Demasiado fanatismo
Félix
de la Fuente Pascual [colaboraciones].-
Hoy
es un dĂa triste, y no sĂłlo para España, sino tambiĂ©n para todas las personas
amantes de la libertad y de la convivencia pacĂfica. Asesinar a una persona es
ya de por sà algo muy grave, asesinar a un inocente lo es mucho más, pero
asesinar en nombre de la religiĂłn o en nombre de Dios ya es el colmo de la
desfachatez.
Las
ramblas de Barcelona, ese lugar cosmopolita por excelencia, se tiñeron de
sangre hace un año. Hoy recordaremos en silencio y con amargura este terrible
suceso.
No
es mi intenciĂłn buscar responsables, aunque reconozco, por una parte, que los
familiares de las vĂctimas tienen todo el derecho a hacerlo y, por otra, que
las autoridades tienen la obligaciĂłn de depurar responsabilidades. Simplemente
quiero preguntarme, ¿cĂłmo es posible que pueda haber tanto odio en el corazĂłn
de una persona?
Y
no me digáis que se trata de un fanatismo religioso de unas personas exaltadas.
Hay mucho fanatismo en nuestra sociedad. Aunque no sea a este nivel, hay mucho
fanatismo en España: unas veces es fanatismo polĂtico con descalificaciones
mutuas (izquierdas contra derechas, progres contra retrĂłgrados, nacionalistas
contra constitucionalistas, vencedores contra vencidos), otras regional (vagos
contra trabajadores, pagadores contra receptores) o nacional (lo español contra
lo extranjero, incluso contra los que es propio de otros paĂses de la UE).
ACABAR
CON LOS FANATISMOS
SĂ©
que en otros paĂses hay tambiĂ©n fanatismo y sĂ© que cierto grado de fanatismo va
a existir siempre, pero ya va siendo hora de que aprendamos a convivir
pacĂficamente con los que piensan de manera diferente a nosotros.
En
la era de la globalizaciĂłn vamos a tener que aprender a suprimir ciertos
términos, como extranjero, religioso, ateo, árabe, moro, subsahariano, etc.,
para clasificar a las personas simplemente como demĂłcratas o antidemĂłcratas. No
podemos aceptar sin más todo lo que sea nacional, ni rechazar, por principio,
todo lo que sea extranjero, asiático o africano.
Hace
poco escribĂ un artĂculo titulado La Barcelona
de la reconciliaciĂłn. Hoy lo ampliarĂa diciendo “La España de la reconciliaciĂłn en una Barcelona por reconciliar”.
Hoy recordamos a las vĂctimas. Si no queremos que se vuelva a repetir lo que
ocurrió hace un año, tenemos que empezar a desterrar todo tipo de fanatismo: Ni
fanatismo de fuera, ni tampoco fanatismo nacional. Barcelona está dividida y no
sĂłlo por el fanatismo religioso o de fuera.
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