Don Quijote cabalga de nuevo…

Félix Arbolí [colaboraciones].-

A veces, cuando veo en la televisión cómo viven en otros países, siento envidia y en mi fuero interno me gustaría poder vivir en un lugar así. Lo único que aún me hace sentir emoción de lo español es la visión de nuestra Bandera. Sé que para muchos no representa nada y hasta otros la prefieren con una franja morada en su parte inferior, pero yo, que he vivido ambos regímenes, me sigue gustando los colores actuales, que son los originales desde su implantación por Carlos III el 28 de mayo de 1785.

Admiro a los países nórdicos y mucho a Gran Bretaña, donde se percibe el respeto de sus ciudadanos por el medio ambiente, la justicia social, la honestidad política, el respeto a las ideas y creencias del contrario y la estricta honradez de sus gobernantes.

Me siento infravalorado cuando los comparo con las trifulcas callejeras, las gamberradas pandilleras, los rencores acumulados de un  pasado que por lo visto nadie quiere olvidar, las corrupciones y abusos de cada día en nuestra clase dirigente y la angustiosa necesidad de un pueblo al que no dejan de mortificar. Una nación que fue un día cabeza del mundo, hoy no llega ni siquiera a ser su cola.

Hemos perdido la fe, el ideal, la vergüenza, la generosidad con el prójimo necesitado y la decencia  de los cargos corruptos que van por la calle ajenos a los gritos y cóleras de sus estafados vecinos. Seguimos aún en el feudalismo y la barbarie de pasadas épocas, porque los que tienen que marcar la pauta para el cambio y el progreso solo lo hacen en beneficio propio, como si el pueblo siguiera siendo la antigua gleba.  

SANTAS VIVIENTES        

Los ejemplos y enseñanzas que me inculcó mi madre, con toda su buena fe, como casi todas las mujeres de su época, no me han ayudado mucho en mi enfrentamiento diario con la vida y sus truhanes, aunque sí me han dejado un sedimento difícil de borrar hasta el día de mi retorno definitivo.

Nuestras madres estaban más entregadas a rezos y ocupaciones caseras, no estaban capacitadas para aliviar las dudas sobre determinados asuntos que tuvimos que descubrir por procedimientos no siempre aconsejables. Eran santas vivientes. Sé de casos en que en la noche  de bodas, antes de entregarse a los placeres del matrimonio,  se dedicaban a los del espíritu y la pareja arrodillada rezaba el rosario  antes de consumar el matrimonio, porque entonces eran muy estrictos en la virginidad femenina. 
Mi madre perdió  toda esperanza e ilusión en el mismo instante que se fue mi padre. Hay veces que una tumba lleva dentro dos vidas en un solo corazón que ha dejado de latir. 

De Dios, conservo una idea que hoy es azul, mañana se torna roja y al día siguiente es más blanca que la nieve, ese caprichoso escenario donde van a pasar sus costosas vacaciones los que viven del cuento, de la corrupción, de las riquezas bien o mal adquiridas y los políticos sinvergüenzas, que suelen ser mayorías. A pocos parados y currantes veremos en esos lugares de lujo y recreo, donde el dinero es el “becerro de oro” del siglo XXI. 

Si yo fuera gobernante mermaría las tres cuartas partes del dinero que ganan los Bancos y haría pasar a todos estos zánganos de camisas almidonadas el mes con los 340 euros de sueldo que ganan algunas familias y que, según la concejala del PP de Tenerife, es suficiente para mantenerse, aunque  ella gane 4.800 y gaste muchos  más con su tarjeta en caprichos y hasta ropa interior.

ESCÁNDALO Y VERGÜENZA



Con el precio de su braguita y sujetador a lo mejor comía una familia durante una semana. De pena, escándalo y vergüenza. No hacen falta revanchas, maltratos y apaleamientos, solo hacerles saber lo que es la pobreza y la desesperación aunque solo fueran quince días de cada mes.

Otra cosa que haría es la abolición de privilegios económicos y patrimoniales por cargos o herencias nobiliarias, que ya huelen a rancio. Sin que ello les impida seguir usando el título como recuerdo a la proeza de su antepasado. Hay señores que tienen enormes extensiones de terrenos improductivos, para jornadas de caza o diversión, mientras el pueblo al que pertenece no tiene tierras donde sembrar, trabajar y ganar el sustento. 

Daría prioridad y urgencia a los juicios pendientes por malversación de fondos públicos, blanqueo de dinero y otros delitos graves, a costa de un pueblo que sufre y se siente ultrajado. Sean del partido que sean y hayan ocupado los más altos cargos. Y en este capítulo no hago distinciones entre partidos ni comunidades, donde el dinero público se ha ido por las cloacas del poder y la corrupción a los paraísos “fecales”.

Lo más insultante es ver cómo esos corruptos y dilapidadores gozan sus vacaciones, -aunque estén imputados o en prisión-, esquiando en lugares de lujo y navegando en yates, mientras el honrado y explotado ciudadano no puede hacer ni las dos comidas al día. Y conste que ni soy de izquierda, ni de  derecha, solo de aquél que con vergüenza, dignidad, y eficacia, nos libere de tanto parásito que vive a nuestra costa y a cuerpo de rey.