Mis hijos descubren la maravilla de mi tierra
Félix Arbolà [colaboraciones].-
A mis hijos les he contagiado el amor a mi tierra gaditana. Uno está en la histĂłrica, señorial y maravillosa SanlĂşcar de Barrameda y el otro preparando las maletas para irse a Chiclana, a disfrutar de su playa de La Barrosa. Y es que Cádiz tiene una provincia variopinta, fascinante, alegre, atractiva y con un arte y una “grasia” que “no se puĂ© aguantá”. (FOTOS: Playa de La Barrosa en Chiclana y SanlĂşcar de Barrameda).
Y lo dice un chiclanero que conoce casi todos los pueblos y rincones de esa trimilenaria capital gaditana, porque en cuanto me sacan de sus lĂmites me pongo a “boquear” como pez fuera de su entorno. Gracias a tantos encantos y los precios tan asequibles en que se puede vivir, se está convirtiendo en la zona de veraneo y “otoñeo” más solicitada de nuestras costas.
El mayor, FĂ©lix Juan, está en SanlĂşcar de Barrameda con su mujer, que es vejeriega, para que todo quede en los lĂmites más entrañables Y me llama a diario para contarme sus descubrimientos y aventuras en ese fascinante e interesante escenario. El hostal “SanlĂşcar”, en la calle Ancha 84, ha sido su mayor y más grato descubrimiento.

Está regentado por tres jóvenes y entusiastas emprendedores, muy animados y con una profesionalidad y trato exquisito que les han encantado. Son Lucia, Paco y Mercedes, una de ellas hija de una vejeriega de muy conocida familia en su tierra natal, que seguramente conoceré de mis tiempos y recuerdos amorosos. Fue precisamente uno con su apellido el que me dejó sin ese gran amor de juventud.
AMIGOS Y AMORES
El hostal que han montado este trĂo de ases, es un escenario impresionante donde el cliente queda gratamente sorprendido por el confort, la calidad de su comida y las atenciones de sus responsables. Está asombrado del trato que los de mi tierra gaditana saben dar a sus clientes, no muy normales en otros lugares más estrictos y protocolarios.
Mi hijo es persona muy agradecida y noble y cuando se encuentra a gusto y apreciado, da el do de pecho y el “as de corazones”. No es porque sea el padre, pero es una persona incapaz de hacer mal a nadie y extraordinario en su manera de ser y de pensar.

De SanlĂşcar tengo muy gratos recuerdos, pues de allá y allĂ fue a morir un gran amigo mĂo, actor, director, guionista, escritor y cronista taurino, llamado Manuel Vidal Arias, que se fue hace ya diez años, Intimamos mucho y fue más que amigo casi un hermano para mĂ, cuando nos reunĂamos en el cafĂ© de GijĂłn en los años de mi intensa actividad periodĂstica. Era un chaval extraordinario y un sanluqueño fuera de serie. Amaba a su tierra, con la misma intensidad que yo quiero a mi Chiclana.
En Sanlúcar también, perdà a una novia casi formal, que se fue para pasar el verano y no regresó, ni me dirigió una simple carta. Creo que se casó con un farmacéutico. Por lo que he podido comprobar no he tenido suerte con mis novias paisanas. Ésta me dejó por un farmacéutico y la de Vejer por un hacendado que llegó a ser alcalde de su montañoso pueblo.
MARISCO Y MANZANILLA
Siempre he visto que mis hijos se empeñaban en ir de veraneo a lugares de España, bonitos, sĂ, pero no tanto, tan divertidos, de precios nada elevados y amigables, como los de mi inolvidable y querida provincia gaditana.
En SanlĂşcar, ya ejerciendo el periodismo, conocĂ a Jean Cocteau, que me presentĂł mi querido y admirado amigo y maestro JosĂ© MarĂa Pemán, con motivo de un acto literario allĂ celebrado. Y en SanlĂşcar he saboreado el marisco más exquisito y fresco sentando en una terraza frente a su inmensa y bonita playa, acompañado por su exquisita manzanilla, uno de cuyos bodegueros principales, fue compañero mĂo en el colegio San Felipe Neri de Cádiz.

¿QuĂ© me vas a contar mi querido FĂ©lix Juan sobre SanlĂşcar? En lo Ăşnico que me ganas, aparte de tu juventud y nobleza, es que has tenido la suerte de encontrar un paraĂso como residencia y unos hoteleros maravillosos que, por lo que me cuentas y el entusiasmo que pones en ello, hacen honor a la fama y grandeza de las gentes de mi tierra.
Desde la Villa del Oso y el Madroño, mi enhorabuena a ese trĂo hotelero fabuloso y una peticiĂłn: por favor, no cambien y sigan con ese estilo y trato exquisito que tanto admiran sus huĂ©spedes y gracias por el que dais a mis hijos que se lo merecen y a los que quiero mucho más de lo que ellos se figuran.
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