EDITORIAL MARZO 2018-Dime cómo mientes y te diré cómo eres

La clase política cada día da razones para que el ciudadano se aleje más de ella. No importa el partido o la ciudad.-

El grado de prepotencia, chulería y altivez es tan grande, que casi nadie se libra. Y el pueblo se da cuenta, aunque luego en las elecciones seguimos votando lo mismo y a los mismos, da igual que sus partidos hayan choriceado miles o millones de euros.

El voto útil –para los políticos- se convierte en un voto inútil para los ciudadanos, ya que todo sigue igual una vez pasados los comicios. El pueblo es tan tonto y masoquista que sigue apoyando a quienes les engañan sistemáticamente, y lo que es peor, los justifican.

Todos prometen sabiendo que no lo van a cumplir y hay algunos que tienen varios Máster en engañar al ciudadano, en cinismo, cara dura y poca vergüenza. De éstos en Chiclana hay unos cuantos que llevan 30 años prometiéndonos cosas que sabían que no llevarían a cabo y repitiendo esas promesas elección tras elección.

Estación de autobuses, presa contra avenidas, comisaría de policía, polígono Miralrío, Ronda Oeste, PGOU, regularización de las viviendas ilegales, viviendas de protección oficial, dar voz al ciudadano en asuntos importantes para la localidad, prestar servicios básicos a viviendas que carecen de ellos, poner en marcha un proyecto en Sancti Petri, municipalizar servicios que ellos mismos privatizaron, transparencia en la gestión municipal, etc., etc., etc.

Nada de esto se ha cumplido, pero siguen votando a los que les engañaron, que, además, volverán a incluir en su programa lo que llevan décadas incumpliendo. Dicen que el pleno es el lugar donde se debaten las cuestiones fundamentales de la ciudad y esas sesiones se comprueba cada mes la cara dura que tienen nuestros gobernantes, pues siguen prometiendo lo que luego no cumplen o se desdicen de lo que dijeron tiempo atrás, cuando estaban en la oposición y los entonces gobernantes presentaban.

LAS DOS CARAS DE ROMÁN

En el pleno de febrero, los socialistas, comandados por José María Román, presentaron una propuesta de colegio privado en una parcela municipal en el Novo Sancti Petri. Todo eran ventajas: Se le daba uso a un lugar que llevaba treinta años sin él, va a crear empleo, el Ayuntamiento recibirá 25.000 euros anuales más lo que generen el resto de impuestos…

Pero seis años antes, cuando gobernaba Ernesto Marín, se presentó un pliego de un colegio también privado, “calcado en un 99% del nuestro” según dijo Andrés Núñez, portavoz popular, y entonces Román dijo que “es una barbaridad, es reírse de la gente, quien quiera un colegio privado que lo compre, con dinero público se financia escuela pública no privada, el Ayuntamiento no puede hacer negocio con ello, el PP regala una parcela valorada en 5,8 millones de euros por 26.000 euros al año”.

Román comparó ese canon de la parcela de 42.700 metros cuadrados, con otras concesiones como las sombrillas de la playa, “por las que se pagan 8.000 euros por cuatro meses; los chiringuitos de la playa de 150 metros cuadrados, que abonan 16.000, o el geriátrico del Novo, con una parcela de 10.000 metros cuadrados y un canon de 70.000 euros”.

Pues bien, seis años más tarde la parcela tiene un precio de casi 20 millones de euros y van a pagar 1000 euros menos al año que cuando se opuso. La empresa adjudicataria –si se hace- pagará menos de un euro el metro cuadrado y un alquiler de 2000 euros al menos, que es lo que paga un autónomo por un local normal, no de ese tamaño. Román acusaba a Marín de regalar una parcela y ahora es él quien lo hace por menos dinero. Mentiroso, cínico y, lo que es peor, reincidente. Y a pesar de todo, le seguirán votando.