El padre del piloto Sebastián Ruiz Galván critica al Príncipe Felipe su proceder y el de la Casa Real tras el accidente mortal

Sebastián Ruiz Benítez se queja de que no hayan enviado ni un telegrama de condolencia a las familias o al Ejército del Aire.-

Sebastián Ruiz Benítez, padre de uno de los pilotos fallecidos en el accidente de helicóptero el pasado 19 de marzo en Canarias, Sebastián Ruiz Galván, ha enviado una carta abierta al Príncipe de España, Felipe de Borbón, piloto también, al que reprocha el nulo caso hecho por él y la Casa Real a los cuatro militares desaparecidos en acto de servicio, no habiendo enviado ni un triste telegrama o a alguien en su representación al funeral militar que les dieron en Gando.

Comienza la carta diciendo que le permita felicitarle por la celebración de las bodas de plata “de su promoción del Ejército del Aire -que acabo de ver en las noticias- en la Academia General del Aire de San Javier, acompañado de su esposa, Doña Leticia Ortiz, y de sus dos hijas, las infantas Doña Leonor y Doña Sofía.

“Pero también –continúa el escrito-, permítame decirle que cuando llegue el próximo Día del Padre, yo no tendré nada que celebrar, porque el pasado día 19 de marzo de 2.014, mi hijo, el teniente del Ejército del Aire, Don Sebastián Ruiz Galván, junto con sus compañeros el sargento Don Carlos Caramanzana Álvarez, la teniente Doña Carmen Gracia Ortega Cortés y el capitán Don Daniel Pena Valiño, perdieron la vida cuando se precipitó al mar el helicóptero Súper Puma HD21 del 802 Escuadrón del SAR de Canarias, mientras realizaban maniobras en acto de servicio, para cumplir su única misión que era la de SALVAR VIDAS.

NI UN TRISTE TELEGRAMA DE CONDOLENCIA

Añade Ruiz Benítez que “pasaron 40 días hasta que por fin se pudo celebrar su funeral el pasado 27 de abril, y 44 días hasta el día de hoy, en los cuales Su Alteza debe haber estado bastante ocupado preparando los actos de sus bodas de plata porque, no sólo no acudió al funeral militar de Estado que tuvo lugar en la Base Aérea de Gando, sino que ni siquiera sacó tiempo para indicarle a alguien de su gabinete, que pagamos todos los españoles con nuestros impuestos, para ni siquiera hacer una llamada o mandar un simple telegrama de condolencia”.

“Permítame su Alteza –y si no me lo permite yo me tomo la licencia- para decirle que entre mi hijo y usted hay algunas coincidencias, pero también algunas diferencias –manifiesta el padre del teniente chiclanero fallecido-. Para empezar, aparte de la diferencia de la cuna donde cada uno nació, tanto Su Alteza como mi hijo, han sido dos niños rubios, guapos y encantadores desde pequeños. Si me apura, mi hijo era más guapo que usted”.

Además, los dos llegaron a ser piloto de helicópteros, “Su Alteza porque tuvo todos los medios a su alcance, mi hijo porque yo se los proporcioné con mi trabajo y él con su esfuerzo lo consiguió, de lo cual me siento muy orgulloso”.

LOS COMPAÑEROS ANTES QUE LAS CELEBRACIONES

No obstante, “permítame decirle que como piloto si había una gran diferencia. Su Alteza solamente ha volado por placer; mi hijo, además de disfrutar de su sueño, lo hacía jugándose la vida para salvar la de otros”.

También hay otra gran diferencia: “Mientras todo el mundo se ha preocupado porque los aviones en los que Su Alteza se desplaza han tenido alguna avería, y hay que renovar la flota, mi hijo y sus compañeros volaban en el Súper Puma, un aparato de hace casi 40 años, cuyas condiciones de seguridad en vuelo no eran las adecuadas para las misiones que tienen que realizar, y dieron su vida por España”.

Permítame decirle que existe una gran diferencia, y es que mi hijo era mucho mejor persona que usted, porque para él sus compañeros hubieran estado antes que las celebraciones”.

“Lo lamento muchísimo –termina diciendo Ruiz Benítez en su carta-, pero permítame Su Alteza que le diga que hasta hoy le he tenido un gran aprecio y respeto, pero para quien pretende ser el primero de todos los españoles, el honor, la nobleza, la cortesía, el buen trato, la verdad y la lealtad con sus propios compañeros, han brillado por su ausencia”.