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No hace falta saber, solo “enseñar”

 
Félix Arbolí [colaboraciones].-

En mis tiempos, para trabajar en un medio de comunicación te exigían una serie de requisitos, que no solo se referían a la titulación oficial, cuando el asunto lo requería, sino tener una formación cultural que te capacitara para desempeñar ese trabajo con responsabilidad y dignidad. La llegada de la televisión y las pugnas por la audiencia de las distintas cadenas han cambiado las tornas.

Tener titulación ya ha dejado de interesar. Hay profesionales que han tenido que hacer los cinco cursos de la carrera y su tesis y están en el paro, mientras  los programas y espacios están protagonizados y presentados por “pivones” –como las llaman ahora-, que no han pasado de los estudios de primaria, pero que saben mostrar con la suficiente picardía y precisión su delantera y la longitud de sus piernas hasta límites de vértigo. 

De esta manera el espectador queda obnubilado por lo que le dejan ver y no prestan  atención a lo que esta insinuante señorita le mal dice.

Un medio de comunicación se supone que debe culturizar e informar al espectador y no convertirse en un poderoso recurso para incrementar la incultura del país. Y no me refiero solo a la moda que ha implantado “Telecinco” en algunos de sus programas, donde se hacen entrevistas y se dan noticias con un fuerte contenido, no ya erótico, sino descaradamente porno, con todo  tipo de expresiones groseras y obscenas, que el público asistente aplaude y ríe sin sonrojarse. 

Uno de estos espacios es “Sálvame de luxe”, que no tiene nada, ni de lo uno ni de lo otro. Justifican su falta de moral y ordinariez porque en ese horario se supone que no hay niños. Como si el resto de oyentes fuéramos desechos sociales y personas sin principios.

EN TELEVISIÓN SE VENDE TODO

No es que me asuste a mis años lo que un hombre y una mujer puedan hacer y hemos hecho todos, pero sí el que lo expongan públicamente, con toda clase de detalles y cargando excesivamente las tintas, para causar un  mayor morbo en el espectador.

Me dirán, que si no me gusta, cambie de programa. Y esto es lo que hago, aunque ello no es óbice a que manifieste mi opinión y crítica sobre el mismo.

No comprendo cómo hay personas que venden sus aventuras amorosas en la cama o asiento posterior del coche, infidelidades, rupturas conyugales y hasta la vergonzosa y  detallada descripción de sus intimidades y adulterios. 

Ya son legiones las que buscan al personajillo de turno y se ofrecen a él, pensando en el beneficio económico y la popularidad que les va a reportar a posteriori al contarlo en un programa televisivo. Siento vergüenza ajena al verlos satisfechos y felices exponiendo lo que cualquier persona normal y con un mínimo de decencia intentaría ocultar.

MARILÓ MONTERO Y SUS CONSTANTES METEDURAS DE PATA 

En otro orden y en la primera cadena, Mariló Montero sigue dando palos de ciego una y otra vez a los conocimientos más elementales. Su primer e incalificable error fue decir que las letras “QEPD”, que figuraban al final de un escrito sobre el asesinato de una joven, era la firma del autor del mismo, cuando todos sabemos que significan  “Que en paz descanse”. 

Cuando le advierten del error y de él se hacen eco hasta en la “hojilla parroquial”, al día siguiente remata la faena, advirtiendo que en las esquelas no se pone el “QEPD” sino el “INRI” y se queda tan feliz y  satisfecha. No  hay nadie en su cercanía, ni en la redacción y dirección del programa que le advierta de su tremenda falta de cultura para estar al frente de un programa de noticias.

Y esta señorita, pues creo que se halla divorciada, es asimismo la presentadora y conductora de otro programa en la cadena pública, esa que pagamos todos, como premio a su “saber”, me figuro, pues no muestra otras posibles cualidades. Seguro  que están en el paro chicas monísimas, licenciadas en Ciencias de la Información y con un acertado saber estar y decir. 

¡Como han cambiado las cosas! Cuando estaba activo no pude hacer televisión y radio por mi acento andaluz, gaditano por más señas. Hasta en un programa de “La Voz de Madrid”, que se llamaba “Calle de Alcalá”, con Álvaro Luis, tuve que dejar mis entrevistas sobre cine por ese detalle, que para mí nunca ha sido un defecto, sino motivo de orgullo al ser el habla de mi tierra que no he querido transformar ni perder en los sesenta años que llevo residiendo en Madrid. Debe ser que ahora estamos en democracia y antes era una dictadura.         

2 comentarios:

  1. Pues hay otro ejemplo de presentadora, para mi sorprendentemente con mucho éxito, que tampoco tiene titulación y con programas de fin de semana en horas de mucha audiencia, que no sabe hablar, no tiene facilidad de palabra , no sabe expresarse y encima pronuncia mal queriendo esconder su procedencia con un seseo que chirría. Así está el panorama y magníficos titulados en el paro.

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  2. Y encima enchufa a la hija

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