Las increíbles aventuras del “Pequeño Nicolás”
Félix Arbolí [colaboraciones].-
Sigo en la inopia, como el resto de los españoles ante el culebrón que hoy acapara nuestra actualidad. La crisis, la independencia catalana, -ellos sabrán lo que hacen y a lo se exponen-, la corrupción política y el ingreso de la Pantoja en prisión, han quedado “descafeinados”, ante el huracán que ha provocado las andanzas y aventuras del llamado “pequeño Nicolás”, al que yo llamaría mejor “el gran Carpanta”, pues se está tragando la credibilidad de los que rigen algunas de nuestras más serias instituciones.
Faltaba una simple gota para colmar el vaso del descontento contra nuestros políticos y gobernantes y se han encontrado con las cataratas del Niágara. Le llueven aguas turbias y revueltas de todas partes y los medios de comunicación se han encontrado un filón para seguir dando “caña” a un gobierno y un partido que ha tocado fondo.
Confieso con honestidad y arrepentimiento que les voté confiado en sus engañosas promesas y en un ideario que ellos y no yo han enlodado. Lo que siento es que ese voto no me lo pueden devolver, aunque les aseguro que no me volverán a engañar. Al menos, si continúan los mismos.

Ana Mato, ha dimitido como ministra de Sanidad, lo cual no quiere decir que nuestra salud se vaya a encontrar en mejores manos y con medidas más positivas. La sustituirá el que haya sabido ganarse las simpatías del jefe, sin que en nada influyan sus méritos y conocimientos sobre el ministerio a desempeñar. Los recortes continuarán y la sanidad seguirá hundida en la miseria y el abandono sea quién sea el que figure al frente.
CIZAÑA
Ha crecido excesivamente la cizaña, como para que podamos ver de nuevo el trigo. Mientras este barco no cambie su rumbo y no elija mejor timonel, su navegación será un auténtico desastre. Lo contrario sería hacer las cosas bien y en este complejo “moncloísta”, que hoy gobierna, el que vale, pierde el autobús y se queda en casa.
Me parece muy fuerte, según noticias de la prensa, que la ministra dimitida cargara en el presupuesto oficial las fiestas de cumpleaños de su hijo, sus viajes y hasta se encontrara, por arte de birlibirloque, sin tener

¿No le parece que es algo mayor para creer en cuentos de hadas? Lo triste del caso para España y los españoles es que tenga que ser un juez, con más valor que el Guerra, el que tenga que limpiar nuestra política de ineficaces que quieren vivir de un pueblo excesivamente amargado y castigado.
No sé cómo acabará el episodio del “pequeño Nicolás”, aunque me da la impresión de que seguiremos oyendo y leyendo sus aventuras y quizás hasta nos enteremos quién anda detrás de este personaje y su alucinante vida, pues el asunto trae más cola que el cometa Halle. Lo que me sorprende es que un chaval de veinte años haya levantado tanta polvareda y provocado tantos y rápidos desmentidos oficiales.
AGUANTAR EL CHAPARRÓN
Si se tratara de un egocéntrico visionario o farsante el asunto no hubiese pasado de simple anécdota y los medios de comunicación no se hubieran involucrado tanto. Tampoco son normales sus datos tan precisos, relación de nombres y descripción de lugares y despachos de sus entrevistas.
Hechos de tal calibre no se sostienen si no existen fundamentos en los que apoyarlos”.
Me resulta algo extraño que el ministro de Justicia diga que la abogacía del Estado tiene que estudiar el caso para ver si existe o no delito alguno, pues no hace falta ser doctor en Derecho para saber que si un individuo hace públicas tales trapisondas y se muestra seguro y frecuente en actos oficiales de indiscutible importancia, solo cabe pensar que dice la verdad y no es un farsante.
Lo que no se puede hacer es decir que miente y no le conocen, mientras siguen aguantando el chaparrón ante la opinión pública. No creo que se trate de una simple broma o chiquillada y si es así, peor aún ya que no han podido desenmascararlo y detenerlo antes de que dejara en un esperpéntico ridículo a políticos de alto nivel.
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