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Chiclana le dio el último paseíllo a Emilio Oliva Fornell por las calles de su pueblo


Miles de personas visitaron la capilla ardiente en la iglesia de San Telmo y fue despedido entre los aplausos de sus paisanos.-

Emilio Oliva Fornell, el matador de toros que sorteó a la muerte en varias ocasiones, fue despedido por su pueblo, al que tanto quería, cariño recíproco, entre aplausos de los que llenaron la iglesia de San Telmo para darle su último adiós. Como decían las crónicas periodísticas de antaño, asistieron todas las fuerzas vivas de la ciudad, gente muy variopinta, que quisieron estar presentes en el último homenaje a un torero de raza, que llevó el nombre de Chiclana por el mundo.
 

Ciudadanos de a pie se mezclaron con aficionados y profesionales del mundo taurino, entre ellos José Luis Galloso, Francisco Ruiz Miguel, Luis Parra “Jerezano”, Antonio Pérez, Antonio Lozano, Currillo o Eduardo Ordóñez, presidente de las Escuelas Taurinas de Andalucía.

Por parte chiclanera estuvieron Adolfo Ávila “El Paquiro”, Cristo González, los hijos del finado, Emilio, Abel, David e Isaac; su hermano Diego, así como novilleros de diferentes épocas como los Alcántara, Martiniano, José Ramón Reyes, Isaac Galvín, presidente de la Peña y Escuela Taurina Francisco Montes “Paquiro”; Christian Parejo y un larguísimo etcétera.
 

Durante toda la noche su cuerpo fue velado en el templo citado por cientos de personas. Encima del féretro se colocó un capote y fueron numerosas las coronas de flores que le mandaron. También en la puerta de su casa, en la calle La Vega, depositaron claveles rojos.
 
 
PASEADO A HOMBROS POR LAS CALLES DE SU PUEBLO

La iglesia estaba a reventar, con ciudadanos fuera de ella, ante la imposibilidad de encontrar un sitio. Tampoco faltaron políticos de diferentes partidos, el alcalde, José María Román, entre ellos. No es habitual que se vele en un recinto religioso a un vecino, pero con Emilio hicieron una excepción, ya que tanto él como su familia están muy unidos a San Telmo y los Agustinos. Bonito detalle el tenido con él, permitiendo que muchos chiclaneros se acercaran hasta allí.
 


Las lágrimas eran constantes en los rostros de muchos de los presentes, no solo de sus familiares. El padre Alberto fue el encargado de oficiar la misa. El sermón lo inició recordando a Lorca y su famosa elegía a Sánchez Mejías, haciendo mención a la hora de comienzo de la corrida fatal de éste y la hora en que se celebraba la misa en memoria de Emilio Oliva, las cinco de la tarde.

Fueron unas palabras muy emotivas las pronunciadas por el sacerdote, que llegaron a los corazones de los presentes. Al final de su alocución pidió un aplauso para Oliva, que los presentes le dieron durante varios minutos. El padre Alberto terminó diciendo: “¡Emilio hasta el cielo!”.

Los hijos y nietos del diestro y novilleros locales, fueron los encargarlo de sacar el féretro de la iglesia, pero en vez de introducirlo en el coche funerario, lo pasearon entre aplausos por varias calles del centro, La Plaza, Artesano Pepe Marín y La Vega, finalizando frente a su casa, donde se habían agolpado cientos de personas.
 
Lo colocaron frente a la puerta de la vivienda, que fue abierta y los claveles que había en el suelo fueron arrojados al féretro. El silencio era total y la emoción hizo que muchos de los asistentes no pudieran contener las lágrimas.

GRAN TORERO Y MEJOR PERSONA

Finalmente, el cuerpo de Emilio Oliva Fornell fue depositado en el coche y trasladado al Cementerio Mancomunado de la Bahía para su incineración, siendo el momento más duro para sus familiares. Emilio había tenido una despedida acorde con lo que se merecía, que recordó a la que los chiclaneros le dieron cuando regresó a nuestra localidad tras la grave cogida que tuvo en Las Ventas y que casi le cuesta la vida.
 
 
Una vez más, Chiclana estuvo a la altura y rindió honores a uno de sus habitantes más ilustres y queridos. El progenitor de la saga de los Oliva se alejó entre los aplausos de su pueblo, para el que tuvo sus últimas palabras en el hospital cuando el final de su vida se acercaba inexorablemente.
 

 
Hemos perdido a un gran torero, pero también a una de las mejores personas que Chiclana ha tenido. Ahora podrá reencontrarse con sus amigos Manolo “El Manquito” y Joaquín Ballesteros “El Cuña”, que se fueron al más allá poco antes que él, y con los que compartió muchos momentos importantes de su vida, conjuntamente con el grupo de amigos que le veneraron y homenajearon en múltiples ocasiones.
 

 

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