Pensiones
Era la Ăşnica mentira que faltaba para acabar de incumplir el programa electoral con el que el PP se presentĂł a unas elecciones generales so pretexto de acabar de un dĂa para otro con la crisis que, segĂşn ellos, habĂa sido causada por la nefasta polĂtica del PSOE durante sus ocho años de mandato. Muchas personas pensaron que en el PP se encontraba la soluciĂłn de todos los problemas de España y, en consecuencia, lo votaron, dándole la mayorĂa absoluta.
Justo a partir de ese momento, el PP dejĂł caer su careta y comenzĂł a aplicar, a pasos agigantados, ese programa oculto que tanto nos temĂamos y que en nada se correspondĂa con su discurso electoral, aplicando una serie de medidas que ha sumido a nuestra naciĂłn en una especie de agujero negro del que nos va a costar sangre salir, y cuando lo hagamos, nada será igual.
No serĂ© yo quien defienda que no era necesario tomar decisiones econĂłmicas graves ante el incremento imparable de nuestra deuda, nuestra falta de solvencia internacional y nuestro alarmante Ăndice de paro.
Aunque ni siquiera los economistas más ortodoxos podĂan imaginar la aplicaciĂłn de una serie de medidas que, dos años y pico despuĂ©s, han producido un millĂłn más de parados, amĂ©n del semidesmantelamiento de nuestra sanidad y nuestra educaciĂłn pĂşblicas, el desplome en caĂda libre del consumo, y el desahucio de miles de familias, mientras contemplamos, atĂłnitos, cĂłmo el dinero que se necesita para reflotar nuestra depauperada economĂa se regala a los bancos, causantes reales de la crisis.
Bancos que durante mucho tiempo se ha encargado de colocar en sus filas con sueldos de magnates a todo
LA PENSIÓN LA PAGAN LOS CIUDADANOS CON SU TRABAJO
Creo que son más de cinco millones las personas que disfrutan de una pensiĂłn pĂşblica, pagada, no por el Estado, como creen muchos, sino por sus propias aportaciones durante su más o menos corta vida laboral, y por los impuestos que aportan mes a mes los trabajadores y trabajadoras españoles. Por cierto, a una media impositiva del 20%, mientras las grandes empresas sĂłlo pagan el 3,5% de sus beneficios. Curioso, ¿Verdad?
Pues bien: esos cinco millones de personas que disfrutan de su merecido retiro, y que no se rigen más que por el paso inexorable del tiempo, son asistidos por un rĂ©gimen de la Seguridad Social que en pocos años, a pesar de sus supuestos problemas de financiaciĂłn, ha conseguido ahorrar, precisamente para Ă©pocas de crisis como Ă©sta, casi setenta mil millones de euros, de los cuales este gobierno de lobos con piel de cordero tuvo que echar mano el año pasado, propinándole un bocado de unos cuantos miles de millones, porque no tenĂa dinero ni para pagar la luz y el agua de los ministerios.
En cualquier caso, existe un antĂdoto infalible en manos del gobierno para todo este cĂşmulo de despropĂłsitos: el PP goza de mayorĂa absoluta y eso, legislativamente, funciona como una especie de

Después llega la votación de turno y, sencillamente, el resto de los partidos pierden. Y se da la paradoja de que las personas que votaron al PP, además de todos nosotros que no lo hicimos, acaban sufriendo en sus carnes los recortes, las bajadas de sueldo, la supresión de servicios y de pagas extraordinarias, la pérdida de sus empleos.
ACERTAR EN LA URNA AL VOTAR
Tocar a la baja las pensiones del paĂs equivale a dinamitar la esencia misma de la economĂa de un paĂs. Muchas familias contienen su indignaciĂłn diaria gracias a las pensiones de sus abuelos, a los que, a su vez, se insulta robándoles ahora lo que se les prometiĂł cuando trabajaban, so pretexto de disfrutar en su vejez de unos mĂnimos ingresos con los que subsistir.
Y para soportar este inmenso atropello, ante el cual no podemos sino lamentarnos, porque ya se encargará la mayorĂa absoluta del PP sacarlo adelante, sĂłlo nos queda la esperanza de un drástico cambio de gobierno en las prĂłximas elecciones generales, dentro de año y medio, que se dice pronto, votando a cualquier fuerza

El voto de jubilados y pensionistas resulta determinante en nuestras elecciones a gobierno de la nación. Y como se procede en cualquier actividad humana, cuando algo no nos conviene, sencillamente se desecha y se tira a la basura antes de que nos haga daño. Ojalá seamos capaces de que nuestro pulso no nos tiemble a la hora de depositar en la urna la papeleta con la que mandemos a su casa a todo este hatajo de mentirosos e incapaces. Por nuestro propio bien, y por el de nuestros mayores.
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