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Pensiones

Francisco M. Navas [colaboraciones].-

Era la única mentira que faltaba para acabar de incumplir el programa electoral con el que el PP se presentó a unas elecciones generales so pretexto de acabar de un día para otro con la crisis que, según ellos, había sido causada por la nefasta política del PSOE durante sus ocho años de mandato. Muchas personas pensaron que en el PP se encontraba la solución de todos los problemas de España y, en consecuencia, lo votaron, dándole la mayoría absoluta.

Justo a partir de ese momento, el PP dejĂł caer su careta y comenzĂł a  aplicar, a pasos agigantados, ese programa oculto que tanto nos temĂ­amos y que en nada se correspondĂ­a con su discurso electoral, aplicando una serie de medidas que ha sumido a nuestra naciĂłn en una especie de agujero negro del que nos va a costar sangre salir, y cuando lo hagamos, nada será igual.

No seré yo quien defienda que no era necesario tomar decisiones económicas graves ante el incremento imparable de nuestra deuda, nuestra falta de solvencia internacional y nuestro alarmante índice de paro.

Aunque ni siquiera los economistas más ortodoxos podían imaginar la aplicación de una serie de medidas que, dos años y pico después, han producido un millón más de parados, amén del semidesmantelamiento de nuestra sanidad y nuestra educación públicas, el desplome en caída libre del consumo, y el desahucio de miles de familias, mientras contemplamos, atónitos, cómo el dinero que se necesita para reflotar nuestra depauperada economía se regala a los bancos, causantes reales de la crisis.

Bancos que durante mucho tiempo se ha encargado de colocar en sus filas con sueldos de magnates a todo tipo de políticos retirados, comprando a su vez voluntades políticas a través de sus respectivos consejos de administración para que, tanto PSOE como PP, no se hayan molestado en sacar ley alguna que controle sus delictivas actividades durante todo el largo espacio en que disfrutamos de nuestra joven democracia.

LA PENSIÓN LA PAGAN LOS CIUDADANOS CON SU TRABAJO

Creo que son más de cinco millones las personas que disfrutan de una pensiĂłn pĂşblica, pagada, no por el Estado, como creen muchos, sino por sus propias aportaciones durante su más o menos corta vida laboral, y por los impuestos que aportan mes a mes los trabajadores y trabajadoras españoles. Por cierto, a una media impositiva del 20%, mientras las grandes empresas sĂłlo pagan el 3,5% de sus beneficios. Curioso, ¿Verdad?

Pues bien: esos cinco millones de personas que disfrutan de su merecido retiro, y que no se rigen más que por el paso inexorable del tiempo, son asistidos por un régimen de la Seguridad Social que en pocos años, a pesar de sus supuestos problemas de financiación, ha conseguido ahorrar, precisamente para épocas de crisis como ésta, casi setenta mil millones de euros, de los cuales este gobierno de lobos con piel de cordero tuvo que echar mano el año pasado, propinándole un bocado de unos cuantos miles de millones, porque no tenía dinero ni para pagar la luz y el agua de los ministerios.

En cualquier caso, existe un antĂ­doto infalible en manos del gobierno para todo este cĂşmulo de despropĂłsitos: el PP goza de mayorĂ­a absoluta y eso, legislativamente, funciona como una especie de apisonadora que todo lo arrasa y contra lo que sĂłlo te queda patalear.

Después llega la votación de turno y, sencillamente, el resto de los partidos pierden. Y se da la paradoja de que las personas que votaron al PP, además de todos nosotros que no lo hicimos, acaban sufriendo en sus carnes los recortes, las bajadas de sueldo, la supresión de servicios y de pagas extraordinarias, la pérdida de sus empleos.

ACERTAR EN LA URNA AL VOTAR

Tocar a  la baja las pensiones del paĂ­s equivale a dinamitar la esencia misma de la economĂ­a de un paĂ­s. Muchas familias contienen su indignaciĂłn diaria gracias a las pensiones de sus abuelos, a los que, a su vez, se insulta robándoles ahora lo que se les prometiĂł cuando trabajaban, so pretexto de disfrutar en su vejez de unos mĂ­nimos ingresos con los que subsistir.

Y para soportar este inmenso atropello, ante el cual no podemos sino lamentarnos, porque ya se encargará la mayoría absoluta del PP sacarlo adelante, sólo nos queda la esperanza de un drástico cambio de gobierno en las próximas elecciones generales, dentro de año y medio, que se dice pronto, votando a cualquier fuerza política que no sea ni el PSOE ni el PP, que bastante nos han demostrado ya durante casi cuarenta años de democracia de lo que son capaces, a base de engañar, estafar y empobrecer a los que les votan y a los que no, mientras ellos cobran hasta por respirar.

El voto de jubilados y pensionistas resulta determinante en nuestras elecciones a gobierno de la nación. Y como se procede en cualquier actividad humana, cuando algo no nos conviene, sencillamente se desecha y se tira a la basura antes de que nos haga daño. Ojalá seamos capaces de que nuestro pulso no nos tiemble a la hora de depositar en la urna la papeleta con la que mandemos a su casa a todo este hatajo de mentirosos e incapaces. Por nuestro propio bien, y por el de nuestros mayores.





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