Niñas convertidas en esposas y esclavas sexuales

Félix Arbolí [colaboraciones].-

“Mientras tenía sexo, yo lloraba y le pedía que parase. Pero no me escuchó. Tapó mi boca con su mano, no podía respirar y lloraba, pero él me usó sin importarle y yo simplemente lloré. Tengo ocho años”. El hecho no está sacado de un relato de Stephen King, sino de la aterradora versión de una niña a la que sus propios padres vendieron a un degenerado de la especie humana. Cortaron sus sueños infantiles y cambiaron sus muñecos por la brutalidad personificada.

Es un hecho real, aunque resulte incomprensible y repugnante a cualquier  persona normal. Entregar tu propia hija, en plena infancia e inocencia, para ser utilizada como objeto de los más bestiales instintos de un desecho humano, es un crimen monstruoso que no puede ser entendido por mente alguna. Y dudo que pueda justificarse en ningún libro sagrado.

Me produce dolor y rabia la tragedia de las pequeñas violadas y ultrajadas, con el consentimiento paterno, por un ser abominable y criminal que no tiene valor para conquistar a una mujer y tiene que comprar una niña para satisfacer sus salvajes pasiones.

No son casos aislados. Actualmente asistimos a la desgraciada epopeya de esa menor, hija de marroquíes, pero residentes en España, entregada a un siniestro personaje que se la llevó a Bolivia para utilizarla como y cuanto quiso en la selva amazónica. Dudo que la infeliz víctima de nueve años, se le pueda olvidar tan traumática experiencia.

No obstante, no puedo precisar quiénes son  más repugnantes y culpables, si el engendro que se la explotaba y violaba o los deshumanizados padres que se la entregaron. Me inclino por éstos.

Espero que el Estado no se la devuelva y ya que son marroquíes, que los manden a su país. No queremos monstruos de esta calaña por nuestras calles y en nuestras casas.

ABUSO A LA INFANCIA

Se sabe que solo en España, son más de cuatrocientos los “matrimonios” que se celebran entre niñas de 9 a 16 años contra su voluntad y toda norma social o ética. No hay excusa o motivación religiosa que pueda justificar esta ofensa a la Humanidad y abuso a la infancia.

Intuyo que se llevan a cabo en el anonimato, pues no es imaginable que nuestros gobernantes se presten a este “infanticidio” tan demoledor y vergonzoso. Aunque con la degeneración a que hemos llegado, nada resulta raro y menos imposible.

Me da la impresión que algo tendrá que ver tanto gitano rumano y bosnio y tanto magrebí que se han colado de rondón en nuestros límites y quieren seguir rigiéndose por sus ofensivas normas y costumbres, obviando las de España.

Es un odioso delito que deberíamos castigar enérgicamente. ¡Es hora de limpiar nuestras  alcantarillas de tantas ratas acumuladas!. He recopilado información de estos casos en la organización internacional de periodistas independientes “Pulitzer Center”. 

En el Reino Unido ya se han tomado medidas rigurosas contra este tipo de esclavitud y se ha tipificado como delito en su Código Penal. Además existe una unidad de la policía especializada en bodas forzadas y denuncias. También lo han hecho Bélgica, Alemania, Francia y Noruega.

FALTA DE EFICACIA ESPAÑOLA

España no lo ha enfocado con la eficacia precisa y es el país europeo donde estos delitos van aumentando más cada año. Como todos estos anormales pasan nuestras fronteras con tanta facilidad… Otro “honorable” trofeo que exponer en la vitrina de nuestras vilezas y desgracias. 

No es nada extraño ante el continuo y masivo paso de nuestras fronteras, por el Estrecho y las vallas de Ceuta y Melilla de esa inmigración que viene con prisas y hasta con niños alquilados por mujeres inmigrantes para que al hacerlos pasar por sus hijos, consigan con mayor facilidad su permanencia. Que no escasean estos casos y es lógico preguntar que si no son suyos, ¿dónde están sus madres y por qué los han cedido? 

En Barcelona, los Mossos de Esquadra, rescataron a una chica de 16 años que llevaba desde los once, casada y secuestrada por su “marido” y carcelero que era también su primo y once años mayor que ella. En el momento que pudo, logró escapar y acudir a la policía para informar de sus cinco años de cautiverio y violaciones. No eran españoles, por supuesto.    

La infancia debería ser nuestra mayor preocupación, aunque parece ser que algunos la utilizan como moneda de cambio para conseguir una vida más fácil a costa de condenar a una inocente, trozo de su propia vida, a una existencia infernal. La vida de un niño debe ser sagrada, cuidada en extremo y liberada de toda tristeza, angustia o adversidad.

APLICAR EL MÁXIMO RIGOR DE LA LEY

No digamos si son sus propios padres los que la ponen en peligro deliberadamente o la entregan a un extraño por una causa siempre inexcusable. El máximo rigor de la Ley debería caer sobre los autores de esa barbarie.    

Hemos perdido la fe en Dios y en el hombre, ante la locura colectiva desatada y tanto despotismo y no precisamente ilustrado, dominante; nos hemos cargado el valor de la familia y hemos olvidado nuestras raíces y tradiciones.

Hemos hecho de nuestras vidas un viaje a ninguna parte y sin alforjas para el camino”.

Nos dejamos engañar por los cantos de falsas sirenas que no nos llevan a nuestra “Itaca”, sino a los dominios de Hades y su terrible can Cerbero que impedirá que escapemos de sus horrores y maldades.  

Pero muy por encima de estas consideraciones, todas ellas espantosas, nos hemos olvidado de querer y proteger a nuestra infancia y permitimos que ella cargue con nuestros detestables pecados. Si horrible es la muerte de un niño, mil veces peor y más repulsivo es borrar su sonrisa, hacerle perder su fe en los demás y la esperanza en un mañana feliz.