Carmena, mi nueva alcaldesa

Félix Arbolí [colaboraciones].-     

He votado a Manuela Carmena para la alcaldía de Madrid y no me arrepiento, ni espero tener que hacerlo. Sé que la acompañan en su lista algunos que no eran de mi agrado, ni de ninguna persona que tenga una mente medianamente normal, pero he apostado mi voto y esperanza a esta mujer, jueza de profesión y honesta por naturaleza, a la que no podrán  doblegar extrañas influencias.

La considero con la energía y el valor suficientes para coger el timón de esta complicada y dilapidada nave municipal y no cejar hasta llevarla a buen puerto. Empresa difícil, aunque no imposible si se tiene principios. 

Una de las cosas que decidieron darle mi voto, sin importarme el color que la distinguiera, -voto personas, no siglas-, era su entusiasta y decisiva lucha contra los desahucios. Éstos y el problema de los comedores escolares son los que a mi juicio han de solucionarse cuanto antes.

No es por obesidad o alimentos inadecuados por lo que nuestros niños no comen lo necesario, como decía la política del PP, de cuyo nombre no quiero acordarme, sino por inanición total. Vergonzoso que con el dinero dilapidado en atenciones y caprichos personales, se escatime lo que nuestros pequeños necesitan y a lo que tienen pleno derecho.

Esa falta de solidaridad social es una de las causas que más han contribuido a la quiebra total de ese partido, aunque me consta que no todo el monte es cardo borriquero, sino que hay también muchas, espléndidas y maravillosas excepciones.

ALGO QUE LLEVARSE A LA BOCA

Siempre me he sentido culpable e incómodo al verme protegido de las inclemencias del tiempo en esas noches invernales, pensando en todas esas familias que han perdido su hogar y andan refugiados bajo cartones o periódicos en el primer hueco libre que encuentran. 

No puedo comer y deleitarme saboreando algo que me gusta, mientras pienso que hay personas que pasan días y noches buscando en contenedores, basuras y cualquier lugar nada aconsejable, algo que llevarse a la boca para acallar los gritos de sus vacíos estómagos.

Y hasta hay veces que me encaro con Dios por permitir estos egoísmos, abusos, penalidades y miserias a personas que no se lo merecen, mientras liberan de la cárcel y no le hacen devolver el dinero robado a tanto sinvergüenza, prevaricador e insolidario, que no pierde un domingo su misa y besa el anillo de tantos purpurados.

Jesús utilizó un burro para llegar a Jerusalén y compartía los panes y peces con toda la multitud que le seguía. Hoy, probablemente, utilizaría el Metro y llenaría su carrito de la compra en algún súper, que llegaría vacío a su casa, pues su contenido  quedaría en las manos que le salieran al camino.

UN SUEÑO

Hay un sueño que me voy a ir sin verlo convertido en realidad. Una quimera demencial.  Echo todos los días a la primitiva y a euromillones con la esperanza -que es lo último que se pierde-, de que pueda dejar bien colocados y tranquilos a mis hijos el día que yo falte, y dejar además un buen legado para fundar y costear un colegio donde los niños chiclaneros más necesitados puedan estudiar, recibir su material escolar y sobre todo, tener garantizada  su comida totalmente gratis.

¡Sería tan maravilloso dejar este mundo haciendo algo tan necesario y hermoso! Me duele dejar esta vida sin haber siquiera sembrado una semilla de la que brotara algo bueno para todos, pero sobre todo para los que nada tienen y tanto sufren.

Me gusta el gesto de Carmena, mi alcaldesa, que utiliza el Metro para ir a su despacho y va al supermercado a hacer la compra como cualquier vecina de Madrid. Me parece encomiable que haya rebajado los sueldos de ella y sus concejales. Una bajada bastante considerable, como lleva pidiendo el pueblo para tantos politicuchos y gentes sin escrúpulos que han hecho de la política su “modus vivendi” y no un servicio a la ciudadanía que los eligió.

Hasta la fecha no hemos tenido político alguno que haya tocado este tema solidario, incluidos los que ocupan los escaños de la izquierda. ¿Es hora de cambios en este sentido? Si los nuevos nos lo traen, ¡bienvenidos sean! 

CONCEJALES XENÓFOBOS

No obstante, no todas son nubes blancas en el nuevo horizonte. En primer lugar, por razones de seguridad personal, nuestra alcaldesa debe viajar y moverse con las medidas de seguridad necesarias. Hay muchos desalmados sueltos y extremadamente peligrosos. Utilizar el coche oficial para actos relacionados con su cargo, no es nada antidemocrático, sino necesariamente imprescindible.

Otra cosa es utilizarlo para comprar sus bombones preferidos como aquella ministra y vicepresidenta socialista o para sus asuntos particulares, después de haber desayunado o tomado café servido por un mayordomo, como el caso de Ana Botella. Ni lo uno ni lo otro.

Tampoco me satisfacen y a mi parecer sobran como concejales los autores de esos graves insultos xenófobos contra el Holocausto nazi, una chica víctima inocente de la ETA, y una joven violada y asesinada brutalmente, cuyo cadáver sigue sin aparecer, pues me figuro que a sus padres y a los que tenemos algo de sensibilidad, nos parece tan insultante como denigrante que estos individuos puedan seguir siendo concejales.

Tampoco que se hable de la guillotina como elemento de venganza y escarmiento a los anteriores políticos. Estos elementos no pueden estar al frente de ningún estamento público. Me figuro que mi votada y admirada alcaldesa los alejará de su equipo, ya que de lo contrario se hará partícipe y cómplice de estas intolerables barbaridades.