Inglaterra ha dado el primer paso
Félix Arbolà [colaboraciones].-
Europa se desintegra. Eso al menos dicen los más pesimistas o puede que sean los más sensatos. Vaya usted a saber. Los ingleses con su táctica de mirar por lo suyo por encima de todo convencionalismo, han decidido salir del laberinto europeo en que nos tienen sumidos extraños cĂrculos, siniestros personajes y no muy altruistas polĂticos y ha votado a favor de continuar su recorrido sin normas, ni sometimientos a extrañas consignas de foráneas asambleas y orondas polĂticas.
No entiendo aĂşn las consecuencias econĂłmicas, polĂticas y sociales de esta salida de Europa, en la que nunca se ha considerado plenamente integrada, pues hay un mar que la aĂsla y separa geográficamente y una moneda propia y más fuerte que ese ridĂculo y espantoso dinero de “monopoly” que nos han impuesto al resto.

El Quijote y su viejo Rocinante siguen sus absurdas batallas con los molinos de viento, que en este caso, sĂ parecen autĂ©nticos gigantes, por la codicia y ambiciĂłn personal de algunos de sus “molineros”. Hoy se ha impuesto la moda de criticar lo español y llamar facha y de otras maneras despectivas a los que intentan lucir los colores de nuestra bandera, aunque no tenga nada que ver con el conservadurismo polĂtico.
PROBLEMAS PARA GIBRALTAR
Es el Ăşnico paĂs, me atrevo a asegurar, donde ocurre esta aberraciĂłn y repudio a lo que debiera ser sĂmbolo y representaciĂłn del orgullo nacional. A excepciĂłn, claro está, cuando se trata del fĂştbol, donde nuestra selecciĂłn se airea y vitorea con entusiasmo, aunque la llamen “la roja”, porque ya es demasiado pedir que la llamen “española”.

Los gibraltareños y pueblos cercanos al Peñón, están bastante contrariados. Es un autĂ©ntico problema para ellos este Ă©xodo europeo, porque este trozo de roca, ampliado ilegalmente, no tiene ingredientes suficientes para mantenerse por sĂ mismo y se han arreglado con lo que les entra y sale a travĂ©s de unas fronteras que al dejar de pertenecer a la Comunidad europea, serán menos permeables y más controladas. Si esperan que los ingleses les ayuden a salvar su economĂa, lo llevan claro.
Es mucho pedir que la rubia o pérfida Albión, pues de las dos maneras se la cita literariamente, se haga cargo de sus diarias necesidades. Si no se llega a una solución que pueda paliar las consecuencias de este abandono, Gibraltar va a tener un futuro bastante chungo.
El turismo, principal fuente de ingresos de la Roca, sufrirá una considerable merma en ambas fronteras y el comercio de los “llanitos” se resentirá bastante sin la habitual entrada de compradores y vendedores.

Sin omitir lo relacionado con los asuntos hospitalarios, medicinales y ambulancias que como residentes en zona comunitaria europea, tenĂan derecho. Incluso el turismo inglĂ©s de la tercera edad que ha elegido las costas españolas como residencia, aprovechando la homologaciĂłn de las atenciones mĂ©dicas precisas.
¿QuiĂ©n se beneficia de esta negativa a considerarse europeos? No lo sĂ©. Como decĂan en mi infancia, “doctores tiene la iglesia que lo sabrán responder” y yo no he pasado de monaguillo en este asunto. Además, ni los más avezados en este tema entienden los tejemanejes y rumbos caprichosos de la polĂtica.
No pasará mucho tiempo sin que empecemos a sufrir las consecuencias de este “tsunami” inglĂ©s que repercutirá, no cabe duda, en el resto de paĂses que se han movido en su cĂrculo econĂłmico y polĂtico.
Lo Ăşnico que deseo y espero es que sus efectos no nos vuelvan a hundir aĂşn más en la miseria, aumentando como ya es habitual el nĂşmero de nuevos millonarios españoles. ¿No es hora ya de que algunos paĂses nos decidamos a plantar cara al asunto y pensemos en la conveniencia o desventaja de seguir perteneciendo a una Comunidad donde solo gozan tres y el resto se conforma con las migajas? Inglaterra nos ha marcado la pauta y seguro que algunos más nos seguirĂan.
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