Elecciones municipales en Chiclana

Francisco M. Navas [colaboraciones].-

Un municipio es la unidad administrativa más pequeña capaz de elegir democráticamente a sus representantes políticos, otorgándose unos privilegios especiales a sus habitantes empadronados, no a los meros residentes. Hace más de dos mil años, en la antigua Roma, el municipium era una ciudad libre que se gobernaba por sus propias leyes, aun cuando los derechos de sus habitantes se adquirían no por estar empadronados sino por ser ciudadanos romanos, algo así como por ser españoles en la actualidad.

El gobierno de un municipio representa la política más pegada al terreno que existe en nuestro país. Aquí, lo importante son los servicios esenciales para la población, la atención directa a las necesidades de la ciudadanía, la solución a cuantos problemas cotidianos surgen en el día a día.

Lamentablemente, la realidad nos demuestra que ni siquiera nuestros ediles municipales saben a ciencia cierta cuáles son sus funciones específicas, pues mientras se afanan en tomar partido a diario por tal o cual asunto de la vida nacional o autonómica que atañe en mayor o menor medida a su formación política, se olvidan precisamente de buscar soluciones a corto, medio y largo plazo, a todos aquellos problemas que atañen directa y diariamente a sus conciudadanos y que entran dentro del área de sus competencias.

La ciudad es un organismo vivo en el que cualquier disfunción grave, cualquier desequilibrio sostenido en el tiempo, provoca a la larga un colapso en todo el sistema.

SERVICIOS MÍNIMOS

En la ciudad, la preocupación de la ciudadanía se centra en tener asegurados esos servicios mínimos propios de una ciudad civilizada del siglo veintiuno, a saber: agua potable en sus casas, electricidad, redes de saneamiento, luz en las farolas cuando oscurece, aceras, servicios de asistencia médica, bomberos, policía municipal que regule el tráfico, espectáculos de calidad, comercios que le abastezcan de lo necesario, líneas de transporte adecuadas, instalaciones deportivas, escuelas, institutos, bancos, estancos, farmacias y todo cuanto se nos pueda ocurrir.

Lo que no resulta de recibo es que una ciudad sea nombrada ciudad europea del deporte, evento que un pajarito me ha dicho que nos va a costa a los chiclaneros un pico, mientras el cuarenta por ciento de la población no tiene agua potable, ni alcantarillado, ni siquiera luz eléctrica en un pequeño porcentaje de esta misma población.

Ni resulta de recibo que se inviertan un montón de millones en un tranvía que llevan prometiéndonos más de veinte años y que costará otro montón de dinero mantener, venga el dinero de donde venga, mientras hay barriadas en las que los ancianos que no tienen coche propio tienen que volver andando o en taxi si van al médico, porque ni siquiera existe un servicio de autobuses en esas horas punta, mientras en nuestro desierto turístico playero del Novo y demás se mantienen la líneas con toda regularidad aunque no tengan clientela, líneas económicamente rentables gracias a las jugosas subvenciones que el ayuntamiento otorga anualmente, no del dinero del bolsillo del alcalde y de sus concejales, sino del nuestro.  

RESPONSABILIDADES

¿Qué piensan los vecinos que viven frente al polígono Pelagatos cuando declaran sus casas como zona inundable por quinientos años, sí, quinientos, mientras la estación del tranvía se construye en esa misma zona y no se considera inundable?

¿Qué opinan todos los vecinos y vecinas que se han quedado fuera del PGOU, y a los que se les ha colgado ese estigma de AFO, (Asentamientos Fuera de Ordenación) para que en su vida tengan derecho a ningún tipo de servicio municipal? No creo que sientan una especial simpatía hacia los sucesivos gobiernos de este municipio.

Veinticinco personas componen el gobierno municipal. Para mi gusto, sobran la mitad si observamos los resultados de su gestión a lo largo de décadas. Chiclana de la Frontera es hoy ejemplo en todo el mundo de lo que no se debe hacer en lo que a planificación urbanística se refiere. Y no me vale la eterna cantinela de que la gente aquí se ha dedicado a construir como loca por su cuenta.

Aquí se ha animado, no ahora, porque todo ha reventado, pero sí durante varias décadas de gobiernos anteriores, a que cada cual hiciera con su campo lo que le diera la gana. Aquí se han construido casas en un mes. Se han perforado miles de pozos para obtener agua. Y sin dejar de lado la responsabilidad de las personas que han cometido individualmente actos contra la legalidad vigente, ya prescritos, por cierto, ¿dónde está la responsabilidad de los concejales que animaron a construir sin medida alguna?

MEDITAR EL VOTO

¿Dónde está la responsabilidad de esos cientos de contratistas que surgieron como las setas, enriqueciéndose a manos llenas durante años? ¿Dónde se puede reclamar la negligencia de los notarios que escrituraron, a sabiendas de que se estaba cometiendo una irregularidad? ¿Cómo queda de tocada la imagen de esos alcaldes que antes lo veían todo lícito y ahora se convierten en guardianes de las esencias legales y democráticas?

No sé si me lee mucha o poca gente, ni siquiera si la gente que me lee está de acuerdo con mis opiniones o no. Sólo intento aportar algo de luz ante el proceso que se nos viene encima. Si no la solución a todos nuestros problemas, tenemos en nuestras manos, en nuestra futura papeleta, la esperanza de que todo este desgobierno pueda eliminarse por fin.

Meditemos cuidadosamente nuestro voto. Y no dudemos ni un instante en expulsar de la política y mandar a sus casas a quienes nos han conducido hasta esta lamentable situación. Porque sólo se han preocupado de sus amiguetes y nunca por la ciudadanía de Chiclana, por la gente de a pie, por los humildes, por los desamparados. Por eso se merecen que les demos definitivamente la espalda. Así sea.