“Ferdy y los sin nombre” esta noche en el “Teatro Moderno” con el espectáculo “El sabor de la calle”

Comenzará a las 21,00 horas y el precio de las localidades es de 8 euros.-

El grupo “Ferdy y los sin nombre” traerá hoy sábado, a partir de las 21,00 horas, al “Teatro Moderno”, el espectáculo “El sabor de la calle”, una obra en la que se une el teatro, la danza y la fusión musical, cuyo objetivo es hacer ver al espectador la vicisitudes de uno de tantos músicos que pasan su vida buscando una oportunidad para triunfar.

Este grupo, formado por músicos y artistas de Chiclana, Sevilla y Utrera, comenzó como un conjunto libre de teatro, música callejera, danza y fiesta, unido por la expresión artística como emblema.

Su música se caracteriza por ser un cóctel de reggae, percusión latina, rumba, new flamenco, folk, rock, soul, cantautor o perfomance teatral, con un fuerte carácter callejero. Las letras de sus canciones, creadas por el vocalista, Ferdy Domínguez, revelan historias sensibles repletas de protesta social.

Este proyecto musical está formado por Antonio “Bombat” al cajón, Vicente de Utrera a la percusión y guitarra, Rafa Salado al bajo y contrabajo, Teo Lobato a la trompeta, Martin Batt a la guitarra eléctrica y, por último, Ferdy, compositor, vocalista y guitarra.

El precio de las localidades es de 8 euros, con un veinte por ciento de descuento para los poseedores de la tarjeta “Amigos del Teatro Moderno”.

Resaltar que Ferdy ha estado todos estos días tocando y cantando en la calle La Vega, unas veces solo y otras, acompañado de uno de sus compañeros, promocionando su concierto y recibiendo el apoyo de los ciudadanos y de los comercios de la zona, que mostraron su alegría por el ambiente que daba a la vía pública.

Sólo uno de ellos le ha denunciado a la policía por molestarle su presencia, aunque finalmente ha podido permanecer en este lugar haciendo lo que sabe, cantar, y demostrando cómo es la vida de un artista que quiere abrirse camino y que en muchas ocasiones debe ganarse el pan cantando en la calle.

El público ha respondido muy bien y cada día le dejaban monedas en la funda de su guitarra, parándose a escuchar sus canciones.  Mientras, ese comerciante le denunciaba por alegrar con sus canciones la monótona vida que llevamos.