EDITORIAL FEBRERO 2016 -Stefan Schauer, concejal a la fuga

Las tribulaciones de un edil y su inexplicable cambio de actitud.-

En diciembre les contamos un cuento sobre el lobo Román que se había comido a Caperucita Rodríguez y les decíamos que era un cuento muy real. Ahora le vamos a hablar de una película, porque lo ocurrido con la marcha de Stefan Schauer del Partido Popular es de cine negro, muy negro.

El concejal que durante estos últimos cuatro años había conseguido ganarse el respeto de los chiclaneros con su trabajo y eficiencia, dio la espantada sin previo aviso. No ha respondido las llamadas de sus compañeros, ni de su valedor en el PP, Ernesto Marín.

El pasado mes de julio nos enteramos que el PSOE, José María Román, le había propuesto a Schauer, con el presidente de los populares, Andrés Núñez, delante, que se integrara en su equipo de gobierno, ya que los hoteleros del Novo así se lo habían pedido, después del gran trabajo que había realizado en el anterior periodo corporativo.

Cansados de tratar con concejales y edilas que no tenían ni idea de lo que es el turismo, con Schauer vieron el cielo abierto. El PSOE jamás le ha dado importancia a nuestra mayor fuente de riqueza y por eso, ante la petición formulada, no le quedó más remedio que tragarse su orgullo y pedir a un edil de la oposición que se uniera a él.

TEJEMANEJES

Román dijo en el pleno de enero, en el que el exconcejal del PP pasó a ser no adscrito, que no le había lanzado el anzuelo para que dejara su partido y se aliara con él. Conociéndolo, no resulta creíble, sobre todo cuando seis meses antes ya le pidió que se fuera con él.

Afirmó que si pactaba con alguien sería con Izquierda Unida, que le apoyó en la investidura, pero ya sabe que no habrá moción de censura en contra como él hizo con Ernesto Marín en 2008, porque sería del todo imposible un acuerdo entre IU, PP, Por Chiclana Sí Se Puede y Ganemos, teniendo en cuenta que IU, o dos de sus tres concejales, están ahí por aceptar José Pedro Butrón en su día un gobierno cuatripartito que, curiosamente, estos dos ahora ediles apoyaron y se colocaron como cargos de confianza del posteriormente defenestrado y condenado Butrón.

Ahí no hubo cargo de conciencia, pero tras los tejemanejes de Román, los que apoyaron el cuatripartito renegaron de él y se unieron al PSOE, saliendo muy bien librados. No creemos que ahora, tras ver lo que le pasó a Butrón, apoyaran un hipotético cuatripartito con Marín como alcalde. O sí, porque en política puede pasar de todo.  Y en Chiclana más.

COBRAR POR UN TRABAJO QUE NO HACE

Lo de Schauer es distinto, no tiene que dar explicaciones. Bueno, debería hacerlo a los ciudadanos, pero ya hemos visto que no le importan mucho. Nadie comprende que se haya ido casi sin despedirse, que no haya dejado su acta de concejal tras marcharse a Canarias a trabajar y no poder hacer su labor política en la ciudad que le paga cada mes 900 euros. Seguir con ella, viniendo sólo a los plenos una vez al mes, dice muy poco en su favor, ya que todos le estamos pagando un sueldo por no hacer lo que debe.

¿Entrará en el equipo de gobierno dentro de unos meses, si se termina su contrato en la empresa en la que está y regresa a Chiclana? ¿Lo dejará para integrarse con Román? ¿Buscará el traslado a un hotel del Novo, donde tiene buenas amistades, para poder seguir ejerciendo como concejal y apoyar a los socialistas como hizo en el pleno de enero?

¿No se unirá a Román? ¿Dejará el acta si el trabajo le dura mucho en Canarias? Estas incógnitas deberán resolverlas Sam Spade o Philip Marlowe, pero lo van a tener muy difícil. De la política chiclanera se podría hacer una buena película, o varias, pero siempre está el mismo protagonista: Román. Y la ambición de ciertos concejales.