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Un nuevo aniversario y van 84

 
Félix Arbolí [colaboraciones].-

El pasado 13 de julio llegĂł al mundo un bebĂ©, que se colĂł y una vez  en camino, le dieron vĂ­a libre sus padres, aunque parece que no fue recibido con enorme alegrĂ­a,ya que unos meses antes habĂ­a muerto una niña preciosa de seis años, su hermana, dejando como es lĂłgico desolados a sus padres. No tuvo celebraciĂłn, ni fiesta alguna en su bautizo  y para cubrir los trámites necesarios buscaron como padrino a su hermano mayor, Juan JosĂ©.

Fue sin duda el mayor acierto, sin pretenderlo, que pudieron hacerle. Hizo de padre,  ya que el mĂ­o muriĂł cuando solo tenĂ­a cuatro años, de  hermano, padrino y el hombre que más he querido y más me ha querido en este mundo. LlorĂ© amargamente su muerte, porque con Ă©l se iba la parte de mayor ternura y comprensiĂłn de toda mi vida. Y no exagero, ni hago excepciones.

Recuerdo que en esas charlas a media tarde que a veces tenĂ­amos con mi madre, nos decĂ­a que Amalita, la hermana muerta, era una niña guapĂ­sima, muy buena y cariñosa y que hasta en ocasiones pensaba ella al verla tan enferma, que era más normal que fuera  la que se salvara, en lugar de ese hijo al que ni siquiera conocĂ­an se habĂ­a formado del todo. 

Su confidencia, justo es reconocerlo, me produjo una horrible sensación que me ha acompañado durante toda mi vida. Nací porque me colé, sin ser deseado y me querían cambiar por otra hermana que estaba muy enferma. El horizonte que se me abría era de los que traumatizan a un caballo. He de aclarar que mi madre me quiso con locura y cuidó de mí con todo lujo de atenciones y detalles.


TRAUMA

También me contaba que en el nacimiento de mi hermano Luis, un año y meses mayor que yo, mi padre se volvió loco de alegría y salió al balcón de casa a tirar monedas a los que se arremolinaban en la calle, orgulloso y satisfecho de ese nuevo hijo. Yo no tuve ni celebración por el bautizo, ni se esmeraron en buscarme padrino, como tuvieron todos mis hermanos, aunque sin darse cuenta me proporcionaron el mejor que pude ambicionar.

El ser más cariñoso, comprensivo y entrañable que pude imaginar. Eso si se lo tengo que reconocer y agradecer a mis padres, que eligieran un ser tan especial para estar junto a mĂ­ en mis penas y alegrĂ­as como un verdadero padre, a pesar de solo tener diez años. 

No obstante, el recuerdo que he tenido de esos sucesos, me causĂł cierto trauma el resto de mi vida. NacĂ­ por un descuido de mis padres y en el momento menos deseado e inoportuno. Lo que no sĂ© es como he tenido suerte en esta vida con tan singulares principios. 

Hubo un jesuita en Cádiz, con el que yo charlaba mucho de todos los temas y nos hicimos amigos, el Padre Muriel, en la residencia de la Compañía junto a la Iglesia de Santiago, que me decía que no tendría suerte en esta vida. Que él tenía esa impresión. Me animaba a abandonar las cosas de este mundo para que alejado de todos, me dedicara en exclusiva al servicio de Dios.


LIBERAR LO OCULTO

A veces estuve a punto, al tener que soportar tantas calamidades, hambre, falta de alicientes y de escasas perspectivas en el horizonte, que pensé incluso que era la única solución en mi vida.

En algunos momentos me he arrepentido de no haberle hecho caso, pero he sentido una atracciĂłn tan enorme y especial hacia el amor a la mujer -soy romántico por naturaleza-, que el hecho de tener que olvidarme de estas delicias que Dios tambiĂ©n habĂ­a puesto en la vida, me reafirmaba en mi decisiĂłn de seguir en el mundo de los que pueden amar de esa manera. 

Mi admiración hacia la mujer y mi idealizado y maravilloso concepto de vivir plenamente el amor, hizo que abandonara mis inquietudes religiosas. La vida me ha brindado toda clase de circunstancias, penas, alegrías, rechazos, decepciones y empeños tras esa ilusión que parecía inalcanzable, que no me ha dejado mucho tiempo para meditar. Ahora no cambio a las personas que forman la parte más importante de mi mundo, por nada ni nadie.

Unos pasajes inĂ©ditos de mi vida que hoy, en este especial aniversario, que siempre me equivoco felizmente pensando que será el Ăşltimo, he sacado a la luz, para liberar gran parte  de lo que aĂşn llevo oculto y atormentándome.

  




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