Beatificaciones

El espectáculo mediático montado por la Conferencia Episcopal Española este fin de semana en Madrid, con objeto de beatificar, que es el primer paso para posteriormente santificar, a los curas y monjas asesinados a comienzos de la Guerra Civil Española, con el apoyo tácito del Papa Francisco, ha vuelto a desenterrar de un golpe todo ese espĂritu caduco y trasnochado de una iglesia catĂłlica española actual que intenta hacernos creer dĂa a dĂa en su adaptaciĂłn a los tiempos modernos.
Aunque no hace falta ser un lince para constatar que no se ha movido ni un ápice de su postura delatora e inquisitorial desarrollada a manos llenas y durante más de treinta años, tras el triunfo del golpe de Estado del dictador Francisco Franco Bahamonde.
Cuando nuestro ministro de Asuntos Exteriores se llena la boca de pregonar a los cuatro vientos las excelencias de la marca España, montar un circo como Ă©ste en pleno siglo veintiuno, debe dejar estupefacta a toda Europa, por no hablar del mundo entero. No conozco en las Ăşltimas dĂ©cadas tantas manifestaciones pĂşblicas de reafirmaciĂłn polĂtica en ninguna confesiĂłn religiosa de nuestro continente.
En este aparentemente inocente acto de “reconciliaciĂłn”, en el que han participado a tĂtulo personal varios ministros del gobierno pertenecientes a la ultraconservadora secta del Opus Dei, se ha vuelto a hacer ostentaciĂłn soterrada de la victoria franquista sobre los “rojos quemaconventos”, mientras se siguen pudriendo en las cunetas de nuestro paĂs cientos de miles de ajusticiados sistemáticamente por el rĂ©gimen fascista de Franco y se provoca el estupor y la indignaciĂłn entre los miembros de todas esas familias de personas anĂłnimas, denunciadas en su dĂa en un alto porcentaje por la iglesia, detenidas sin pruebas y sin derecho a juicio justo y condenadas a muerte, cuando no sacadas de madrugada de sus casas para ser

TERGIVERSANDO LA HISTORIA
Curiosamente, esos años de terror postbélico trajeron como consecuencia la incautación de todos los bienes de los ejecutados y su apropiación inmediata por parte de sus mismos verdugos, que supieron aprovechar con creces el macabro negocio, mientras la iglesia oficial colocaba en sus templos un palio sobre la cabeza del dictador.
Para vergĂĽenza de todos los españoles, seguimos tergiversando la historia de nuestro paĂs, ocultando intencionadamente que en el año 1936 la II RepĂşblica Española representaba el legĂtimo rĂ©gimen democrático elegido por todos los españoles mediante sufragio universal y secreto, que un grupo de generales, indignados por su inminente pĂ©rdida de privilegios, se pusieron de acuerdo para poner en marcha un golpe de estado que hiciese caer ese rĂ©gimen por la fuerza de las armas, con la ayuda del fascismo italiano y el nazismo alemán, ante la indiferencia de franceses e ingleses, y enfrentados sĂłlo a la tibia ayuda de la U.R.S.S.
Todos conocemos las atrocidades que cometieron ambos bandos durante la guerra, con bombardeos de poblaciones civiles, fusilamientos en masa, violaciones y asesinatos de todo tipo que deben ser condenados sin paliativos. Pero de lo que casi nadie habla es del genocidio sistemático perpetrado y ejecutado por el régimen del dictador Franco tras el final de la contienda, con la expresa colaboración, entre otros, de la iglesia católica, genocidio que triplicó las bajas de la Guerra Civil y que mantuvo campos de concentración en España hasta los años sesenta.

Gabriel Jackson, destacado hispanista, certifica algo en la Ăşltima página de su libro “La RepĂşblica Española y la Guerra Civil” que deberĂa helarnos la sangre: “Cuando, finalizada la guerra, el lugarteniente de Hitler, Heinrich Himler, visitĂł España, desaprobĂł, por razones prácticas, el alto nivel de ejecuciones polĂticas…”.
Este señor fue el mismo que durante la II Guerra Mundial, y sin que le temblara el pulso, dirigiĂł la llamada SoluciĂłn Final, por la que mandĂł exterminar a más de seis millones de judĂos.
No querrĂa acabar mi reflexiĂłn sin expresar alto y claro mi indignaciĂłn ante actos como Ă©ste. Respetando las creencias religiosas de cada cual, me parece indigno que la misma iglesia catĂłlica amamantada, cebada y enriquecida durante más de cuarenta años por un rĂ©gimen golpista, corrupto y represor, no haya sabido aĂşn renunciar por dignidad a sus privilegios econĂłmicos y legales.
Alimentados y aumentados año tras año tanto por socialistas como por populares, y se permita celebrar actos como el del pasado fin de semana, ofendiendo a cientos de miles de vĂctimas igualmente inocentes, cuando el Ăşnico acto que deberĂa reconciliar a esta confesiĂłn religiosa con sus creencias y con su Dios deberĂa ser otro bien distinto: exhortar a todos sus miembros a salir a la calle todos juntos, aunque fuese sĂłlo un dĂa, con un cartel colgado al cuello que pusiese: PERDĂ“N.
Cada vez me das más asco; sobre todo porque te llamas socialista como yo. DĂ©jame que te aclare quĂ© es lo que significa ser socialista, ya que parece que tĂş llevas esa etiqueta pero ni la sientes ni la vives. El socialismo debe defender la libertad de las personas –sean cual sean sus credos- y por supuesto la igualdad.
ResponderEliminarDéjame que te aclare que los mártires ahora beatificados, fueron asesinados solamente por defender sus creencias religiosas, RELIGIOSAS, NO POLITICAS; y pienso que ese no debe ser motivo para asesinar a nadie, -ni ese, ni ningún otro motivo-.
El actual Papa, ha demostrado una vez más, ir a lo más estrictamente religioso, sin importarle que fuese “polĂticamente correcto” o no; ya que la Iglesia tiene que de ser valiente.
PermĂteme decirte que en la Iglesia no solo existen Roucos –personaje triste, malvado y polĂtico-, tambiĂ©n existen Franciscos, y sacerdotes y monjas que dedican toda su vida al cuidado de los demás, y de los cuales te podrĂa dar muchos casos cercanos como por ejemplo las monjas que en Chiclana llevan el Hogar para enfermos de Sida “Gerasa”, o las Hermanitas de los Pobres de El Puerto de Santa MarĂa, o las Hijas de la Caridad del comedor de El Salvador en Jerez de la Frontera, etc.
Es cierto que existen dos Iglesias claramente diferenciadas: La de Francisco y la de Rouco, pero esas personas que en su dĂa fueron fusiladas solamente por profesar una FĂ©, no sĂ© porque me da que eran más proclive a la doctrina actualmente defendida por este Papa, que a los dictámenes polĂticos conservadores de Rouco y “su” Opus Dei.
Sin más, recibe un abrazo de un socialista de verdad y espero que algĂşn dĂa cures tu odio
Este señor Navas no se que le pasa últimamente pero en general habla/escribe de lo que menos sabe.
ResponderEliminarSerán ganas de polemizar y asĂ vender o vaya usted a saber quĂ©, pero lo cierto es que no es la primera vez que se sitĂşa como el paladĂn del saber de temas que ignora en profundidad guiándose solo por un sectarismo trasnochado.
A posteriori se le muestra cuan equivocado está pero el tio persiste en cualquier otra ocasión con el mismo discurso mentiroso.
En la Iglesia pasa lo que a los buenos en general; esto es, que "hace más ruido un árbol cayendo que un bosque entero creciendo".
¡Que visto estás, Mestrillo Liendre!
ResponderEliminarcuanta envidia existe en este pueblo y sobre todo
ResponderEliminarcuanto KTTO
Me parece que ninguno os habeis dado cuenta de hasta donde este tal Navas(lo de señor hay que ganarselo),es especulativo y falto de la mas absoluta de la objetividades."El espectáculo mediático montado por la Conferencia Episcopal Española este fin de semana en Madrid," CACHO CAPULLO SE HIZO EN TARRAGONA
ResponderEliminarFijaros lo listo que es el menda, que comprĂł su casa en zona ILEGAL e INUNDABLE.
ResponderEliminar¡Chupate esa marquesa, que la traen de fresa!
Por favor: No meterse con er Navas, er pobre es asĂ.
ResponderEliminarPido disculpas porque, efectivamente, donde ponĂa Madrid deberĂa poner Tarragona. Agradezco a mis pocos pero efusivos lectores sus correcciones, pues soy de la opiniĂłn de que siempre hay que situarse en disposiciĂłn de aprender de los demás. Un abrazo fraternal para todos ellos.
ResponderEliminarNavas, los que te cretican en realidad te envidian.
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