Hambre y timo en nuestras calles
Félix Arbolà [colaboraciones].-
Llora el niño desolado,
La madre sufre en silencio,
Maldice el padre amargado
Con impotencia y desprecio.
El niño está amoratado,
Por su llanto terco y recio,
El padre mira angustiado,
La madre le ofrece pecho.
Sangre y no leche ha brotado,Que el niño bebe sediento,
El padre observa asustado
Tan insĂłlito alimento.
Cuando el niño se ha calmado,
Y el sueño le vence lento,
Padre y madre se han mirado,
En silencio muy tenso.

REGALAR LA COMIDA QUE NOS SOBRA
Creo que este articulo no va a gustas a algunos. Más aún, ni siquiera lo van a leer, ya que su lectura parece tremendamente dramática. No nos queremos dar cuenta que en ocasiones, bastante más de las deseables y conocidas, la realidad es aún más cruda y cruel que la imaginación del autor del texto. Hay hambre, mucha hambre y en excesivos hogares españoles, sin tener que ir más lejos.
A veces, cuando acabo de comer y echo a bolsa de basura lo que me sobra, me avergĂĽenza y hasta me siento responsable de que esa comida que yo desprecio, podrĂa saciar la necesidad de una persona y hasta de una familia. Que vivimos sin prestar atenciĂłn, ni darnos cuenta de nuestra suerte, porque no nos detenemos a pensar que hay millones de personas que no han tenido un solo dĂa como los que para nosotros son habituales.

Pienso que en los distintos barrios de la ciudad, sobre todo en aquellos que se advierte más la pobreza, deberĂa haber locales o puestos donde las familias pudieran llevar su comida o excedentes, para beneficiar a los que verdaderamente lo necesitan. Locales discretos, para que nadie sienta la vergĂĽenza de exhibir su mendicidad y falta de recursos.
PodrĂan estar regidos por la iglesia del barrio o la concejalĂa municipal del distrito, que en Madrid corresponde a Podemos, ese partido que venĂa dispuesto a acabar con el sufrimiento de los pobres y el abuso de los ricos. Alguna organizaciĂłn responsable y sin ánimos de lucro. SerĂa muy interesant6e tener cerca un lugar donde depositar aquello de lo que podemos prescindir en beneficio del que nada tiene.

No soy partidario de dar dinero al que lo pide en la calle. En algunos casos, si veo que tienen hambre, suelo entrar en algĂşn cafĂ© o bar y pagarle un bocadillo y un vaso de leche y satisfacer su necesidad momentáneamente. Estoy muy escarmentado de falsos pedigĂĽeños y timadores. He sido testigo del caso de una mujer rumana que se colocaba a diario en la puerta del sĂşper y solicitaba algo de comer o limosna a todas las que entraban o salĂan. Era tan popular que casi todas se acercaban y le entregaban comida reciĂ©n adquirida o dinero.
En un momento determinado un hombre no mal vestido, se acercaba a ella, le recogĂa algunas bolsas y se llevaba las monedas. Luego se sentaba tranquilamente en un banco prĂłximo sacaba un paquete de tabaco americano y se fumaba un pitillo como si nada tuviera que ver con el asunto. Los domingos cambiaban el sĂşper por la Iglesia. Con la comida conseguida tendrĂan para poner un negocio.
Dios dijo que fuéramos hermanos, no primos y hay muchos que lo hacen ayudando a estos timadores profesionales, privando a los que verdaderamente lo necesitan . Hay hambre en España, mucha hambre, tanta como bandas de timadores de aquà y de más allá, que explotan nuestra caridad y dejan sin comer a los que van de buena fe.
el hambre nos la hemos buscado nosotros los españoles, acomodados y acjonados, dejando hacer a la mafia polĂtica lo que quieren. Pues os jodeis con este Estado fallido que es España, nido de ratas cobardes y corruptas. Me da vergĂĽenza haber nacido aqui, rodeado de cobardes, aparentadores, catetos, pijos, flojos, siervos, comemierdas, delincuentes, corruptos y chorizos.
ResponderEliminarMe figuro que en ese "nosotros2 que ha forjado esta España corrupta te habrás incluido tu tambien o es que tu estabanas en AmĂ©rica durante estre periodo=. Alo menos yo tengo la valentĂa de denunciarlo publicamente y exponer las raziones, lo que no hacen otros que se amparan en el anonimo para protestar por miedo o no se por quĂ©. Para mi sol9o tienen valor las palabras que se dicen haciendose uno responsab le de ellas. Y a mi no me da vergĂĽenza haber nacid9o en Esopaña, a la que siempre tendrá como mi patria, sin9o de los co¡'rhorizos y sinvergĂ‘uenzas que meduaiante el voto de una serie de melancĂłlicos o e4xaltados los hanhj votado.ñ No consiste enj echar balones fuer desde la gtrada, sino de ir al campo y lanzarlos y meter el gol en la portyeria. Yo al menos he ido votando a personas y no a partidos, que luego no han salido, no es culpa mia, sino de losm que aborregados o resentifos siguen cion este enf45rentamiento absurso que nos está llevando a la ruina a todos.Ya esta bien de echar la culpa a los dem.as como si uno fuetra de otro planeta. La culpa la tienen los que han votado a los que louego no han sabido hacerse meredor de ese caro. Un saludo. val9onm
ResponderEliminarNo te esfuerces numero 1. En España nunca vamos a reconocer nuestros fallos, por lo que nunca vamos a poder corregirlos.
ResponderEliminar"No hay nacion mas fuerte en todo el mundo que España, los españoles llevan toda la historia intentando hundirla y aún no lo han conseguido".
Digo yo una cosa
ResponderEliminarExiste soluciĂłn posible a esto??
ResponderEliminarSi hay soluciĂłn pero hay que levantarse del sofá y dejarse de gilipolleces de posturitas, pokemon, selfis y todo eso. Dejarse de fĂştbol, de cubatas, de botellones, de pasar de todo. Hay que agarrar los libros que dicen las verdades y despertarse a la realidad de que hay una elite que mueve los hilos. Hay que dejarse de consumismo sin sentido. Hay que reconectar con la naturaleza. Hay que romper con este sistema de mierda. Y va a haber que luchar, porque los poderosos y sus mercenarios polĂticos, jueces, policĂas, militares, periodistas, y todos los demás mercenarios sirvientes del sistema están ahĂ viviendo de proteger a la elite.
ResponderEliminarQue libro agarro el que a escrito Adrián Sanchez
ResponderEliminar¿al calvo tampoco se le puede decir nada? pues nada, ¡a mandarle besitos! todo está estupendo todo es genial, no hay ni corrupciĂłn ni nada ¡que felicidad!
ResponderEliminar