Educación compensatoria

Francisco M Navas Gutiérrez-Presidente de A.L.D.E.A (Asociación para la Libre Defensa de la Enseñanza en Andalucía)-[colaboraciones].-

Ahora que estamos absurdamente abrumados por un hipotético contagio masivo de Ébola en nuestro país, mientras día a día nos amplían los detalles de la estafa legal de las tarjetas negras de Caja Madrid, usadas por personas que no tenían suficiente con cobrar dietas y sueldos millonarios, todo ello sazonado con un independentismo trasnochado que acaba de tirar la toalla frente al sentido común y el imperio de la ley, ahora, digo, nos pasa de rondón una noticia que, para mí, supone en su esencia un arma de destrucción masiva.

Me refiero, evidentemente, al brutal recorte de los fondos estatales dedicados a la Educación Compensatoria. El ministro Wert, en un nuevo alarde de soberbia y de ignorancia supina, apoyado por la mayoría absoluta de su nefasto partido, el PP, ha rematado el disparate de su ley educativa suprimiendo de un plumazo la mayor parte de los dineros necesarios para atender a las necesidades educativas especiales.

Él, que presume de ser una persona culta y formada, debería saber de memoria que la educación compensatoria abarca un espacio que comprende tanto al alumnado con disfunciones físicas y psíquicas como a aquel alumnado que posee una determinada superdotación intelectual.

Dicho en cristiano, tan dañino es no contar en el sistema público de enseñanza con los medios humanos y materiales necesarios para atender a este alumnado (profesorado, materiales curriculares, aulas de integración, acondicionamiento adecuado de edificios e instalaciones), como dejar de lado a ese alumnado con elevados coeficientes intelectuales que necesita de la necesaria ampliación del currículo para poder desarrollar plenamente sus facultades intelectuales y de socialización.

INSTRUIDO, PERO NO CULTO

El ministro Wert representa el vivo ejemplo de que se puede ser instruido, poseer varios títulos universitarios, hablar varios idiomas, pero no por ello culto. La cultura es el poso humano y fértil que dejan los conocimientos en muchas personas y que te ayudan a ser más comprensivo, más tolerante, más justo. Este señor no conoce la cultura ni en pintura.

Combina inexplicablemente en su cabeza trazas de xenofobia a Cataluña, un odio cerril hacia la cultura en general y una intensa aversión a la enseñanza pública. Seguramente para él un chico o una chica que tenga problemas de adaptación al sistema educativo deberían sencillamente dejar de estudiar y abandonar las escuelas e institutos, no digamos ya la universidad.

Recientemente me encontré en la sala de espera del Hospital de Puerto Real, a una antigua alumna acompañando a su madre para una prueba ecográfica, que me saludó con todo el cariño del mundo al verme. Yo había sido profesor suyo, y me contaba el excelente recuerdo que guardaba del instituto, de sus compañeros y compañeras y del profesorado.

Esta chica es de esas alumnas con voluntad de hierro, que no se arredra ante las dificultades. Me comentó, produciéndome un asombro que pronto se convirtió en indignación, que en primer curso de la Facultad en Cádiz, un profesor suyo, otro Wert seguramente, le había dicho públicamente en clase que dejase la carrera, porque no servía para estudiar, y que se dedicara a otra cosa.

EDUCACIÓN PÚBLICA, PODEROSA HERRAMIENTA

A ella aquel comentario le costó seis meses de llanto y desesperación, al igual que a su madre, que en todo momento continuó apoyándola en sus estudios. Pues bien, me comentó al final de su relato, con lágrimas en los ojos, que acababa de terminar la carrera con notable de media, y que se proponía darle con su flamante título en la cara a ese profesor desalmado que intentó aburrirla nada más empezar.

La educación pública es la herramienta más poderosa de compensación de desigualdades que existe, porque iguala definitivamente al obrero con el señorito. Y eso es lo que realmente quieren evitar personajes como Wert, que se creen de otra pasta, de otra casta.

Y lo realmente terrible es que la ideología del señor Wert, ministro del señor Rajoy, compañero de fatigas de personajes como Ana Mato, de Guindos, Fátima Báñez o Montoro, por poner algunos ejemplos de desastres políticos, ha sido refrendada en las urnas por más de once millones de personas que alguna vez se creyeron que estos impresentables iban a llegar con el pan debajo del brazo y nos iban a atar los perros con longaniza.

PROFESIONALES QUE SE DEJAN EL PELLEJO

Bajo sus coches de lujo, su ropa interior cara y su nivel de vida de marqueses, son personas de carne y hueso como nosotros. Y, seguramente, si muchos de ellos no hubieran recibido educación compensatoria en alguno de los momentos de sus respectivas trayectorias educativas, no estarían donde están, ni habrían siquiera soñado con ser ministros de un gobierno que nos ha sumido en la pobreza y en el desamparo económico y social.

Desde A.L.D.E.A. apoyamos la educación compensatoria pública sin reservas, y nos descubrimos con humildad y admiración ante ese cúmulo de profesionales que se dejan el pellejo cotidianamente trabajando con un alumnado que les devuelve día a día su agradecimiento con su afecto incondicional y con su sonrisa.

Apoyemos todos a estas personas, y no dudemos en salir a la calle para defender a los oprimidos, a los desheredados, a los débiles. Porque la dignidad de las personas que necesitan ayuda educativa, está por encima de todos éstos que se creen en la cresta de la ola, aunque presumo que dentro de poco los veremos encallados en la arena de la playa. Es lo que se merecen.