Manolo Escobar ha ido a buscar la España que hemos perdido

Félix Arbolí [colaboraciones].- 

Manolo Escobar, ha encontrado al fin su carro en la paz y el descanso eterno. Se ha ido uno de los más carismáticos artistas de la pasada y actual generación, porque sus canciones entonadas por los que hoy somos padres y hasta abuelos, siguen vigentes y cantándose en cuantas ocasiones nos reunimos para celebrar algo jocosamente.

No he visto fiesta familiar, laboral o popular donde no se oyera en su momento más culminante alguna de sus más aireadas canciones, como si con ella se pusiera un punto y aparte brillante y festivo a cualquier celebración.

La búsqueda de su carro, se convirtió en obsesiva “preocupación” de unos y otros, como si nadie deseara que apareciera ese rústico transporte para que la copla de Manolo pudiera continuar su feliz andadura.  Cada vez que cualquiera  buscaba algo con excesivo interés, los guasones de turno solían decirle, “a ver si con un poco de suerte le encuentras el carro a Manolo Escobar”.

Su copla de la minifalda y los toros, fue otro mito en nuestro cancionero popular. ¿Quién en un momento de su vida no ha entonado, desafiando en mi caso, alguna de estas dos canciones? Creo  que se podrían contar con los dedos de una mano. 

Su “!Que viva España!” colmó el vaso de los triunfos y disparó las cifras de sus interpretaciones. Es una canción que nos llenó y sigue llenado a todos, a pesar de los tiempos difíciles que estamos padeciendo precisamente por vivir en esa España de sus grandes y nuestros amores. Ya sólo por esta canción merecería un gran homenaje nacional.

SENCILLO Y HUMANO

Hablar de Manolo Escobar es fácil y muy difícil. Me explico. Lo primero por tratarse de un hombre que demostró ampliamente a lo largo de su octogenaria vida su sencillez, humanidad, bonhomía, solidaridad y ganas de hacer feliz a todos cuantos estuvieran en su entorno.

Lo segundo, porque es complicado intentar reducir a un artículo, por muy extenso que éste fuera, todo cuanto ha sido y ha significado esta gran figura artística y lo mucho que hemos perdido con su trágica desaparición.

La vida del artista no acaba al cesar su actividad física y mental, sino que es entonces cuando alcanza la inmortalidad y la gloria ante el recuerdo permanente de la obra que nos ha legado.

Conocí a Manolo Escobar hace ya bastantes años. Demasiados. Fue con ocasión de una cena de gala que su discográfica “Belter”, le ofrecía por haberle sido concedida la Medalla de la Orden del Mérito en el Trabajo.

Fue la primera vez que me puse un esmoquin, pues hasta entonces no tuve ocasión de este tipo de vestuario. A excepción del chaqué que utilicé en mi boda. Ambos, alquilados para esos eventos.

Recuerdo que ocupé una de las mesas junto al conjunto musical “Los mismos”, que estaban en plena actualidad, y con los que me pasé toda la velada conversando y oyendo y contando anécdotas. En un momento dado, el homenajeado, se acercó a nuestra mesa y departió unos instantes con nosotros.

A petición de él, el fotógrafo de la firma nos hizo una foto juntos, para su álbum de recuerdos. Documento gráfico que aparece y del que hablo, en mi penúltimo libro publicado “Confidencias de un periodista”. 

SUS DOS AMORES    

Era un hombre extremadamente afable, asequible en cualquier momento y con la sonrisa franca y alentadora del que te hace ver que no le molestas y que se halla a gusto contigo, aunque tenga miles de asuntos por resolver.

Hoy lloro al cantante excepcional, al personaje público, el enemigo de toda polémica, al millonario en discos, amigos y seguidores y al esposo modélico y siempre enamorado de ”Anita” , el gran y único amor de su vida, que me figuro lo estará pasando horrible en estos momentos y a la que deseo llegar mi pesar y solidaridad, así como a Vanessa, su éxito más logrado y por la que a pesar de sus dolencias, amenazas y dificultades, continuaba luchando y aferrándose a la vida.

Dos mujeres que formaron la parte más hermosa y feliz de toda su vida. Sin ellas, los discos de oro, las diecinueve películas rodadas y el éxito mundial alcanzado, no hubiera sido posible, porque en Anita y Vanessa, sus únicos y grandes amores, residía su gracia, su inspiración, su arte y esa alegría de vivir que nos transmitía a todos.

¡Lástima que esa España a la que tanto cantó y alentó, haya caído en picado por la ineptitud, la corrupción y la codicia de unos políticos que ningún país  debería merecer! Tú, al menos, has encontrado tu carro donde descansar, yo sigo buscando el mío entre tanto cieno y estiércol.