separan habitualmente, en una hermosa y fantástica solidaridad y empatĂa hacia el sufrimiento de tantos semejantes.

TITANES DE LA CARIDAD Y GENEROSIDAD
Hemos visto a esa Galicia universal, de la que todo español debe sentirse orgulloso, movilizarse unánime, sin detenerse a pensar en las nada tranquilizadoras y posibles consecuencias de su temeraria acción humanitaria, incluso arriesgando su propia vida, acudir presurosos al lugar de la tragedia para auxiliar en todo cuanto fuera preciso a los que se hallaban heridos o intentado liberarse de ese revoltijo de hierros retorcidos, maderas y equipajes.
Se comportaron como autĂ©nticos titanes de la caridad y generosidad para con el prĂłjimo, en una lucha desesperada y angustiosa, pero magnĂfica, contra sus fuerzas, resistencias y posibilidad de convertirse en una nueva presa de ese dantesco escenario. Estos seres que nos hacen comprender que dentro de lo peor aĂşn pueden darse casos que nos demuestran lo mejor.

Un gesto unánime y glorioso de solidaridad y esfuerzos, que nos han hecho ver que no todo está perdido en este mundo convulso, paranoico e insensible.
AĂşn nos encontramos estos maravillosos ejemplos que nos hacen tener fe en Dios y en el ser humano, aunque para ello hayamos tenido que pagar tan alto precio. Mientras existan unos ojos capaces de humedecerse ante el sufrimiento ajeno, merece la pena vivir y no perder la esperanza en la Humanidad.
CONMOCIÓN
¿QuĂ© decir de los bomberos, los sanitarios y las fuerzas de seguridad? Ellos son el mejor exponente de la solidaridad y la representaciĂłn de nuestros más nobles valores humanos, que requieren profundos y abnegados sentimientos y un enorme caudal de generosidad hacia los que sufren o los necesitan. A ellos y de manera muy especial quiero dedicar un merecido homenaje.

SĂ© que no hay nada que sirva a los familiares y supervivientes para olvidar tan luctuoso suceso.
Es un calvario que habrán de recorrer a solas con su dolor y con sus insustituibles ausencias, pero esas colas quilomĂ©tricas para donar sangre, esa lucha tenaz e inagotable contra la desgracia ajena, en un intento, prodigioso y venturoso de rescatar una vida o paliar el sufrimiento y la desesperaciĂłn de un herido atrapado e impotente para moverse, nos han conmovido y demostrado que hasta en los lugares más insospechados y aciagos, pueden darse esos casos que nos hacen recuperar la perdida esperanza en el ser humano que, aunque suponĂamos indiferente y egoĂsta, no se ha insensibilizado, ni deshumanizado.
A veces entre los cardos o en un terreno yermo puede surgir una flor que embellezca un panorama tan desolador.
Genial reflexiĂłn.
ResponderEliminarPues con su "extremada sensibilidad" se podĂa haber ahorrado las fotos donde aparecen las victimas del accidente.
ResponderEliminarNi las fotos ni el accidente son cosa suya,el caso es criticar cualquiuer cosa. Desde luego...
ResponderEliminar