Un showman gaditano de tan sólo ocho años

  
Mario Guerrero [colaboraciones].-

Hoy me entrevisto cara a cara con todo un señor. Según él, con el segundo personaje más famoso de San Fernando, después de Abraham Mateo. Y con el niño con más arte de toda Andalucía. Él es Carlitos, un gaditano de tan sólo ocho años al que un día un casting le cambió una parte de su vida, de la que hoy está muy satisfecho y que no quiere verla terminar nunca.

La televisión andaluza “Canal Sur” y el programa “Menuda noche” es su casa y a día de hoy sigue iluminando con su desparpajo las pantallas de ese mismo programa, y en breve comenzará una nueva aventura en la televisión más vista por los pequeños a nivel nacional “Clan TV”.

Me reúno con este personaje tan singular en el lugar más emblemático de su tierra, la “Venta de Vargas” en San Fernando, donde Camarón juega un papel importante, al igual que lo juega esta pequeña figura en nuestros días, al que “la fama le sienta muy bien, aunque debería de bajar un poquito” según él.

“Cuando voy a comprar chuches tengo que ir con la gorra puesta, porque si no, no llego; soy muy conocido aquí” comenta de una forma tan espontánea que dan ganas de hartarse de reír con él. Seguimos la entrevista y lo hacemos preguntándole por los estudios, que para él son lo más importante. Saca todo sobresalientes y está apuntado en clases de inglés y para demostrarlo nos formula la pregunta “What´s your name?”.

“Me gusta que me paren por la calle y me reconozcan, tiene a veces sus ventajas. Un día me regalaron dos pinchitos por ser el niño de “Menuda noche”. Me los comí yo sólo” nos cuenta con la cara de pillín que podría caracterizar a cualquier niño de su edad.

Cuando comenzamos a hablar de la televisión de hoy en día, nos dice que él no ve los programas telebasura ni los quiere ver, le parece una tontería. Ve el deporte, el telediario y algunos programas infantiles en “Clan” o en “Boing”.

“EL TRANVÍA NO CREO QUE LO VEA NUNCA”

Además nos dice que los viernes por la noche se ve en la tele y se ríe de nuevo con las cosas que suceden en el programa. “No es lo mismo verlo en vivo y en directo, que después por la tele. A veces en la pantalla se pierde algo de magia” nos cuenta.

“Por cierto, hago magia”, dice con entusiasmo. Le pedimos que nos lo demuestre y nos hace el mítico juego del “dedo cortado”, pero con un arte inusual para su edad.

“Desde pequeño tengo arte diciendo las cosas, según mi madre” responde tras preguntarle de si es consciente del arte que derrocha por donde va. Entramos a hablar de política y Carlitos, este gaditano que cursa tercero de Primaria, nos cuenta que “la crisis la creó Zapatero pero Rajoy ha llegado y la ha rematado”. Aunque no conoce a los ministros, por su edad, sí sabe que existen diferentes partidos y según él “ninguno vale para nada porque todos mienten mucho”.

Pregunta obligada sobre el tranvía: “Yo estudio en un colegio de la calle Real y todavía no he visto al tranvía pasar ni creo que lo veré nunca” nos cuenta con un desparpajo que hace que hasta sus padres tengan que reírse. “Hay niños de mi clase que no saben quién es Rajoy, y yo se lo tengo que enseñar” agrega.

ESCRIBIRÁ UN LIBRO SOBRE “MENUDA NOCHE”

Le resulta llamativo mi teléfono, que se encuentra al lado de la copa de agua que toma de vez en cuando en el momento que paro de preguntar, un teléfono grande y del que me cuenta “que eso no es un móvil, es una tablet”, lo que me da pie a hablar con él de tecnología: “Hay niños que manejan las tablets muy bien y eso me fascina, aunque yo tengo un ordenador portátil para mí sólo, que no está nada mal”.

Sobre la lectura afirma que lee mucho y le encanta, y como primicia añade que está gestando un nuevo libro sobre su aventura televisiva durante los tres años en “Menuda noche”. 

Sus padres tienen el cielo ganado con Carlitos, al que lo acompañan durante todas sus intervenciones en la tele. “Voy a Sevilla una vez a la semana a grabar y puedo llevarme tranquilamente allí toda la tarde” nos responde sobre cómo son las grabaciones del programa.

Aquí termina esta entrevista, con la que me lo he pasado en grande y me he vuelto a convertir en un niño pequeño, de esos a los que los problemas de los mayores no les invade, gracias a Dios, y de los que con un paquete de “chuches” ya son felices. He aprendido muchas cosas, pero lo más importante es que se puede seguir creyendo en la sociedad que viene de camino, porque arte y entusiasmo traen y mucho.