¡¡¡Adiós “Pequín”!!!

Félix Arbolí [colaboraciones].-
Hace unas horas hablaba con su mujer sobre la gravedad de mi querido “Pequín”, como siempre le ha llamado desde pequeño, aunque se trate de Manuel García Velázquez, familiar muy allegado en mis sentimientos y recuerdos. El fatídico cáncer de pulmón, el mismo que me dejó sin padre desde pequeño y se llevó a mi hermano Luis, ha sido la causa de su fallecimiento. (FOTO: Aniqui García Velázquez, hermana del fallecido).
Su mujer me habló horas antes de su gravedad, sin esperanzas, aunque para la familia sea lo último que se pierda. Dentro de su extremada preocupación, seguía con la mente en plenas facultades y pasando los días con resignación al tener que soportar la cruz que le había tocado. Manolo era una persona especial y bonachona, demasiado bueno diría yo, para andar por este mundo de egoísmos y cinismo.
Con esta mi querida familia pasé muy buenos momentos de mi infancia y los consideraba como auténticos primos hermanos. La primera fue Aniqui, mi preferida por la edad para nuestros paseos en pandilla y

Su casamiento con un gran amigo, Pepe Galindo, un hombre excepcional, amigo de todos, me llenó de satisfacción, pues sabía que ambos tenían garantizada la felicidad, como así fue.
FAMILIA NUMEROSA
Manolo estudió Textil y marchó a Cataluña, perdiéndole de vista hasta hace nueve años que estuve en Chiclana para presentar mis dos últimos libros y lo vi allí con su mujer, que me presentó, pues no nos conocíamos. En este mismo evento pude saludar y abrazar a Aniqui, que ya se encontraba mal de salud, pero no quiso desaprovechar mi estancia para verme y abrazarnos. Un detalle que le agradecí muy de veras.
Ya su marido y buen compañero de los marianistas, Pepe Galindo, nos había dejado. Fue esa ocasión en la que pude ver, abrazar y no sabía que también despedirme de tan queridos familiares.
Los García Velazquez formaban una de las familias más numerosas de Chiclana. Yo me sentía cómodo y contento en su compañía y me gustaba el trato y afecto que me demostraban. A partir de Felisa, a la que llamaban Nena, que se hizo monja y no he vuelto a tener noticias de ella, no recuerdo mucho a los miembros que continuaban.
Sí de Emilio, que siguió los pasos de su abuelo y su padre y se hizo médico, muriendo muy joven, y Carlos, Javier, Pilar, una que se casó y dio la casualidad que yo estaba de veraneo con mi mujer en Chiclana y estuvimos en su boda, y pare usted de contar. Me he perdido la mitad, que me perdonen pero las ausencias de la tierra traen consigo estas circunstancias.
OTRO PEDAZO DE VIDA
Otro trozo de mi vida que desaparece. Una persona querida y muy unida a mis recuerdos de infancia y sentimientos, que ya goza de la inmortalidad y de la gloria. Pensemos en cristiano. Hay veces que no puedo expresar en unas líneas todo cuanto siento y quiero destacar. Haber hablado con su mujer y a escaso tiempo recibir de un primo de ellos y pariente muy querido mío, la noticia de su muerte, ha sido horrible por lo inesperado e impactante.
No sé que decir. Solo deseo enviarle un fuerte abrazo a su mujer, hermanos y familiares, y hacerle llegar mi dolor ante una desaparición que nos va a costar bastante tiempo asimilar. Dios lo ha querido y contra eso, no hay fuerza humana capaz de oponerse. Mis oraciones, emoción y cariño a mi inolvidable “Pequín” y que él vele por los que nos quedamos aquí que buena falta nos hace.
Un abrazo y espérame en el cielo, como dice la copla.
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