Gracias Barcelona, en nombre de Cádiz

Félix  Arbolí [colaboraciones].-

Gracias, al Consistorio de Barcelona y a la  Generalitat Catalana, por el inmenso favor que habéis hecho a Cádiz, mi añorada “tacita de plata”, al cederle el privilegio de apadrinar al mayor buque de nuestra Armada.

Vuestra negativa a ser padrino y escenario de ese honroso acto, es un nuevo desprecio hacia lo español en esa aventura independentista, que más parece la cabezonería de niño consentido, que el proceder de políticos serios y consecuentes.  

Era lo esperado y no digo temido, porque mientras a España le queden puertos leales y el de Cádiz, mi tierra, es uno de los más fieles, no le ha de faltar a nuestra Armada las atenciones y el cariño de sus gentes y el escenario adecuado para sus buques. Será siempre un honor.

No obstante, he de recordarle al señor Más y a los menos que le acompañan, que el pueblo catalán les ha dado un toque de atención, digno de que lo tengan en cuenta, con la pasada y multitudinaria concentración a favor de una Cataluña española y no digan que eran los ultraderechistas, pues éstos la tenían organizada en distinto lugar.

Lo que  si sorprendió fue la escasa réplica independentista, que también se echó a la calle, ya que apenas pasaban del centenar y los favorables a la unidad de España se calcularon en muchos más de los cien mil, a pesar de que la miopía de la policía autonómica, los dejara en solo treinta mil. La Cataluña silenciosa, como llaman a los que quieren seguir siendo españoles, sin perder su catalanismo, esta vez sí ha hablado y bien alto por cierto. Todo dentro de un orden y sin confrontaciones.  

Parodiando a una famosa película puedo decir que “siempre nos quedará Cádiz”, si ellos no quieren apadrinar y recibir al nuevo buque insignia de nuestra Marina. Y todo porque tenemos un gobierno nacional tan tocado que lo consiente, a pesar de tratarse de un puerto español y no un nuevo Peñón de Gibraltar.

REBELDES CON CAUSA

Cádiz, ese “Cai de mi arma”, siempre tendrá izada nuestra Bandera y perpetuado el nombre de España, como ya lo hizo en aquellos tiempos difíciles de Napoleón, cuando fue la única ciudad española no dominada por el invasor galo y sede del Gobierno de la nación y sus legítimas Cortes.

Descendemos de  Hércules, un semidiós y no nos asustan las fanfarronadas de los que se creen superiores, como les pasaba a los nazis hitlerianos, porque ya lo dice nuestra copla: “Con las bombas que tiran los fanfarrones, se hacen las gaditanas tirabuzones” y el hombre, más vale no mencionar por donde se las pasan siguiendo la rima…  Mi abrazo fraternal a esa multitud de rebeldes con causa que les han dado una rotunda lección a sus políticos al reclamar su identidad catalana y española.  

El buque en cuestión es el “Juan Carlos I”, un auténtico prodigio de la ingeniería y la pericia de nuestros astilleros y otras empresas netamente españolas. Su éxito ha sido tal, que ya hay un pedido de dos unidades para la armada australiana, por importe de l.411 millones de euros. En competición ganada a la francesa que se quedó sin el contrato. La sombra de Palafox sigue merodeando por las alturas galas. Hay encargo también de la marina Noruega y amplias posibilidades para las de Chile, Sudáfrica, Malasia y Turquía, por ahora.

Se trata de un buque catalogado de Proyección Estratégica y el de mayor tamaño y tonelaje que ha tenido nuestra Marina, en cuya construcción se emplearon 3.100.000 horas y otras 775.000 en su ingeniería. Tiene capacidad para diecinueve aviones AV- 8B o treinta helicópteros NH-90 o diez de los llamados Chinock. Un prodigio de la eficacia española en la construcción naval, que beneficiarán a empresas de El Ferrol, Cartagena y San Fernando (Cádiz).

HARTOS

La Generalitat catalana, que no tuvo inconveniente en pedir a nuestro  ministro del Interior que mandara a la policía nacional para controlar a los ultraderechistas con  motivo de la Fiesta Nacional de España, ni impidió la intervención del Ejército en el conflicto ocasionado por el apagón que sufrió la ciudad, ni tampoco en la de los 150 militares de la UME con ocasión del incendio en la Junquera, sí protesta contra el vuelo de nuestros aviones por su cielo, que es también el de los aviones que lo cruzan, y se niega al apadrinamiento y atraque de un buque de nuestra Armada.

Claro que la culpa no la tienen esas autoridades comunitarias, sino las nacionales,  ya que a  pesar del nada disimulado odio a todo lo español por parte de las primeras, siguen tolerando sus bravuconadas, como si nos fuera en ello nuestra propia supervivencia.

Lo siento por los millones de españoles y catalanes que han demostrado que no están dispuestos a renunciar a su españolidad, pero es que ya nos tienen más que hartos la tozudez y el desprecio de sus autoridades y separatistas que, siendo minoría, son los que arman más ruido.

Reitero que como español y gaditano me siento orgulloso y honrado de que las aguas de la antigua Eritia o la Gadir fenicia, y su puerto, se hayan convertido en el escenario ideal para recibir a la Reina y presenciar la entregar de la Bandera de Combate a ese “peaso” de buque que se va a tragar las millas como yo las  peladilla en la noche navideña.

¡Buena suerte en tus singladuras, mi admirado gigante de los mares!