Logo Derecho - Bann

“El Comercial”, mi primer café literario


Félix Arbolí [colaboraciones].-

El primer artículo que escribí en Madrid para ser publicado tuvo como escenario el “Café Comercial”, a la salida de Metro de Bilbao. Lo vi al pasar con sus enormes ventanales y pensé que era el escenario ideal para  pasar la tarde y dejar libre la inspiración. Era el primer artículo de una serie que me había encargado el Arzobispo de Sión y Vicario General Castrense, Monseñor Alonso Muñoyerro, para publicarlos en la revista del Apostolado Castrense.

Posteriormente fueron recogidos en un librito que se iba a entregar a los chavales que se incorporaban al servicio militar. Cedí mis derechos para ese fin. No sé si llegó a publicar pues al ingresar en el diario “Pueblo” perdí el contacto con “Empuje”, que era el nombre de la revista. Me pagaban  entonces cincuenta pesetas por artículo, que eran semanales, con las que pagaba las doscientas mensuales que me costaba la pensión sin derecho a comida. 

Eran consejos y advertencias sobre la vida en Madrid a los que como yo habían llegado de provincias. El  arzobispo me conocía desde que di una conferencia para los marineros sobre conducta moral y social de nuestros militares sin graduación,  que había sido organizada por él. Luego me recibió en su palacio arzobispal y mantuvimos una larga y cordialísima charla, parte de la cual publiqué con su autorización en el diario “Pueblo” del gran Emilio Romero, universidad de la que salieron los mejores periodistas de la época y no lo digo por mí.

Recuerdo que había un programa en TVE donde Alvaro de Laiglesia, el director de “La Codorniz”, salía con unas chicas en bañador -el bikini aún no se había impuesto-, y Monseñor estaba indignadísimo con la desvergüenza al exponer a la mujer de esa manera en un medio público y oficial. ¿Qué diría hoy el amable arzobispo si viera lo que nos echan y presentan a cualquier hora del día?  

CIERRE DEL “COMERCIAL”

Hoy me entero con enorme tristeza que mi “Café Comercial”, esa segunda vivienda donde pasaba más horas que en la que dormía, ha cerrado sus puertas. Aún me  parece estar viendo a sus dueños e hija, que debían vivir en las dependencias de arriba, a su viejo y servicial camarero Juan, que tenía fama de huraño y mal encarado, aunque yo le cayera muy bien, ignoro el por qué.

A las tres Marías, Pilar y las dos Rosarios, sesentonas y juerguistas hasta límites insospechados, con las que pasaba amenos y largos momentos de charla, oyendo sus locas aventuras de viudas ajenas al que dirán  y con las que pasé  un fin de año memorable. No me he reído más en toda mi vida.

Una de ellas Pilar, quiso emparejarme con su hija, unos años menor, pues le gustaba como yerno, pero ella que se dedicaba a la fotografía, tenía otro amor escondido que me ganó la batalla. Se llevó un disgusto tremendo al enterarse. No puedo omitir a Elisa, la joven vedette del cercano “Teatro Martín”, que todas las noches al acabar la función y algunas tardes, antes de empezarla, solía acercarse y pasar las horas libres conmigo.

Charlábamos como dos enamorados, sin que nunca hubo detalle o intento por ninguna de ambas partes en demostrarlo, ante el miedo que pudiera acabar tan bonita y entrañable amistad, si alguno no quería convertirla en amor. Ambos  éramos conscientes de que nos gustábamos mutuamente, pero no nos atrevíamos a ahondar en el asunto.

TERTULIAS Y DEBATES

Aún  no entiendo el por qué siendo conscientes de nuestra atracción personal no llegáramos a mas, si ninguno de los dos estábamos comprometidos en otras relaciones. Solo sé que se marchó a provincias con la compañía, nos despedimos con un enorme beso y abrazo y nunca más supimos el uno de la otra.

En el fondo del local, teníamos tertulia, debates y partidas de dados en una reunión en la que todos sus componentes llegaron a escalar su montaña de ilusiones y mirar al mundo desde su cima. Los patriarcas eran don José Vega y su esposa doña Angelita, él profesor y autor de algunas obras y ella ama de casa y controladora del cotarro.

Mingote, aún era novio de su posterior esposa y viuda y ya iba siendo conocido por su insuperable arte, ingenio y ocurrencia. Otro matrimonio, que nunca faltaba Jesús Fragoso del Toro, periodista deportico y su encantadora esposa Luisina de Castro. Él era conocido entre sus íntimos como “Chuchi”. Dos personajes muy especiales y queridos, inolvidables y añorados que ganaron varias veces el premio de natalidad que Franco otorgaba a los matrimonios con más hijos. Ellos, según mi última estimación, llegaron a diecinueve.

Cuando publiqué  mi tercer libro, “Confidencias de un periodista”, en el que hablo de este local y cito sus entrañables clientes, estuvo en el cóctel Luisina con dos de sus hijos. El abrazo que nos dimos fue antológico. Él nos había abandonado años antes. Otro contertulio fue Jesús Puente, que triunfó posteriormente en la televisión, teatro y cine  como actor. 

APRENDIZAJE DE LA VIDA

Maria Fernanda D Ócón y su entonces novio, luego marido y posteriormente “ex” y desaparecido,  Mario Antolín, etc. Permanecíamos en el local hasta la hora del cierre. Había días que por guardar las cinco pesetas del café con leche y la propina del camarero, me quedaba sin el bocadillo de calamares que costaba dos pesetas y era mi cena. ¡Cuánto aprendí y disfruté con estos grandes amigos!

A veces Rafael Azcona, que solía escribir los guiones de sus películas ante la ventana de un café  cercano, se pasaba por nuestro rincón y charloteaba brevemente con nosotros. Hoy creo que soy el único  superviviente de esa  tertulia, como de tantas otras. Debo ser de la especie de “Forever”, la serie de televisión, en la que su protagonista sobrevive a todos sus amigos. Ya no quedan ni los escenarios donde compartí  mis ilusiones, sueños, lágrimas, decepciones y alegrías en los inicios de una carrera que solo acaba cuando la mente o el cuerpo han dejado de funcionar. 

De mis primeros cinco cafés madrileños, donde me refugiaba para perseguir mis sueños, “Noviciado”, “Universal”, “Prado”, “Comercial” y “Gijón”, solo queda éste último, aunque cualquier parecido con el que fue escenario de tantos hallazgos artísticos y literarios, parece simple coincidencia. 



No hay comentarios

Los Comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.

Por favor al redactar tu comentario sobre EL TEMA, cuida las formas.
No utilices 'copiar y pegar' para grandes textos, ni mayúsculas en exceso. No poner textos en el nombre. No direcciones web externas. Mejor sin abreviaturas SMS. Los comentarios pueden ser borrados (ver Advertencia Legal)
.