Entre puentes y acueductos no ganamos para sustos
Félix Arbolà [colaboraciones].-
Ya hemos terminado la Semana Santa y empezamos la del plástico. Esas tarjetitas que a travĂ©s de los cajeros automáticos nos ofrece dinero como por arte de magia, aunque luego nos haga la vida imposible cuando se cierra el “cuerno de la abundancia” y aparecen los nĂşmeros rojos y avisos bancarios.
Nada raro que en estos dĂas se incrementen los anuncios de las cada vez más numerosas financieras, que en mis años andaluces llamábamos prestamistas y nos obligaban a firmar una serie de letras por una cantidad bastante superior a la recibida. El prestamista de aquellos años, al que llamaban usurero y hoy banquero y financiera, el mismo perro aunque con collar más reluciente, ingresaba esas letras o “efectos” en una entidad bancaria que era la encargada de cobrarlas al deudor a sus vencimientos.
Si no eran abonadas las protestaba ante un notario con posteriores efectos de embargo, caso de persistir el impago ya incrementado con las costas notariales. Todo un tinglado que en los tiempos de la posguerra eran muy frecuentes y no bien considerados.
Hoy ya no existen letras de cambio, pero han aumentado los prestamistas y las tarjetas de plástico de los Bancos y grandes empresas comerciales, que poco se diferencian de los anteriores.

REGRESO A LOS TIEMPOS FELICES
Dicen que este año han aumentado de forma considerable las salidas vacacionales hacĂa las playas, zonas rurales y escenarios más allá de nuestras fronteras. Las colas ante los comedores sociales, oficinas del paro y esas marchas callejeras pidiendo trabajo, vivienda y pan, han desaparecido de nuestros telediarios, noticias de prensa y otros medios como si una varita mágica las hubieran transformado en interminables caravanas de automĂłviles circulando en todas direcciones y aeropuertos, estaciones de trenes y salidas de autobuses colapsados.
Como si por arte de birlibirloque hubiĂ©semos regresado a los tiempos felices en los que todos tenĂamos trabajo, vivienda y lo suficiente para llegar a fin de mes sin demasiados problemas. ¿DĂłnde han ido los indignados y las masivas manifestaciones? ¿Ya no hay protestas en las calles madrileñas? No es que las eche de menos, aunque si las extrañe.
En Madrid hemos vivido en un vacĂo total, solo compensado con la presencia de numerosos “guiris” de los de mochila al hombro y guĂa en la mano, que se recorrĂan nuestra ciudad con el solo gasto de sus suelas de zapatos. Porque hablan del turismo internacional como panacea de nuestra maltrecha economĂa, pero el que yo veo por calles y plazas dan la impresiĂłn de que acaban de salir de las colas del INEM.
Claro que tampoco me muevo por lugares elitistas donde me figuro que los que nos visitan dejan su equipaje

Se acerca para desgracia de algunos y beneficios de otros, el prĂłximo “puente de mayo”, que en nuestra capital abarca a cuatro dĂas. Tendremos otra semana y no precisamente santa, de idĂ©nticas perspectivas. No sĂ© de quĂ© se quejan. Yo llevo dos años sin salir de Madrid y a juzgar por los tiempos que corren, no espero que se produzca el milagro, aunque me gusta viajar más que ningĂşn otro aliciente que puedan ofrecerme en esta vida.
MI ĂšLTIMA SALIDA
Mi Ăşltima salida, que disfrutĂ© como un crĂo en la vĂspera de Reyes, fue debida a una invitaciĂłn oficial por el Ateneo de Chiclana para dar una conferencia sobre el ilustre autor y poeta de mi tierra GarcĂa GutiĂ©rrez. Al entrar el tren en tierras andaluzas, experimentĂ© que mis sentimientos afloraban y que me quitaban años y achaques de encima.
Luego, al iniciar la conferencia y verme tan bien tratado por mis paisanos, parientes y amigos, sentĂ una emociĂłn muy profunda y unas lágrimas que no pude contener me delataron. Vivir ese momento fue el premio literario más importante al que podĂa aspirar y la inigualable sensaciĂłn de recibir el abrazo, el estĂmulo y el cariño de esa tierra tan querida y añorada donde nacĂ.
Lo consideré como un peregrinaje sentimental a los escenarios de mi infancia y adolescencia que siguen fijos en mi memoria y hasta tuve el presentimiento de que aquel viaje era mi posible despedida.
Por muchas cuentas que hago y mientras no cambien las caras y el proceder de nuestros polĂticos, no doy con la fĂłrmula de poder repetir aquella extraordinaria y feliz experiencia. Y conste que no es por falta de

Mi vida es tan austera como la de un eremita, aunque yo en lugar de cueva de montaña, resida en el tercer piso de una calle normal y sin alicientes dignos de destacarse, como no sea el cada vez mayor nĂşmero de locales que han tenido que echar el cierre ante la pĂ©sima economĂa que sufre el paĂs con estos gestores que hacen de la crisis un problema que solo han de solventar los que menos tienen.
BROTES VERDES
Sin embargo, ante las cercanas elecciones europeas y viendo el Ă©xodo poblacional a lugares de playas y diversiones en cuanto coinciden dos o tres dĂas de fiesta, me da la impresiĂłn de que lo van a aprovechar para atosigarnos con la parodia de esos brotes verdes, (que yo solo veo en mis macetas) y la recuperaciĂłn econĂłmica del paĂs, que se olvidan destacar que solo se observa en los Bancos que hemos rescatado, los polĂticos y sus querencias con las entidades financieras suizas y luxemburguesas y los empresarios que fueron generosos con los partidos mayoritarios y acompañan al Rey en sus viajes.
Temo que con tantos viajes, ocupaciones hoteleras a tope y datos estadĂsticos de que el turismo nacional ha superado al internacional en estos inesperados desplazamientos, nuestros dirigentes vean una ocasiĂłn propicia para subir impuestos, apretarnos más ese ya casi inexistente cinturĂłn y subirnos el precio de los productos y necesidades prioritarias, para que puedan seguir rescatando a una Banca que merece dejar que vaya a la quiebra, y condenar a sus malos y enchufados gestores no solo a la cárcel, sino a devolver hasta el Ăşltimo euro que han robado impunemente. Nunca salvarla condenando al hambre a tantas familias.

Hemos pasado de la protesta por el paro, el hambre y los desahucios a lanzarse de lleno a esa loca y maravillosa aventura, que una vez finalizada se convertirá en la dura realidad que nos esperará al regreso. Es la desesperada rebeldĂa de los que se sienten hartos de tantas privaciones, sufrimientos y abusivos procederes, mientras los culpables se guardan los millones obtenidos de mala manera y no llegan a pisar la cárcel. Si lo miramos bajo este punto, yo dirĂa que hasta lĂłgico y natural, aunque no recomendable.
PRESTAMISTAS
Hoy oigo en televisiĂłn que esta masiva salida de turistas nacionales es evidente señal de que han perdido el miedo a gastar y sacar la cartera. Me da la impresiĂłn de que tras una sequĂa tan prolongada y un entorno tan poco optimista, no es verosĂmil que alguien pueda tener ahorros y menos aĂşn que los conserve esperando un viaje a tan largo plazo.
Como decĂa al principio, me inclino más por la gran cantidad de entidades financieras y crediticias que están surgiendo al olor de la escasez de recursos que padecemos. A mayor necesidad más abundancia de prĂ©stamos asfixiantes y extremados. Clavos ardientes a los que uno no tiene más remedio que agarrarse si no quiere hundirse en el abismo.
Para ahondar más el problema nos llega mayo con otro acueducto que muchos tampoco podrán resistir. Será solo cuestiĂłn de buscar el remedio en otra empresa prestamista y salga el sol por donde salga, ya que siempre estaremos helados”.
Quizás el equivocado sea yo, con privarme de esos desplazamientos de placer pensando que un mes tiene treinta dĂa y mi vida está ya para pocos sacrificios.
Creo que la soluciĂłn estarĂa en eliminar esos puentes y acueductos y evitar que el ciudadano tenga malos pensamientos y más nefastas decisiones. Eso dijeron pero no lo han hecho. No hay que olvidar que lo que unos gastan alegremente ,otros lo cobran en jornadas laborales extras que tanta falta les hacen. Es la pescadilla que se muerde la cola.
Sigo opinando que el verdadero acierto está en que el gobierno y la clase polĂtica se sacuda de una vez su ineficacia y egoĂsmo y olvide a Bancos y empresas amigas y colaboradoras y se dedique con honestidad e interĂ©s a fomentar el empleo, bajar los impuestos en artĂculos necesarios y eliminar esos recortes sociales que tanto daño nos están naciendo. Vamos, que tengan vergĂĽenza y pundonor de una puñetera vez, que no es mucho pedir y llevamos tanto tiempo esperando inĂştilmente.
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