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A mis primos de Chiclana… Rectificar no es de sabio, sino de justicia

Félix Arbolí  [colaboraciones].-       

Tengo varios temas pendientes. Mi problema es que el tiempo y el espacio son dos inconvenientes que me limitan. Más en mi caso, en el que la concisión tan recomendada en el periodismo, se ha convertido en ocasiones en auténtica tortura al tener que eliminar con gran pesar una frase y hasta todo un párrafo, que me agradaba, porque lo consideraba innecesario al desarrollo de mi tema. 

Es una medida que aprendí de la gran escritora Ana María Matute, en su libro “El arte de escribir”, que conservo y consulto a menudo, pues se ha convertido en compañero inseparable en mis momentos de soledad. Comprendo que es difícil seguir al pie de la letra sus valiosas recomendaciones, pero procuro amoldarme todo lo que puedo a ellas.

No obstante, pienso que es otro libro, éste mío, “Recuerdos de una infancia rota”, el que va a ocupar hoy este espacio. Pero no con ánimos de promocionarlo y exaltarlo, sino corregir unas frases vertidas en un momento de intensa emoción y enorme dolor que llevan siete años atormentándome y quiero saldar de una vez esa deuda de conciencia hacia unos familiares ya fallecidos, -ella hermana de mi padre-,  que merecen una rectificación y reconocimiento público por mi parte.

No quiero dejar nada pendiente cuando Dios decida parar mis motores. A veces nos dejamos llevar por la indignación o rabia momentánea y luego, en frío, cuando se deben tomar las decisiones, nos pesa ese impetuoso arrebato que tuvimos por crisis emocional o exaltado ánimo. Y al tratarse de palabras escritas y publicadas, he de utilizar idéntico proceder para enmendar mi error.  

Creo que si seleccionaran de entre los varios cientos de artículos que he escrito, se podría conseguir una autobiografía bastante acertada desde mis primeros años hasta los actuales en los que cuento mi existencia por días.

En dicho libro, exponía con toda clase de detalles posibles la trayectoria de mi vida desde mis primeros años hasta la llegada a Madrid, buscando mejores oportunidades a mi vocación literaria y poder estudiar y obtener el título de Periodista, mi sueño de siempre. 

HONESTIDAD Y CONCIENCIA

En uno de sus capítulos, que escribí casi sin pausas, pero cargado de dolor y llorando cada palabra, hablaba de la trágica muerte de mi padre antes de cumplir los cuarenta años y dejando cinco hijos a cargo de mi madre. El mayor tenía doce años y el más pequeño, que era yo, no llegaba a los cinco. Casi de la noche a la mañana, nos quedamos sin padre y sin patrimonio. De ser una familia acomodada y feliz, nos convertimos en unos parias de corbata y apellido.

La guerra, negocios de mi padre con un hermano que se hallaba en zona roja y un “amigo” banquero gaditano, que asistió al entierro de mi padre, pero antes se pasó por el Registro para saber las propiedades a su nombre y sin previo aviso a mi madre, emprender la acción judicial y el embargo, contribuyeron a que nos viéramos en una dificilísima situación económica, sin esperarlo.

Hasta tener que abandonar nuestra vivienda, en la antigua calle del Magistral Cabrera -una de las figuras más generosas, solidarias y preclaras que ha dado nuestro pueblo-, hoy “descallejado” por esa absurda manía de cambiar los nombres de las calles, según el aire que respiran los ayuntamientos del momento.

Mi padre era  abogado, secretario del Ayuntamiento y una persona de extremada honestidad y conciencia, que no quiso poner sus bienes y propiedades a nombre de otros, para evitar cuando llegara ese por él esperado y trágico momento, no dejar a su familia en la ruina. El decía que tenía que presentarse ante el Tribunal de Dios y quería hacerlo con la conciencia tranquila y que Dios velaría por su mujer y sus hijos.

Veló, no lo dudo, y nos dejó muchas noches a dos velas y ruidos estomacales un tanto mortificantes. Nos arruinó la infancia y me hizo sufrir humillaciones y complejos que pudieron haberse evitado.

Sin embargo, jamás traté de juzgarlo y censurarlo, es más fuerte el orgullo que siento ante su noble y difícil acción, que si nos hubiera legado una prosperidad material que nos hubiera impedido gozar su riqueza espiritual. Hoy, si de algo me siento afortunado, aparte de mi mujer, hijos y nietos, es del recuerdo y la memoria de ese ser, por esa enorme, incalculable, herencia que nos dejó.

TRANQUILIZAR LA CONCIENCIA Y RECUPERAR LA PAZ

Dominado por la emoción de los recuerdos que iba descubriendo en mi citado libro, el ver la situación en que quedó mi madre y sus cinco hijos y la vida tan difícil y tan distinta que nos esperaba desde tan corta edad, hice algunas consideraciones un tanto críticas sobre el proceder de unos familiares muy directos de la localidad.

La realidad, ahora en frío, es que su comportamiento posterior con todos nosotros fue magnífico y demostraron en todo momento su cariño y atenciones. Quizás lo que más me doliera fue que no ayudaran a mi madre en sus primeros y más penosos momentos. 

No obstante, tengo un magnífico recuerdo de mis tíos y muy gratos momentos pasados con mis primos, a los que pido excusas si no expuse los detalles con la debida exactitud y dimensiones. Solo quiero pedirles que se pongan en mi caso y vean de qué forma describirían esos momentos y dificultades”. 

Debo aclarar que sentí profundamente la muerte de estos familiares tan queridos y que hoy, pasados los años, con la mente serena, en el camino final y con el corazón punzando cada tecla, solo recuerdo de ellos sus gestos de cariño, que fueron muchos, sus atenciones en mis visitas a Chiclana y el cariño que ese gran hombre, honesto y cabal, mi tío Juan, siempre nos demostró. 

No se me olvidará el día que fui a ver a mi tía Carmen, con ocasión de la publicación de mi libro sobre Chiclana, su cara de satisfacción, como si se tratara de algo relacionado con algunos de sus hijos. Ni el sincero cariño con que acogió a mi mujer cuando se la presenté.    

Espero con esta aclaración tranquilizar mi conciencia y recuperar la paz que necesito.   Hoy en frío y sereno, me doy cuenta de ese error y deseo corregirlo.


                

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